agosto 25, 2013

Glutamato Monosódico : Aditivo Alimenticio Peligroso





El glutamato monosódico es una excitotoxina y es neurotóxica :
excita y mata las neuronas


Glutamina

Es un aminoácido no esencial abundante en el organismo (músculos, cerebro), en alimentos proteicos (lácteos, carne, pescado, hongos) y en vegetales (perejil, espinaca, tomate). La glutamina puede atravesar la barrera hematoencefálica y una vez en el cerebro, es convertida en ácido glutámico, esencial para la función cerebral y la actividad mental (por eso se lo conoce como “combustible del cerebro”). También participa en el mantenimiento del tejido muscular, en el adecuado balance ácido-alcalino corporal, en la síntesis de la replicación genética y en la salud del tracto intestinal, al mantener la adecuada permeabilidad de la mucosa.

Glutamato monosódico (GMS)

Es una sal sódica obtenida a partir del aminoácido glutamina. Se utiliza como aditivo saborizante o potenciador de aroma y ya tiene casi medio siglo de uso alimentario. También se le conoce como proteína hidrolizada, extracto de levadura autolizada o con el número E-621.

Generalmente se agrega a alimentos salados preparados y procesados, como productos congelados, mezclas de especias, sopas de sobre y de lata, aliños para ensaladas y productos a base de carne o pescado. En algunos países se utiliza como condimento de mesa.

La industria alimentaria obtiene ese polvo blanco a través de un proceso de fermentación de los hidratos de carbono del almidón en la remolacha azucarera, caña de azúcar o melaza. Luego pasa por un proceso de refinado hasta obtener el glutamato monosódico puro. Su sal purificada, es similar en su estructura química a uno de los neurotransmisores (glutamato) más importantes del cerebro.

En la cocina, cada vez se usa más el glutamato como potenciador de sabor y forma parte de los famosos E que vemos muchas veces en los productos. El E620 es el ácido glutámico; el E621 es el glutamato monosódico; el E622, el glutamato monopotásico; el E623, el calcio diglutamato; el E624, el glutamato monoamónico y el E625, el magnesio diglutamato.

El glutamato monosódico (E621) es un potenciador de sabor ya que a pesar que no tiene sabor por si mismo, amplifica el resto de sabores, por eso se le denomina Umami o el quinto sabor.

En el comercio se le conoce como Ajinomoto. Simplemente es el nombre de la compañía japonesa que distribuye el producto. Significa “esencia del sabor”.


Algunas marcas responsables

El GMS ha infiltrado casi toda marca y casi toda línea de productos de alimentos procesados, alimentos infantiles, condimentos, y sopas incluyendo algunas encontradas en almacenes de comida sana. Se añade a diversas mezclas de especias, snacks salados (gusanitos, patatas fritas, nachos), alimentos procesados, muchos congelados (la mayoría de las croquetas), sopas de sobre, cubitos de caldo, aliños para ensaladas, salsas tipo ketchup, cinta de lomo adobado, salchichas, carne procesada, como la llamada chuleta de sajonia, jamón de York y otros embutidos.

Está en todo. En las galletas sazonadas, papitas, sopas comerciales (incluyendo Campbell's), Doritos, Sabritas, Barcel, sopas de tallarines (Maruchán), Maggi (puré, sopas), las comidas instantáneas de Kraft Dinner, salsa ketchup de Heinz, las comidas prepararadas precongeladas, aderezos de ensaladas de Kraft, especialmente los de ‘buena salud y bajos en grasa’. Las papitas sazonadas y galletas “orgánicas” pueden portar el nombre de ‘extracto de levadura’ en la etiqueta.

Restaurantes como McDonalds, Burger King, Kentucky Fried Chicken, y otros locales de comida chatarra usan también el glutamato en exceso.

Cuando los consumidores comenzaron a demandar alimentos sin GMS, los fabricantes escondieron el glutamato bajo nuevos nombres de ingredientes: proteína vegetal hidrolizada, suavizante natural de carnes, resaltador de sabor, extracto de levadura, saborizante natural, etc.

Desde su descubrimiento en los años 50, cada vez más alimentos han introducido en su lista de ingredientes este aditivo en todo el mundo industrializado. En Europa es obligatoria su declaración en el etiquetado como E-621 (Glutamato de sodio), E-622 Glutamato de potasio, E-623 Glutamato de calcio, E-624 Glutamato amónico, E-625 Glutamato de magnesio o como proteína hidrolizada o extracto de levadura. En la Unión Europea, está clasificado como un aditivo alimentario (E621) y existen normas sobre cómo y cuándo puede añadirse a los alimentos.

Glutamato monosódico y sabor Umami

Aparte del dulce, salado, ácido y amargo existe un quinto sabor llamado umami, palabra japonesa que significa sabroso o gustoso. Este sabor se debe sobre todo a una molécula, el ácido glutámico. Este sabor sería como un agradable sabor cárnico o a caldo que deja una sensación prolongada y que cubre toda la lengua y además induce la salivación. Su efecto fundamental es la capacidad de equilibrar y redondear todo el sabor de un plato, ya que potencia y realza el sabor agradable de una gran cantidad de alimentos.

Cada sabor de base (gusto fundamental) tiene un papel fisiológico :

* el gusto azucarado informa al organismo de una aporte de energía,
* el gusto salado es importante para el equilibrio de minerales en el cuerpo,
* el amargo puede señalar la presencia de un alimento caducado,
* el ácido ayuda al cuerpo a detectar las toxinas,

* el umami está relacionado con el metabolismo de las proteínas.

Glutamato monosódico y el Síndrome del restaurante chino

La polémica no ha cesado desde que en 1968, el Dr. Robert Ho Man Kwok, describió una serie de síntomas que algunas personas, presuntamente, sentirían después de comer comida china. Algunos de estos síntomas serían: dolor de cabeza, crisis asmáticas, reacciones alérgicas (entre leves y moderadas), taquicardia, náuseas, vómitos, opresión en la nuca, en la cara y en el pecho y en general una sensación de malestar. Suelen ser síntomas leves y momentáneos.

No se sabe a ciencia cierta si es éste el que lo produce, pero también se ha visto en personas que no toman alimentos con GMS como aditivo pero sí alimentos que lo llevan de forma natural, como pizza con tomate, champiñones, anchoas, espinacas y queso parmesano, por ejemplo.

Según la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), este aditivo puede plantear problemas en personas sensibles cuando consumen elevadas cantidades de alimentos que lo contengan.

Entre los síntomas se incluyen:

* Dolor torácico
* Enrojecimiento
* Dolor de cabeza
* Entumecimiento o ardor en la boca o a su alrededor
* Sensación de presión o hinchazón facial
* Sudoración

El tratamiento depende de los síntomas, aunque la mayoría de ellos, como el dolor de cabeza o el enrojecimiento, no necesitan ningún tipo de tratamiento. Los síntomas potencialmente mortales pueden requerir atención médica inmediata.


Relación entre glutamato monosódico, exceso de apetito y obesidad

Los estudios realizados en la Universidad Complutense de Madrid por Jesús Femández Tresguerres, director del departamento de Fisiología de la facultad de medicina, cuyos resultados se publicaron en Annals of Human Biology, mostraron que el glutamato monosódico tiene un efecto sobre el apetito. Según pruebas en animales,  este aditivo aumenta la sensación de hambre en un 40 %  y ello conlleva que cuando se come alimentos que lo contienen (aperitivos, salchichas, patatas fritas, snacks, etc.) se tenga la sensación de no poder parar. Este aspecto puede favorecer la obesidad ya que además son alimentos ricos en grasas y calorías.

Según los investigadores  el glutamato monosódico afecta a partes en el cerebro que regulan la sensación de apetito y saciedadLos estudios realizados en ratas muestran que el glutamato estimula la voracidad y el hambre. Además a partir de cierta cantidad, puede tener efectos tóxicos en el organismo al destruir las partes del cerebro relacionadas con el control del apetito.

También podría afectar la producción de la hormona del crecimiento que es responsable de que tengamos más músculo y no un exceso de grasa.

Las personas que dejasen de usar glutamato monosódico en su dieta podrían ver reducido su voraz apetito con lo cual les resultaría más fácil seguir una dieta y perder peso.

Daño irreversible en la vista a largo plazo

Investigadores japoneses de la Universidad de Hirosaki, dirigidos por Hiroshi Ohguro, han puesto de manifiesto en ratas de laboratorio que un consumo elevado de glutamato monosódico provoca lesiones en la retina y un incremento notable de casos de glaucoma. Este último tipo de lesiones, habitual entre la población del sudeste asiático, que adiciona el glutamato durante la preparación de los alimentos, es causa de ceguera y es debido a un aumento de la tensión arterial ocular.

Según describe Ohguro en The New Scientist (2003), los animales fueron sometidos a varios tipos de dieta durante seis meses. Los científicos establecieron tres grupos de control en los que las cantidades de glutamato monosódico se distribuyeron entre muy altas, moderadas o nulas. Tras el análisis final, al menos al 75% de los animales con dosis altas se les detectó una ablación de las capas de células nerviosas que forman la retina. Lo mismo se observó, aunque en menor proporción, entre los animales que ingirieron cantidades moderadas de glutamato monosódico. En ambos grupos se detectó una pérdida de respuesta visual entre moderada y grave. En el tercer grupo, considerado de control por no haberse administrado el aditivo, no se observaron alteraciones significativas.


GMS, hiperactividad y autismo

John Edward Erb, descubrió algo impactante mientras reunía evidencia científica para su libro El lento envenenamiento de América. Este investigador de la Universidad de Waterloo (Ontario, Canadá). En cientos de estudios en todo el mundo, los científicos estaban creando ratones y ratas obesas, para usarlos en estudios y pruebas de dietas o diabetes.


Ninguna raza de ratas es obesa por naturaleza, así que los científicos las creaban; hacían a estas criaturas mórbidamente obesas, inyectándolas con GMS apenas nacían. El GMS triplica la cantidad de insulina que el páncreas produce, causando que las ratas (¿ y los humanos ?) desarrollen obesidad.

En abril de 2004 John Erb presentó su teoría de asociación entre el consumo de GMS y el autismo en la conferencia Defeat Autism Now Conference à Washington, D.C. Examina la conexión entre autismo y GMS en la dieta de las madres en espera. El GMS introducido durante el primer mes de desarrollo fetal causa autismo, así como síndrome Asperger y desorden de atención hiperactiva.

El GMS sobreestimula el cerebro y el cordón cerebral durante su desarrollo en el vientre.

 El GMS es un combustible para el cerebro. El crecimiento de las células pasa sin los controles apropiados. El cerebro en formación, aún sin protección de la barrera de la placenta, se desarrolla demasiado rápido. Este sobre desarrollo podría resultar en la destrucción total de partes del cerebro. El área de Broca, responsable del desarrollo del habla, podría ser una de las aéreas afectadas. Esto podría explicar la grave inhabilidad de muchos niños autistas para llegar a aprender a hablar.

 Al mismo tiempo, ciertas áreas del cerebro (responsables de las matemáticas o la música, por ejemplo), podrían llegar a desarrollarse altamente. Esto puede explicar el fenómeno de los superdotados autistas, quienes tienen áreas de brillantez total, mientras no pueden llegar a dominar habilidades sencillas.

Si el feto es afectado ligeramente por el GMS, el niño pueda nacer con ADHD.

La hiperactividad y los comportamientos OCD de niños sufriendo de autismo, síndrome Asperger y ADHD pueden ser relacionados a niveles anormalmente altos de dopamina en el sistema nervioso central.


Toxicidad


Los científicos clasifican a los químicos que destruyen las neuronas del cerebro como excitotoxinas.

Las Excitotoxinas son los productos químicos que excitan a las neuronas, haciendo que se disparen rápidamente y después mueren repentinamente.

GMS es uno de los químicos más excitotóxicos que se pueden encontrar en el cuerpo. El cerebro está repleto de neuronas que están específicamente codificadas para recibir GMS. El glutamato destruye ciertas neuronas al autorizar una invasión excesiva de calcio en las células. El GMS puede agravar numerosos trastornos neurológicos como la enfermedad de Alzheimer y la de Parkinson.

Por un efecto acumulativo, si se utiliza muchas salsas y condimentos, se puede ingerir dosis relativamente importantes de glutamato en un mismo día y de un modo repetido a lo largo del año.


Riesgos para la salud

* En las mujeres embarazadas. El feto empieza a formarse días antes que la barrera placentaria esté completamente instalada. Cualquier químico en la sangre de la madre, fluye directamente al bebé en desarrollo.

El GMS atraviesa la barrera placentaria y cantidades importantes de glutamato monosódico pueden alcanzar el cerebro del bebé y provocar un retraso mental. El MSG puede tener efectos sobre el feto hasta antes de un mes de edad. La barrera placentaria todavía no está desarrollada y el embrión obtiene la dosis completa de agentes químicos que la madre consume y que se encuentra en su sangre. Durante este primer mes, el cerebro se forma y el glutamato puede alterar su crecimiento normal.


* Dosis importantes y/o repetidas de glutamato monosódico, al aumentar de manera artificial las ganas de comer, pueden causar un sobrepeso que lleva a la obesidad, luego a la diabetes en una persona susceptible  particularmente en los niños.



* Varios estudios, demuestran que el GMS, inhibe la sensación de saciedad y es adictivo, por lo que, introducido en la dieta infantil, hace que los niños acaben prefiriendo los alimentos que lo llevan.


Peligros potenciales del glutamato de monosodio

* Sensación de quemadura en la espalda, el cuello, el pecho, la boca,
* Entumecimiento en las mismas regiones del cuerpo,
* Parálisis,
* Espasmo bronquial (dificultad a respirar) entre las personas asmáticas que sufren de intolerancia a GMS, incapacidad a respirar, falta de oxígeno,
* Hinchazón,
* Transpiración excesiva,
* Picazón o calor en la cara, manos, espalda,
* Náuseas,
* Debilidad,
* Contracción facial,
* Aceleración del ritmo cardiaco,
* Dolor en el pecho,
* Crisis de asma,
* Somnolencia,
* Ganas de comer alimentos malsanos.

Las reacciones a este aditivo alimenticio pueden manifestarse justo después del consumo hasta 2 días después. En general, los efectos secundarios aparecen 20 minutos después del consumo y desaparecen al cabo de 2 horas. Los expertos consideran que estas reacciones alérgicas no causan peligro para la salud a largo plazo, pero recomiendan a las personas hipersensibles al glutamato monosódico evitar el consumo de alimentos que lo contienen.


Productos que contienen glutamato monosódico

El GMS es utilizado en todo el mundo en sopas o caldos, salsas, jugo de carne, aliños, mezclas de especias. También está presente en una variedad de alimentos procesados, en conserva o congelados. En ciertos países, es utilizado como condimento, a semejanza de la mostaza o de la pimienta.

* patatas fritas 
* sopas de sobre,
* ciertos embutidos,
* casi todos los cubos de caldo,
* ciertas mezclas de especias,
* numerosos platos preparados,
* centenas de postres, caramelos y otras golosinas para niños,
* productos dichos de dieta,
* numerosos productos de soja


Cómo evitar el glutamato

Ya que el GMS se encuentra en la mayoría de los productos manufacturados, lo mejor para evitarlo es consumir lo menos posible productos procesados. Preferir dentro de lo posible la alimentación orgánica en la cual todo los potenciadores y saborizantes están prohibidos, y privilegiar los alimentos los menos procesados.

En general, si un alimento es procesado, se puede asumir que contiene MSG. Al preferir los alimentos frescos y enteros, existe la seguridad de alejarse de esta toxina.

Vigilar ciertos ingredientes en los envases y leer las etiquetas. 

Ingredientes que lo contienen siempre :


* Levadura autolizada
* Caseinato de calcio 
* Gelatina
* Glutamato
* Ácido glutámico
* Proteína hidrolizada
* glutamato monopotásico 
* glutamato monosódico 
* Caseinato de sodio
* Proteínas texturizadas,
* Extracto de levadura.


Los más susceptibles son los niños (cuatro veces más vulnerables que los adultos) dado que sus barreras cerebrales sanguíneas no están aún completamente desarrolladas y los ancianos cuyas barreras se están deteriorando.




agosto 18, 2013

Plasticidad Neuronal en el Niño




La plasticidad neuronal es la clave del desarrollo neurológico infantil


La noción de plasticidad celular es una propiedad que caracteriza a las células madre y que les permite diferenciarse. Se ha demostrado que una célula no sólo puede diferenciarse de otra, sino que también tiene la posibilidad de regresar a su estado previo.

Durante mucho tiempo los científicos creían que las neuronas morían y no eran reemplazadas por otras nuevas. Desde 1944, pero sobre todo en los últimos años, desde la existencia de la neurogénesis se ha comprobado científicamente y ahora sabemos qué ocurre cuando las células madre, un tipo especial de célula que se encuentra en el giro dentado, el hipocampo y, posiblemente, en la corteza pre-frontal, se divide en dos células: una célula madre y una célula que se convertirá en una neurona totalmente equipada, con axones y dendritas.




Luego, estas nuevas neuronas migran a diferentes áreas (incluso distantes entre sí) del cerebro, donde son requeridas, permitiendo de esta forma que el cerebro mantenga su capacidad neuronal.

La plasticidad neuronal, que también se conoce como plasticidad sinápticaplasticidad neural o neuroplasticidad, es la propiedad natural y funcional de las neuronas al establecer una comunicación.



La Organización Mundial de la Salud define la plasticidad neuronal como la capacidad que tienen las células que conforman el sistema nervioso para reconstituirse de forma anatómica y funcional, después de ciertas patologías,  enfermedades o incluso traumatismos.

Neuroplasticidad : cómo “aprende” la neurona

Se trata de una capacidad adaptativa de todo el sistema nervioso para solucionar o contrarrestar los efectos que una lesión puede causar en las células. Dicha cualidad supone la modulación de la percepción de los estímulos entrantes y salientes respecto a su medio de modo tal que ciertas neuronas puedan suplir las deficiencias y ocupar el lugar de otras neuronas que no funcionan correctamente. A su vez la plasticidad neuronal permite el crecimiento de nuevas sinapsis tomando como punto de partida una neurona que se encuentra dañada.

Esta capacidad del cerebro es más eficiente cuando el afectado cuenta con pocos años de edad que cuando se encuentra en la etapa adulta. El proceso de reconstrucción neuronal se desarrolla de forma paulatina, pudiendo notarse sus resultados en las pequeñas mejorías que manifiesta el paciente en su movilidad y en la recuperación de los movimientos o funciones perdidas. El cerebro está formado por billones de neuronas, las cuales se encuentran conectadas entre sí por sinapsis. Pese a que las neuronas no pueden reproducirse por sí mismas, sí existe algo llamado regeneración dendrítica (las dendritas son las prolongaciones ramificadas de las células), que se da cuando aparecen lesiones en el cerebro.



Dendritas

También se le dice plasticidad cerebral o neuroplasticidad a la capacidad que tiene el cerebro de modificarse a sí mismo como respuesta a los estímulos del medio ambiente, lo cual le permite recordar eventos, palabras, establecer nuevas asociaciones, aprender, mejorarse a sí mismo, establecer nuevas conexiones, reforzar conexiones existentes, etc.

En la actualidad, tenemos a la mano mucha información sobre el desarrollo del cerebro y la importante actividad presentada durante los primeros años de vida. Sabemos hoy la importancia del medio ambiente en el que el bebé comienza a desarrollarse, y cómo todos los estímulos que vienen de su entorno, impactan la estructura de su cerebro.

Si las condiciones del medio ambiente son favorables al desarrollo cerebral, el niño tendrá la oportunidad de potenciar sus habilidades de manera importante.

Cuando el niño nace, su cerebro está totalmente libre de conductas genéticas; lo único que presenta son algunas respuestas reflejas, que le permiten sobrevivir y comenzar su adaptación a su nuevo espacio de vida. El bebé nace con miles de millones de células cerebrales o neuronas. Además, aunque no crecerán nuevas células nerviosas, es durante la infancia cuando estas células se mielinizan: es decir, desarrollan completamente la mielina, la sustancia que las recubre y permite que establezcan conexiones unas con otras. Sin mielina el impulso eléctrico no funciona bien.

Conexiones sinápticas
Estas conexiones se conocen con el nombre de sinapsis, y para que se dé adecuadamente estas conexiones, es necesario que el bebé entre en contacto con su medio ambiente; cada vez que el niño reciba un estímulo del exterior, se generará un sinapsis. Estos estímulos los recibe el niño a través de sus sentidos: con sus oídos, su lengua, sus labios, su cuerpo, sus ojos, su olfato y su tacto.

Estas sinapsis dan lugar a estructuras funcionales en el cerebro, que van a constituir la base fisiológica de las formaciones psicológicas que permiten configurar las condiciones para el aprendizaje. Esto quiere decir que el cerebro del niño se transforma de acuerdo con sus estímulos enviados desde su entorno inmediato.

A esa gran capacidad que tienen los niños de asimilar la estimulación del mundo a su alrededor es lo que se denomina plasticidad cerebral.

Esta información es de gran valor especialmente para los niños que nacieron en situaciones especiales poniendo en riesgo su desarrollo, y su posibilidad de sufrir retrasos significativos. Con estos niños el trabajo de estimulación temprana representará la diferencia entre padecer una deficiencia importante de sus capacidades, o recuperar el daño recibido mediante la transformación de su cerebro gracias a la plasticidad cerebral.

La plasticidad continúa presentándose en todas las etapas del desarrollo, pero nunca con la intensidad que se manifiesta en lo períodos sensitivos del desarrollo, en especial, esos primeros 3 años de vida.


El desarrollo del cerebro de la infancia se realiza en dos etapas


Es en los tres primeros años de vida el eje central del desarrollo integral del niño, ya que es en este período cuando deben ocurrir los eventos más importantes de su maduración. El trato amoroso, la estimulación de sus capacidades lingüísticas, motoras e intelectuales y el juego son esenciales para que los niños tengan un potencial íntegro para ser excelentes estudiantes y ciudadanos, listos para seguir formando sus capacidades durante el resto de la vida. Los cuidados y atenciones que reciba el niño en esta etapa, es lo que le permitirá sobrevivir y estar físicamente sano.

Al mes de vida hay intensa actividad en las áreas cortical y subcortical, las cuales controlan las funciones sensorial y motriz.



La actividad cortical se eleva entre el segundo y el tercer mes de vida, tiempo primordial para la estimulación visual y auditiva. Cerca del octavo mes, la corteza frontal muestra una actividad metabólica incrementada; esta área del cerebro regula las emociones y el pensamiento, y se encuentra en plena actividad al momento en que el niño avanza en la auto regulación y fortalece su apego con sus cuidadores primarios.

Hasta los seis años el cerebro sigue adquiriendo habilidades pero sobre una estructura anatómica ya definida; de manera que a esa edad puede darse por concluido el proceso de desarrollo cerebral.

Pero no sólo las neuronas se desarrollan, se recubren de mielina y se conectan entre ellas (a los tres años se habrán establecido 1.000 trillones de conexiones). También el aspecto del cerebro cambia en los primeros años de vida. Crece en tamaño y se proporciona con el resto del cuerpo. El cerebro representa un tercio de todo nuestro organismo en el momento en que nacemos, y alcanzará casi 80% de su tamaño adulto entre los cuatro y cinco años. Parte de ese crecimiento se debe a la propia mielina, que aumenta su volumen, así como a las neuronas, que se expanden para extender sus ramificaciones.


Los padres pueden mejorar el desarrollo cerebral del niño

Es de suma importancia explicar a los padres este tema tan trascendente para el desarrollo integral de los niños. Las funciones cerebrales son consideradas hoy como parte fundamental en los procesos de aprendizaje y el éxito educativo en el futuro.

El medio ambiente influye mucho. La nutrición y los diversos estímulos ambientales (cognitivos, sensitivos, verbales, afectivos y motores) modelan el cableado cerebral. Durante los primeros años de vida, las experiencias negativas pueden dejar daños permanentes que se relacionan con dificultades de aprendizaje. Si un niño comienza su proceso de aprendizaje tempranamente (de 1 a 3 años), la actividad cerebral preponderante se radica en el hemisferio izquierdo. Si este proceso empieza entre los 3 y 6 años, es posible observar actividad en el hemisferio derecho, siendo la distribución bilateral más marcada entre los 11 y los 13 años. 

Una mala alimentación impacta en el correcto cableado cerebral, así como un ambiente negativo dificulta el proceso de cableado, lo que se traduce en un impacto duradero.



Se ha comprobado que los niños que se desarrollan en ambientes de carencia emocional y cultural presentan serias dificultades para el posterior proceso de aprendizaje.

No obstante, si antes de que se cierre esta ventana (a los 3 años) se interviene con una alimentación adecuada y estimulación verbal y psicoafectiva, queda tiempo para la recuperación del daño, ya que vuelven a restablecerse las conexiones sinápticas. Si no existe esta estimulación, el daño se vuelve permanente y el niño es lesionado de por vida. 

La pasividad de los padres, limitada a la propia alimentación del niño, sin adecuar el medio ambiente al desarrollo cerebral infantil tendrá repercusiones negativas en el futuro cognitivo, profesional y social de su hijo.

La manera como los padres crían a sus hijos modula la plasticidad cerebral. Si los padres son capaces de llevar a cabo una estimulación adecuada en la que consigan bebés calmados y tranquilos pero con una buena actividad, movimiento, interés por las cosas, mediante los recursos ambientales que tienen a su alrededor (visuales, táctiles, auditivos, de movimientos, espaciales, afectivos, emocionales...) mantendrán un buen desarrollo cerebral. También evitarán consecuencias neurobiológicas negativas para el cerebro en formación del bebé, que pueden tener consecuencias negativas en el futuro desarrollo cognitivo, mental y emocional de su hijo.



La falta de sueño bloquea irreversiblemente la plasticidad neuronal

Estudio de un equipo de científicos de la Universidad de Nueva York y de la Universidad de Pekín publicado en la revista Science, en junio 2014.

 El estudio realizado sobre el ratón, autorizado o privado de sueño, muestra el impacto de una privación sobre la formación de nuevas dendritas, las puertas de entrada de las neuronas que tratan y le transmiten la información de una neurona a otra. Mientras que la formación de nuevas dendritas está asociada con el aprendizaje y la plasticidad del cerebro, el papel esencial del sueño en estas nuevas conexiones está nuevamente confirmado y documentado.

Usaron tecnología avanzada de microscopio para poder observar los procesos de sinapsis y la interacción de las neuronas en el cerebro de los seres vivos y saber cómo funciona el aprendizaje.

Los investigadores realizaron un experimento en el cual entrenaron a ratones a hacer tareas que no conocían previamente. Posteriormente observaron la actividad del cerebro de los ratones según las horas de descanso que habían tenido, e hicieron una comparación.

Según la comparación de resultados, los ratones que durmieron registraron una mayor cantidad de conexiones neuronales, al momento de realizar las tareas y por lo tanto, aprendían mejor. Con esto se explica que hay fases específicas del sueño en las que se lleva a cabo una regeneración de la memoria y la actividad cerebral. La etapa profunda del sueño es necesaria para la formación de los recuerdos.

Posteriormente, al interrumpir las fases específicas del sueño, también demostraron la importancia del sueño profundo u ondas lentas para poder formar la memoria, ya que durante esa etapa el cerebro “reproduce” la actividad de todo el día.

El sueño condiciona la memoria del aprendizaje. Los ratones autorizados a dormir conservan estas proyecciones entre neuronas en los días siguientes, sugiriendo que el aprendizaje de una competencia persiste durante largos períodos de tiempo y con un mínimo de interferencias con los otros aprendizajes.

El sueño no paradoxal principalmente implicado la memoria. Los investigadores constatan también que la privación de sueño paradoxal (REM) no comporta esta disminución de las sinapsis, que, a partir de las dentritas aseguran la transmisión del influjo nervioso. Esto sugiere que el sueño lento (no-REM) estaría principalmente implicado en la formación de nuevas conexiones nerviosas después del aprendizaje.

Este estudio demuestra que el sueño ayuda a producir nuevas conexiones cerebrales y que el cerebro no se silencia por completo durante dicho sueño, ya que reproduce todo lo que sucede durante el día, lo que es muy importante para producir conexiones neuronales.

Las actividades que realizan los seres humanos, involucrando el razonamiento, aprendizaje y memoria, son registradas por el cerebro cuando se encuentra en la fase más profunda del sueño. El aprendizaje y el entrenamiento intenso son contraproducentes si no se tiene una rutina de sueño adecuada para generar un procesamiento de estos.

Los padres son los responsables de los estímulos que
los bebés y niños pequeños van a recibir en esta etapa de su vida.