junio 30, 2013

Colesterol Infantil


El colesterol alto en el niño es únicamente genético


El colesterol es una sustancia de consistencia similar a la cera que se fabrica en el hígado. Es uno de los lípidos, o grasas, que fabrica el cuerpo y se utiliza para formar las membranas celulares y algunas hormonas. El hígado fabrica suficiente colesterol para que el cuerpo funcione correctamente. De hecho, el hígado produce aproximadamente 1.000 miligramos de colesterol cada día. El resto procede de los alimentos que ingerimos.

Principales funciones del colesterol

* Construcción y mantenimiento de las membranas celulares.

* Permeabilidad de la membrana celular.

* Producción de hormonas como andrógenos y estrógenos, el cortisol, la aldosterona y la corticosterona.

* Participación en la producción de la bilis.

* Implicación en el metabolismo de las vitaminas liposolubles como las vitaminas A, D, E, y K.

* Aislamiento de las fibras nerviosas.


Dónde se encuentra y qué hace

Encontramos en el cuerpo altas concentraciones de colesterol en el hígado, en la vesícula, en el sistema nervioso y en la piel.

El hígado lo utiliza para fabricar hormonas esteroides, como las hormonas sexuales, aldosterona y cortisol. De esta forma el hígado participa en la actividad sexual y en la respuesta a situaciones estresantes. Si el hígado se encuentra en mal estado, nuestro desempeño sexual y capacidad para resistir al estrés y tomar decisiones se ve claramente.

El colesterol también es el ingrediente principal de las sales biliares, que ayudan a digerir las grasas. Fue en los cálculos biliares donde el colesterol fue descubierto por primera vez a mediados del siglo XIX.

En la piel, forma el sebo, que le da a la piel una de sus cualidades más importantes, la impermeabilidad: mantiene el agua afuera y los fluidos corporales dentro del cuerpo. Ahí también asiste en la síntesis de la vitamina D, a partir de la exposición al sol.

En el sistema nervioso, protege los conductos eléctricos de las neuronas. Muchas enfermedades neuronales están relacionadas con la pérdida de esta protección, sin la cual no es posible el flujo adecuado de electricidad entre las neuronas. Una metáfora común para explicar su función es comparar el colesterol con el aislante del cableado eléctrico en una casa. Sin él, se produce corto circuito.



Colesterol bueno versus colesterol malo

El colesterol no circula por el cuerpo solo. Se tiene que combinar con proteínas para poderse desplazar por el torrente sanguíneo hasta las partes del cuerpo donde es necesario. La combinación de colesterol y proteínas se denomina lipoproteínas.

Hay dos tipos de colesterol:


Lipoproteínas de baja densidad – LDL (low-density lipoprotein)
Lipoproteínas de alta densidad – HDL (high-density lipoprotein)

Lipoproteínas de baja densidad, o "colesterol malo". Son las principales transportadoras del colesterol. Si hay demasiado colesterol LDL en el torrente sanguíneo, se puede acumular en las paredes de las arterias que desembocan en el corazón y en el cerebro. Esta acumulación forma lo que se conoce como “placa” — una sustancia espesa y dura que puede hacer que las arterias se vuelvan más rígidas, se estrechen y/o se obstruyan.

La enfermedad de Niemann-Pick C ocurre por una falla al interior de las células que impide procesar el colesterol y otros lípidos, lo que ocasiona la acumulación de estas sustancias dentro de las células y el subsecuente deterioro y muerte de éstas.

La arteriosclerosis es la afección consistente en el endurecimiento de las arterias. También puede reducir el riego sanguíneo en otros órganos vitales como los intestinos y los riñones.

Si se forma un coágulo de sangre que obstruye una arteria debido a la acumulación de colesterol, se puede producir un ataque de corazón o una apoplejía, también denominada infarto cerebral.

Lipoproteínas de alta densidad son el “colesterol bueno”. Arrastran el colesterol que hay en las arterias hasta el hígado, donde se procesa y se elimina del cuerpo. También puede ayudar a eliminar el colesterol de las placas ya formadas.

Importancia del colesterol en el desarrollo del cerebro

El colesterol es indispensable para el desarrollo de los niños, ya que interviene en la composición de varias hormonas, es imprescindible para el metabolismo del calcio y otros nutrientes y también es primordial en los primeros meses de vida para el desarrollo nervioso,  sin embargo si está elevado afecta al sistema circulatorio del niño.


El colesterol aparentemente actúa durante el periodo neonatal como nutriente y como factor de activación del metabolismo hepático. La leche humana contiene cantidades importantes de colesterol, en cambio las fórmulas infantiles artificiales no.

Una nueva investigación realizada por un equipo internacional de investigadores muestra que el colesterol es un elemento clave para la formación de las neuronas dopaminérgicas.

En el estudio, que se publicó en la revista Cell Stem Cell (2009), se utilizaron ratones para demostrar que el correcto funcionamiento de células productoras de dopamina del cerebro depende de una sustancia química llamada oxisterol, que es capaz de activar un receptor específico. El oxisterol es una forma oxidada del colesterol.

Los investigadores también han observado que, en cultivos de células madre embrionarias, el tratamiento con oxisterol ayuda a la formación de un mayor número de células productoras de dopamina y reduce el crecimiento incrontrolado de las células madre. Además, la unión del oxisterol a dos receptores nucleares (LXR-alfa y beta), afecta a la división celular, al crecimiento celular en el cerebro medio ventral y al desarrollo de neuronas dopaminérgicas en los embriones de ratón.


Importancia de las grasas y aceites para el crecimiento y desarrollo de los niños

En los niños el aporte de grasa es fundamental para un buen crecimiento, una actividad física vigorosa y un óptimo desarrollo intelectual, y por lo tanto debe mantenerse un buen aporte de grasas y aceite.

Para los lactantes menores de seis meses la leche materna es la mejor fuente de grasas en cantidad y calidad. Durante los primeros seis meses de vida las grasas son la principal fuente de energía – proporcionan aproximadamente el 50 por ciento de la energía consumida – y son además fuente de ácidos grasos esenciales indispensables para un buen crecimiento físico y para el desarrollo del sistema nervioso. La alimentación al seno materno (o, en caso justificado, su sustitución por alimentación artificial), proveen energía principalmente derivada de las grasas. Al introducir alimentos sólidos, el aporte de energía de las grasas disminuye del 40 por ciento hasta el 20 por ciento de acuerdo con el tipo de dieta que reciba el niño).

Para los niños entre seis meses y dos años un aporte en grasa cercano al 30 por ciento de las calorías totales es necesario para mantener una buena densidad energética de la dieta que asegure suficiente energía para la actividad física y para una buena reserva energética.

Durante el primer año de vida, el contenido de grasa del cuerpo del niño aumenta desde un 16 por ciento al momento de nacer hasta un 25 por ciento a los 12 meses. Esta grasa depositada en el tejido adiposo es necesaria como reserva energética y es movilizada frente a períodos de disminución en la ingesta, ya sea por falta de alimentos, por anorexia causada por una enfermedad o en caso de diarrea.

El crecimiento de los niños antes de los dos años de vida, su actividad física, y la formación de ciertos órganos cuya estructura es principalmente lipídica, depende fundamentalmente del aporte de grasas.

Para el niño mayor de dos años se recomienda lo mismo que para la población adulta, es decir hasta un 30 por ciento de la energía limitando la cantidad de grasas saturadas a un 8 por ciento de las calorías totales. Debe considerarse que los niños excepcionalmente activos pueden necesitar un mayor aporte graso para asegurar una ingesta energética adecuada.

Durante los primeros dos años de vida, la grasa debe ser vista también en su función estructural, pues provee los ácidos grasos y el colesterol necesario para formar membranas celulares en todos los órganos. Más aún, órganos importantes como son la retina del ojo y el sistema nervioso central están constituidos predominantemente por grasas. Gran parte de las grasas necesarias para la formación de estos tejidos está constituida por ácidos grasos esenciales, que no pueden ser sintetizados por el organismo y deben ser aportados por la dieta. En cambio, el colesterol y las grasas de depósito que constituyen la reserva energética pueden ser fabricados por nuestro cuerpo a partir de carbohidratos o aun de proteína, si no se dispone de otra fuente de carbono

En el niño mayor de dos años, la grasa continúa siendo de gran importancia en la adecuación del aporte de energía para permitir un buen nivel de actividad física. Si bien el crecimiento después de los 12 meses disminuye notablemente, la actividad física es fundamental para el desarrollo mental y social del niño; por lo que el déficit de energía asociado a una dieta pobre en grasa puede limitar la actividad y por ende el desarrollo del niño. La grasa además es necesaria para completar el desarrollo del sistema nervioso que en esta etapa continúa mielinizándose, lo que requiere de ácidos grasos como el esteárico y el oleico.

Las grasas vegetales son la mejor fuente de grasa para estos grupos por su aporte de ácidos grasos esenciales y su buena digestibilidad. Los aceites de coco y palma, si bien aportan energía, no son una buena fuente de ácidos grasos esenciales. Es recomendable usar aceite de oliva. La manteca y otras grasas sólidas son aceptables sólo en condiciones de pobreza o cuando no hayan otras fuentes disponibles.



Nivel adecuado de colesterol en los niños

Los niveles de colesterol aceptables para los niños son diferentes a los de los adultos.
Los niveles de colesterol en niños y adolescentes (2-19 años) son:

    * colesterol total menor de 170 mg/dl
   * colesterol LDL menor de 110 mg/dl

La concentración elevada de colesterol LDL en la sangre aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardíacas y cerebrales. Pero la concentración elevada de colesterol HDL en la sangre ayuda a proteger el sistema circulatorio.

Hay tres factores que contribuyen a que la concentración de colesterol en sangre sea alta :

   1. la dieta: una dieta rica en grasas, sobre todo saturadas y trans.
   2. la herencia: tener uno o dos progenitores con colesterol alto.
   3. la obesidad: relacionada tanto con la dieta como con la falta de ejercicio físico.

La mayoría de padres probablemente no se plantean que sus hijos puedan tener el colesterol alto ni qué implicaciones podría tener ese hallazgo. Pero tener el colesterol alto es uno de los principales factores que predisponen a desarrollar enfermedades cardíacas y apoplejía, y las investigaciones médicas muestran que muchas enfermedades cardiovasculares tienen su origen en la infancia. Con el incremento espectacular de la obesidad infantil, cada vez hay más niños que corren el riesgo de desarrollar este tipo de enfermedades.

Los problemas asociados al colesterol alto por lo general no dan síntomas inmediatos, de ahí que establecer una relación entre la salud del niño y su colesterol pueda ser complicado. Pero es importante conocer la concentración de colesterol en la sangre de su hijo, sobre todo si tiene antecedentes familiares de hipercolesterolemia (colesterol alto) o enfermedad cardíaca prematura.

El colesterol  elevado afecta al 20% de la población infantil. Si a esto sumamos que a la mayoría de niños no se hace analísis de sangre, el porcentaje sube demasiado. Estos datos son preocupantes y revelan en la mayoría de los casos una mala alimentación.

Somos los padres los que debemos hacer que esta situación cambie, instaurando un estilo de vida y alimentación saludable para el niño.

En otros casos la hipercolesterolemia es familiar y la mayor parte de colesterol lo fabrica el propio hígado del niño, si no se consigue bajar el colesterol con dieta se deberá administrar medicación.

Diversos estudios han comprobado la relación entre los niveles elevados de colesterol en niños y adolescentes con el desarrollo de lesiones arterioescleróticas precoces, colesterol elevado en la vida adulta y otras condiciones, tales como las enfermedades cardiovasculares y cerebro-vasculares.


Cómo mantener un buen nivel de colesterol


* Comer abundantes verduras y hortalizas. La fibra vegetal disminuye la absorción de colesterol en el intestino y los antioxidantes que contienen reducen el riesgo de arteriosclerosis.

* Cocinar y aliñar con aceite de oliva, aumenta el HDL que actúa como protector.

* Legumbres, contienen lecitina, fibra y esteroles vegetales que hacen disminuya la absorción de colesterol.
La manzana mantiene bajos
los niveles de colesterol

* Cereales integrales, pan, arroz, pasta y cereales de desayuno.

* Alimentos crudos, fruta y ensalada, así se asegura una buena dosis de vitaminas y antioxidantes.

* Pescado, especialmente el pescado azul que aporta ácidos grasos omega 3 que tienen el efecto de bajar los niveles de colesterol sanguíneo.

* Moderar el consumo de carnes, sobre todo las carnes rojas (ternera, cordero, cabrito, embutidos…), mejor elegir las blancas (pollo, pavo, conejo…) y quitarles la piel.

* Pueden tomar 3 huevos a la semana, tienen mucha lecitina y fosfolípidos que impiden la absorción del colesterol que aportan.

* Frutos secos, comer de 15 a 20g 5 veces a la semana ayuda a bajar los niveles de colesterol (almendras, nueces, avellanas, pipas de girasol…). Contienen aceite cardiosaludable y antioxidantes.

* 30 minutos de ejercicio al día como mínimo es indispensable.

Colesterol alto

Actualmente se recomienda medir el colesterol a aquellos niños que estén en situación de riesgo de tener el colesterol alto a partir de los dos años de edad y no más tarde de los 10.

Específicamente se recomienda en los niños que :

* tienen un progenitor con un colesterol total superior a 240 mg/dL

* tienen antecedentes familiares de enfermedad cardiovascular antes de los 55 años en los hombres y/o antes de los 65 años en las mujeres

* se desconocen sus antecedentes familiares

* tienen sobrepeso u obesidad

* tienen factores de riesgo adicionales, como la diabetes, la hipertensión arterial o el consumo de tabaco.


Los niños que obtengan resultados aceptables deberían someterse a pruebas de cribado cada tres a cinco años. Los que obtengan valores limítrofes deberían hacerse pruebas de control al cabo de un año.

Los niños cuyo colesterol total iguale o supere los 170 mg/dL deberían volverse a hacer un análisis al cabo de tres a seis meses tras aumentar el nivel de actividad física e introducir cambios en la dieta consistentes en reducir las grasas y el colesterol (posiblemente siguiendo los consejos de un nutricionista profesional).

La medicación se puede considerar en aquellos niños de más 8 años con colesterol LDL igual o superior a 190 en quienes los cambios en la dieta y el nivel de actividad física no hayan dado resultado. En aquellos niños con factores de riesgo adicionales, se puede considerar la posibilidad del tratamiento farmacológico incluso con valores de colesterol más bajos.

¿ Cómo se trata el colesterol alto en niños ?

La mejor manera de tratar el colesterol en los niños es mediante la dieta y el ejercicio.

En el caso de niños menores de 2 años no se debe restringir el consumo de alimentos con grasa ni colesterol, ya que su rápido crecimiento y desarrollo requieren una alta ingesta de alimentos energéticos.

Para los niños de entre 2-5 años y hasta los 18 años se debe ir adoptando gradualmente una dieta que contenga no menos del 20% y no más del 30% de grasa.

Si con la dieta y el ejercicio no mejoran los niveles de colesterol, podría ser necesario que el niño deba tomar medicamentos reductores del colesterol como son las estatinas.

Se recomienda:

* Consumir alimentos bajos en grasas.

* Elegir proteínas magras.

* Consumir alimentos con soya.

* Elegir panes, cereales y pastas integrales (especialmente harina de avena o salvado de avena).

* Evitar los huevos enteros. La yema tiene colesterol, por tanto se recomienda utilizar la clara del huevo o sustitutos del huevo.

* Consumir leche, queso, yogur y helados desnatados.

* No freír los alimentos, ya que se crean grasas no saludables, que elevan los niveles de colesterol. Se recomienda hornear, asar o saltear los alimentos.

* Si se utiliza aceite, evitar los aceites vegetales (que contienen grasas no saludables), y sustituirlos por los aceites de oliva (que contienen grasas saludables).

* Limitar las bebidas y alimentos con azúcares añadidos.

* Evitar las galletas y pasteles industriales, ya que contienen grasas trans (también conocidos como aceites hidrogenados), que son grasas insalubres que elevan el colesterol.

* Hacer ejercicio con regularidad. El ejercicio regular aeróbico, como andar, ir en bicicleta, correr, caminar y nadar, puede ayudar a aumentar los niveles de HDL (el colesterol "bueno") y reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular. Los niños de dos años en adelante y los adolescentes deberían estar físicamente activos por lo menos 60 minutos cada día. se ha demostrado que la dieta estricta para reducir el colesterol resulta ineficaz en personas con niveles de colesterol de alto riesgo cuando no se acompaña de ejercicio físico.


Dieta para niños con colesterol alto

Desayuno. La primer comida del día es un buen momento para darle a su niño alimentos que contengan una cantidad de fibra alta, tales como cereales y panes integrales. Jugos y batidos a base de leche vegetal (soya, almendras), quesos y yogur desnatados también son buenos alimentos para el desayuno, pero la fruta tiene más fibra que el jugo de fruta. Use leche desnatada o leche con bajo contenido en grasa en vez de leche entera o leche al 2%.

Almuerzo. Use pan integral de molde o panecillos integrales para hacer un sandwich saludable. Los granos enteros aumentan la cantidad total de fibra en la dieta de su niño. Dele a su niño galletas integrales con sopas y siempre sírvale fruta fresca y con la cáscara con las comidas.

Refrigerio. Frutas, vegetales, panes y cereales también constituyen bocadillos saludables para niños.

En definitiva, para controlar el colesterol infantil hay que seguir una dieta alta en vegetales y en fibra (legumbres, cereales integrales, fruta seca y verduras), pescado, reducir el consumo de azúcares de absorción rápida, evitando los alimentos ricos en colesterol y fomentar una vida activa, lo que ayudará a que los niños crezcan sanos y por otro lado, evitaremos enfermedades coronarias en un futuro.


Convierta el estilo de vida saludable en un asunto que incumbe a toda la familia. Los niños no suelen ser los únicos que están en situación de riesgo, de modo que es importante que toda la familia haga un esfuerzo para vivir de forma saludable. Los pasos que dé para mejorar el estilo de vida de su familia pueden tener un efecto positivo en la salud familiar no sólo en el presente sino también de cara al futuro.



junio 27, 2013

Los Niños y el Uso de Videojuegos y Pantallas Interactivas



Actualización : Enero 2, 2017

Televisor, ordenador, consola, móvil, tableta. En la última década,
 las pantallas se han multiplicado en nuestra vida. Es necesario reflexionar sobre la relación que se establece entre los niños y las pantallas.

Una de las mayores preocupaciones en cuanto a la relación entre niños y adolescentes con la tecnología tiene que ver con las consecuencias de una conexión excesiva. Para los pediatras, ese exceso está detrás de un descenso en la actividad física, en el aprendizaje “en vivo” y en la interacción social cara a cara, aspectos todos ellos críticos en el proceso de aprendizaje. Además, consideran que demasiado tiempo de pantalla perjudica el descanso y la calidad del sueño.

La mayor parte de estudios alertan sobre los efectos negativos que puede tener para la salud a diferentes niveles una sobreexposición a pantallas. En el mejor de los casos, y siempre que se respete el tiempo máximo de exposición, la visión de programas educativos adecuados a la edad del niño o el uso de aplicaciones educativas parece no tener efecto negativo o incluso mostrar cierto efecto beneficioso, pero éste no es superior al que se puede experimentar mediante otros materiales educativos o mediante la experimentación directa con el entorno.


Informe de la Academia de Ciencias de Francia

Los niños y las pantallas” (L'enfant et les écrans) es un informe de la Academia de Ciencias de Francia que por primera vez trata de analizar el efecto de las pantallas en los cerebros de los niños. Este informe es fruto de dos años de trabajo en el que se han integrado los resultados de un gran número de investigaciones en los campos de la neurobiología, la farmacología, la medicina o la psicología, combinando cultura digital y cultura clásica. Para la Academia, lo principal es ser conscientes de la revolución de esta cultura digital y de los cambios radicales que supone para el funcionamiento del cerebro.

Lo más importante es enseñar a un niño/a que una tableta sólo es un medio de intercambio que permite descubrir lo que se puede hacer con Internet, nombrar lo que ve, aprender a interactuar y a comprender. Pero, el niño no hace todo eso espontáneamente. Y ninguna computadora táctil puede ayudarle a hacerlo por sí solo.

El informe, presentado en enero 2013, se aleja de los efectos nocivos de pantallas  sobre el sueño, la falta de atención  y remarca los efectos positivos de la exposición a las mismas, especialmente referido a los niños más pequeños. Así, se huye de la palabra ‘adicción’  y sugiere el término ‘dependencia’, para remarcar que hoy en día debería verse las pantallas y los libros como algo complementario.

Los autores sostienen que los videojuegos mejoran la capacidad de atención visual y fomentan la identificación del objetivo, la flexibilidad, la atención y la toma de decisiones rápida, entre otras capacidades.

La inteligencia digital puede ser más fluida, más rápida y multitarea que la cultura literaria clásica, que es más lenta, pero más profunda. Pero esas dos culturas no son incompatibles, y si nuestros hijos aprenden a manejarlas con destreza y combinarlas, podrán llegar a hacer maravillas que eran impensables para las generaciones pasadas.

Para que esta adaptación a las pantallas, especialmente rápida en la escala de la evolución humana, se lleve a cabo de la mejor manera posible, haría falta una pedagogía adecuada para cada edad, pensada en función de la maduración del cerebro y el desarrollo cognitivo.

No se pretende destruir el entorno digital de los niños. Lo que se tiene que hacer es educar a los niños en su relación con las pantallas desde la más tierna edad a condición de evitar una exposición pasiva, como la de dejarlos solos frente al televisor, sin explicarles y dialogar con ellos sobre las imágenes que reciben.

Para que el cerebro se desarrolle correctamente, el principio debe seguir siendo el de que hay que estimularlo de formas muy variadas, digitales y no digitales, indica el informe.

Más adelante, hay que ayudar a los niños a distinguir claramente lo virtual de lo real, a adquirir la distancia necesaria para que sean capaces de auto-controlarse.


Incluso en el caso de los bebés menores de dos años, los expertos de la Academia se niegan a recomendar una prohibición de las pantallas.

El documento incluye 26 recomendaciones, al tiempo que examina los riesgos potenciales de las nuevas tecnologías para el cerebro y la psiquis, sin, por otro lado, pasar por alto todos los beneficios que los niños pueden obtener si hacen un buen uso de ellas.

El  informe propone sugerencias de acuerdo a la edad de cada niño o niña en el uso de pantallas,  para ayudar en el desarrollo cognitivo de los mismos y a entender la clasificación de formas, colores y  sonidos :

* Para los bebés, una tableta digital puede, con la ayuda de un adulto, ayudar en el desarrollo cognitivo del niño para ayudar a entender la clasificación de formas, colores, sonidos.

* Entre los 2 y los 6 años se desarrolla la inteligencia en relación con lo representativo y simbólico y las pantallas pueden ayudar a entender la diferencia entre lo real y lo virtual. También existen videojuegos que ayudan a identificar grafemas (letras) y fonemas (sonidos), como Graphogame.

* Para alumnos de la escuela primaria (6-12 años), existe un método pedagógico asociado a este informe y editado por la Fundación ‘La main à la pâte’, adscrita a la Academia de las Ciencias de Francia, llamado ‘Las pantallas, el cerebro y el niño’,  en el que se propone una serie de actividades a profesores para que los niños de primaria hagan un uso adecuado de las pantallas.

Cuidado con el efecto zapping. En cuanto a los videojuegos, aunque a veces pueden dar lugar a excesos patológicos, también contribuyen a mejorar las capacidades de atención visual, la flexibilidad y la toma rápida de decisiones.

La otra cara de la moneda de este tipo de juegos y de Internet, es que los niños corren el riesgo de desarrollar un pensamiento demasiado rápido y superficial, el «efecto zapping», y perder el interés por todo lo que no es digital. Para Serge Tisseron, el primer error que debe evitarse es considerar que nuestros hijos llevan las tecnologías digitales en la sangre y dejarlos que se las arreglen por sí solos. Así llegamos a la desastrosa situación actual en la que demasiados niños descubren las tecnologías digitales por sí solos. Pero tampoco hay que considerar a los niños como seres indefensos que hay que proteger, más bien hay que pensar en ellos como socios, con capacidades y deseos.

Por último, Tisseron desea darle mayor importancia a los numerosos aspectos creativos y positivos para las relaciones sociales que aportan las nuevas tecnologías, y no solamente los otros aspectos derivados.


Polémica


No obstante, hay quienes dudan de la validez de este estudio.

En Francia, este informe ha causado gran polémica, debido a que alrededor de sesenta investigadores, encabezados por Michel Desmurget, director de investigación en neurociencia en el Inserm, han firmado un comunicado crítico bajo el título: “Dejar a los niños ante las pantallas es perjudicial”.

Estos investigadores se sorprenden de la apología educativa que refleja el estudio en relación con los videojuegos y el software educativo. Algunos estudios muestran que ciertos videojuegos pueden mejorar algunas capacidades de atención periférica y selección visual. Sin embargo, esos videojuegos son a menudo juegos violentos.

Remarcan que el informe no toma en cuenta conclusiones previas como las del Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA), que vincula causalmente el consumo de ciertos contenidos en pantallas de niños y adolescentes con trastornos de la atención y dificultades de aprendizaje, o ciertas evaluaciones independientes del Departamento de Educación de EEUU que muestran que carísimos programas educativos son completamente ineficaces.

También critican que no se mencione la falta de actividad física aparejada al uso de las pantallas y sus efectos sobre la esperanza de vida, tampoco sobre el alcohol y el tabaco (la televisión es el factor principal de incitación a fumar entre los adolescentes), nada sobre trastornos alimentarios, nada sobre la violencia en las escuelas, etc.

Sobre este último punto, Michel Desmurget y los demás firmantes de la carta afirman que el informe ‘Los niños y las pantallas’ minimiza la influencia de las imágenes y los videojuegos violentos sobre la conducta agresiva.

No obstante, los críticos sostienen que miles de estudios y análisis (algunos con la participación de hasta 130.000 personas) confirman este efecto, cuya magnitud es comparable a la asociada con el cáncer de pulmón y el tabaquismo.


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Al nacer, sólo el 10% de las neuronas del bebé están conectadas. Su desarrollo, que empieza en el útero materno, progresa durante, al menos, veinte años. Cuanto más variados sean sus campos de exploración, más se desarrollará el cerebro. Es cierto que los soportes interactivos hacen menos pasivos a los usuarios más jóvenes y que, con las pantallas táctiles, los niños desarrollan una desenvoltura fascinante.

Durante sus primeros años, un niño debe descubrir a través de su cuerpo el mundo que le rodea. Moverse, saborear, tocar, medir su fuerza física, sentir el frío, el calor, el aire, el cansancio mental... experiencias reales que el mundo virtual no ofrece.

Toma por lo menos 18 meses al cerebro del bebé poder desarrollarse al punto de entender que los símbolos de la pantalla representan o tienen un equivalente en el mundo real.

Lo que los bebés y los niños pequeños necesitan más para aprender es la interacción con las personas que los rodean. La buena evidencia sugiere que la pantalla que ven antes de los 18 meses tiene efectos negativos durables en el desarrollo del idioma, destrezas de la lectura y memoria a corto plazo del niño. También contribuye a problemas con el sueño y la atención. Específicamente, los niños están programados para aprender interactuando con otras personas.

Durante los años preescolares, algunos niños aprenden algunas destrezas de la TV educativa. Los programas bien diseñados pueden enseñar a los niños literatura, matemática, ciencias, resolución de problemas y comportamiento pro-social.

La memoria a corto plazo no está muy desarrollada en los niños pequeños. Se comprueba en Primaria, cuando aprenden a leer: lo más difícil no es necesariamente descifrar las letras, sino recordar lo que acaban de leer. De modo que, ante una película o unos dibujos, el niño necesita a su lado un adulto que le ayude a enlazar las imágenes. Por eso las aplicaciones, los DVD y los juegos deben estar adaptados a la edad de los pequeños. Un niño menor de 6 años puede divertirse ante la pantalla, pero siempre que un adulto esté con él.

A partir de los 6 o 7 años, los padres, si lo desean, pueden dejar un poco más de tiempo a sus hijos frente a las pantallas: los niños ya tienen mayor capacidad para seguir tramas fantásticas, para entender las reglas o para manipular los mandos.

Es innegable que los niños sienten fascinación por las pantallas. El verdadero riesgo es que los padres acaben transformándolas en el equivalente digital de un chupete: se lo ofrecen tanto si les hace falta distraerse o tranquilizarse como si no, por defecto, como medida preventiva. El peligro en este caso es privarle de otros estímulos y experiencias: hacer la compra con un niño de tres años puede ser estresante, sin embargo para él es una experiencia, está aprendiendo cómo funciona el mundo, cómo se hacen las cosas, se comunica con sus padres mientras tanto, está haciendo conexiones entre hechos y objetos. Darle un móvil con una aplicación para que no moleste es ofrecerle una alternativa mucho más pobre.

El exceso de exposición a pantallas ocupa un tiempo que, de otro modo, podría haber sido empleado en la solución de problemas, lectura, deporte, desarrollo de aficiones o tiempo de interacción con familia y amigos, actividades al aire libre o en contacto con la naturaleza, etc.


Efectos negativos que generan las pantallas en los niños


Disminución de la memoria, problemas en el sueño y en la adquisición del lenguaje. Estos son algunos de los efectos que generan el uso y abuso de niños menores de dos años a las pantallas de TV, computadoras y celulares.

Algunos de ellas son una influencia negativa en la adquisición del lenguaje, disminución de la memoria, capacidad imaginativa del pequeño, alteración en el hábito alimentario, problemas de sueño, entre otros. No sólo generan una influencia negativa en la adquisición del lenguaje, sino también una disminución de la memoria a corto plazo. Además disminuyen la capacidad imaginativa del niño y empobrecen su capacidad de atención.


Nuevas recomendaciones de la Academia Americana de Pediatría (octubre 2016)

Hasta los 2 años. Aunque la AAP ha eliminado su recomendación previa de “ningún tiempo de pantalla antes de los 2 años”, aun así sugieren esperar lo más posible a iniciar a los niños en su relación con lo digital, ya que consideran que en estas etapas el aprendizaje es fundamentalmente a través de la interacción con otras personas. Así que se limita el tiempo de pantalla de estas edades a hablar con otras personas (video chat tipo Skype por ejemplo).


Entre 2 y 5 años. Hasta ahora, la Academia marcaba un límite estándar de tiempo de pantalla en niños de más de 2 años  no más de dos horas delante de la TV al día. Hoy, en un mundo invadido por los medios digitales, el tiempo de pantalla ya no es sólo televisión y limitarlo no es tan sencillo. Para algunos niños, dos horas quizá es mucho. Para otros no. En esta franja de edad, la AAP recomienda a los padres que sigan dando prioridad al juego no conectado en el caso de niños pequeños. Algunos medios y juegos pueden tener un valor educativo a partir de los 18 meses, pero es fundamental que sean de calidad y que se ofrezcan al niño en el contexto adecuado. Además, se recomienda que los padres vean estos contenidos con los niños, para que estos entiendan lo que están viendo. Los pediatras recomiendan a los padres que hablen con los niños sobre lo que les gusta y lo que no cuando utilizan la tecnología, que sean mentores en el uso de esta vía de conexión y aprendizaje y que sigan esforzándose en que los niños tengan tiempo libre suficiente para jugar, estudiar y descansar lo necesario.

Entre 6 y 18 años. En el caso de niños ya en edad escolar y de adolescentes, los pediatras recomiendan buscar el equilibrio entre vida digital o conectada y actividades al margen de la tecnología. Los padres desempeñan un papel fundamental a la hora de ayudar a sus hijos a aprender a relacionarse con la tecnología, por lo que es muy importante marcar límites y normas para que la experiencia de los niños sea positiva.

* Se recomienda revisar los contenidos que ven los niños, apagar la televisión o las pantallas cuando nadie las esté mirando y no utilizar dispositivos como forma habitual de calmar a los niños.

* A partir de los 6 años, la recomendación se centra en marcar límites consistentes del tiempo que pueden emplear relacionándose con la tecnología, así como del tipo de dispositivos o contenidos que puedan ver, asegurándose de que no interfiera con su descanso, sus tareas o sus relaciones sociales y juegos.

* En general, se recomienda marcar zonas de la casa en las que no se pueda recurrir a los dispositivos tecnológicos y hablar con los niños sobre seguridad, empatía, ciudadanía digital.


Las pantallas son oficialmente perjudiciales para el cerebro infantil

En un informe de la Agencia Nacional de Seguridad Alimentaria Salud, Ambiente y Trabajo (Anses) publicado en julio 2016, las ondas electromagnéticas pueden tener un efecto en las funciones cognitivas de los niños y en especial en la memoria, la atención y la coordinación. Por lo tanto, la ANSES fomenta el uso moderado de las pantallas conectadas en menores de 13 años.


Efectos nocivos sobre la función cognitiva

El cráneo de un niño es más delgado que el de un adulto y está creciendo de manera constante. Su cerebro está más expuesto a los efectos nocivos de las ondas electromagnéticas. Algunas áreas de los hemisferios se ven afectadas tales como la memorización, la coordinación y la atención.

Los efectos sobre el desarrollo aún son desconocidos

Debido a la falta de datos y estudios sobre el uso de los teléfonos inteligentes en los niños, la ANSES no puede hacer conclusiones acerca de los efectos sobre el comportamiento, funciones auditivas, desarrollo, sistemas de reproducción o inmunológico, o desarrollo de cáncer.

La agencia de salud recomienda una exposición moderada a tabletas y teléfonos inteligentes para los niños de menos de 13 años. Aconseja también el uso de un kit de manos libres durante las llamadas telefónicas, para evitar que las comunicaciones en la noche perturben el ritmo del sueño, y el uso moderado de los productos conectados y aquellos que emiten frecuencias de radio destinados a niños (juguetes de radio control remoto, monitores de bebés, walkie-talkies, robots interactivos).


El uso apropiado de la tecnología permite acceso a mayor conocimiento y entretenimiento. Sin embargo, es importante destacar que el impacto positivo lo causa el uso apropiado y prudente de la tecnología. Los niños que crecen frente a las pantallas no solo están en mayor riesgo de caer en estilos de vida sedentarios, sino también corren el riesgo de padecer retrasos en el desarrollo y en el futuro, tener dificultades con las habilidades interpersonales. Por lo tanto, los padres deben tomar un papel activo en la planificación del tiempo de pantalla de sus hijos y mientras lo hacen, analizar su propio tiempo de pantalla.