julio 28, 2013

La Dieta de los Padres Influye en la Salud de los Futuros Hijos




Comer pescado durante el embarazo mejora
la capacidad intelectual de los niños y su conducta social


Los niños nacidos de mujeres que consumieron más pescado durante el embarazo obtienen mejores resultados en las pruebas de inteligencia verbal, habilidades de motricidad fina y una mejor conducta social.

Así se evidencia en los resultados de un estudio del proyecto Nutrimenthe, coordinado por la Universidad de Granada, publicado  en la revista American Journal of Clinical Nutrition (enero 2012) y dirigido por la profesora Cristina Campoy Folgoso. El proyecto Nutrimenthe, que finalizará en 2013, ha sido financiado por la Unión Europea y está evaluando alrededor de 25.000 niños de distintos países europeos para comprobar si la ingesta de ácidos grasos tiene efectos beneficiosos en su formación cerebral.

Los investigadores utilizaron muestras de sangre de más de 2.000 mujeres a las 20 semanas del embarazo, y del cordón umbilical de sus hijos en el momento de nacer. El equipo ha analizado el efecto de la ingesta materna de pescado durante la gestación, como fuente de ácidos grasos omega-3 y omega-6, y su efecto tras la transferencia placentaria sobre el desarrollo fetal y cómo los diferentes genotipos van a influir sobre los niveles de estos importantes ácidos grasos de cadena larga en el feto.

El aceite de pescado es la principal fuente de ácidos grasos omega-3 de cadena larga, como por ejemplo el ácido docosahexaenoico (DHA), un componente estructural clave de las membranas celulares del cerebro.


El ácido fólico influye en la inteligencia del futuro bebé

Las embarazadas con un nivel adecuado de ácido fólico favorecen que sus hijos tengan una estructura cerebral más adecuada para que sean más inteligentes.

La nutrición materna tiene un efecto en el neurodesarrollo de los hijos y en su capacidad de procesamiento y sus capacidades visuales.

Las investigaciones han revelado que las gestantes que mantienen el nivel adecuado de ácido fólico dan a luz hijos que tienen una estructura cerebral más adecuada para ser más inteligentes.

Así, la ingesta de alimentos como el brócoli o de suplementos de ácido fólico permiten mantener los niveles adecuados durante el embarazo, aunque no se han logrado los mismo objetivos con las embarazadas con sobrepeso, por lo que sería necesario un mayor control de su alimentación, con especial atención a mujeres obesas o que padezcan diabetes durante la gestación, ya que llegan al final del embarazo con deficiencias en los niveles de ácido fólico que afectarán a sus hijos.

El ácido fólico, una vitamina del grupo B, además, ayuda en el crecimiento de las células y en la producción de ADN. Es importante comenzar a tomarlo antes de quedarse embarazada porque así previene algunas enfermedades del futuro bebé y el parto prematuro.

Algunas verduras de hojas verdes como la lechuga, el puerro, el berro o las endivias tienen ácido fólico.


¿ Qué comer durante el embarazo ?

En el desarrollo de la vida fetal todos los alimentos que las futuras madres ingieran afectarán el crecimiento y evolución de todos los sistemas del organismo e influenciarán en el desempeño de los mismos en la vida adulta.



Es necesario comer alimentos balanceados, asegurando la presencia de una buena cantidad de frutas y verduras, y una porción adecuada de carbohidratos, grasas y proteínas.

Programar una dieta libre de azúcares y grasas entre comidas, que suelen ser los principales responsables del sobrepeso en el embarazo.

Lo más recomendable es consultar con su propio médico ya que cada mujer tiene un metabolismo particular.




Investigación sobre factores no genéticos

Epigenética. Se refiere al estudio de todos los factores no genéticos que intervienen en el desarrollo de un organismo, y de las interacciones entre los genes y el medio ambiente.

No sólo lo que comen las madres afecta a los hijos. La información nutricional pasa a la siguiente generación a través del esperma y sin ninguna clase de influencia social.

Así lo sugiere un estudio realizado en ratones concluyendo que una dieta paterna baja en proteínas podría afectar a la salud hepática de los hijos. Este trabajo, publicado en la revista Cell en diciembre 2010, se ha desarrollado por investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Massachusetts en Estados Unidos.

Este estudio muestra que los ratones de padres alimentados con una dieta baja en proteínas mostraron cambios importantes en la salud de su hígado. Esos cambios se producían a pesar del hecho de que los padres nunca vieron a su descendencia ni pasaron tiempo con sus madres, lo que sugiere que la información nutricional pasa a la siguiente generación a través del esperma y sin ninguna clase de influencia social.

Los descubrimientos se añaden a la evidencia de que la reprogramación epigenética de genes podría ser un importante mecanismo para pasar la información sobre el entorno, y en este caso el entorno nutricional, de una generación a la siguiente. La epigenética se refiere a las modificaciones químicas en el ADN heredables que pueden alterar la forma en la que los genes se expresan sin cambiar la secuencia subyacente de sus componentes.

Los investigadores descubrieron en su estudio que cientos de genes cambiaban en la descendencia de los ratones que se habían alimentado con la dieta baja en proteínas. El perfil epigenético de los hígados de los ratones jóvenes mostró numerosas diferencias en función de la dieta paterna.

Los autores no saben cómo la información se codifica y pasa del padre a la descendencia, ya que el esperma no muestra el mismo patrón epigenético visto en los hígados de la descendencia. Los nuevos descubrimientos en combinación con otras evidencias tienen importantes implicaciones para futuros estudios y estos ratones suponen un modelo de trabajo sobre los mecanismos responsables de la reprogramación del metabolismo transgeneracional.

Otro estudio con ratas descubrió que los padres alimentados con una dieta alta en grasas podrían aumentar el riesgo de sus hijos a padecer diabetes tipo 2 en sus hijas.

Científicos de la Universidad de Nueva Gales del Sur, en Sidney (Australia) en un estudio, publicado en la revista Nature (octubre 2010), suministraron a las ratas macho alimentos de alto contenido graso, lo que les acarreó problemas de obesidad e intolerancia a la glucosa, que transmitieron a sus crías hembras tras aparearse con ratas normales. Los científicos detectaron en las crías anormalidades en las células beta del páncreas, encargadas de sintetizar y segregar la insulina, hormona que controla los niveles de glucosa en la sangre.

Según Margaret Morris, quien encabezó la investigación, el riesgo de desarrollar diabetes puede ser similar en el caso de hijos varones, aunque los estudios se han limitado hasta ahora a las hembras.

Después de un elaborado trabajo experimental, los autores concluyen que la dieta de los padres modifica el patrón epigenético de sus espermatozoides, y que estos cambios son transmitidos a su descendencia, lo que finalmente provoca el desarrollo de enfermedades en sus hijos.

Lo que demuestra, dicen los científicos, que la información nutricional puede pasarse por el esperma y no sólo por algún tipo de influencia social.

Este es el primer estudio en una especie que muestra que la exposición paterna a una dieta alta en grasas inicia la progresión de la diabetes en la descendencia, aunque si la descendencia masculina se ve igualmente afectada aún no se ha probado.

 

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