agosto 14, 2014

Cambios en el Cerebro Infantil Vinculados con la Tecnología




El estilo de vida digital de los niños modernos está produciendo cambios en sus cerebros

El estilo de vida digital de los niños modernos está generando cambios en sus cerebros. Actualmente la necesidad de “contacto social” es tan amplia  que no se puede dejar de leer un correo, un mensaje en Facebook y dejar de contestar un mensaje de texto. Si para los adultos es difícil evitar esas distracciones, para los niños, cuyas mentes son más proclives a ser distraídas constantemente, es muy preocupante.

La influencia de las pantallas en los primeros años de vida. Es durante estos años cruciales que se forma el cerebro. Él es entonces particularmente plástico, frágil, extremadamente sensible a todo lo que ve, toca, siente. Las neuronas generadas antes del nacimiento, se conectarán durante este periodo, para luego conocer un resurgimiento de actividad en la pubertad. Las redes, autopistas por las cuales fluye la información, se formarán de acuerdo con el entorno del sujeto.

Cuando el niño entra en la adolescencia, el tiempo excesivo que pasa delante de la pantalla parece alterar la estructura y función del cerebro. El daño se produce principalmente en el lóbulo frontal del cerebro, que experimenta cambios considerables. El desarrollo del lóbulo frontal desempeña un papel crucial en todos los ámbitos de la vida  de la sensación de bienestar al éxito en la escuela y del éxito profesional a las habilidades interpersonales.

Se observó entre los adolescentes fanáticos de juegos extremos (delante de la pantalla más de nueve horas por semana) un aumento del volumen de una parte central del cerebro, el cuerpo estriado, relacionado con el sistema de recompensa. Podemos decir que estos juegos estimulan una de las zonas más primitivas del cerebro, hacia la cual converge la información procedente de la corteza.

Un estudio de la Universidad de Stanford reveló que  en unas pruebas  cuando las personas son sometidas a información ajena a su tarea y que suelen hacer multitarea (‘multitaskers’) tienen un desempeño inferior en comparación a quienes no acostumbran hacer varias cosas a la vez. La razón es que los multitaskers son más sensibles a los estímulos distractores.

Los investigadores de Stanford explicaron que en nuestro cerebro tenemos circuitos diferentes para concentrarnos en algo o para estar alerta a los estímulos; ambos han sido importantes en términos de supervivencia para los humanos (al cruzar una calle, por ejemplo, es importante el segundo), pero nuestro mundo de saturación de medios quizás ha privilegiado el segundo circuito y eso está conectando de forma diferente los cerebros de los niños.

Como la necesidad de conexión social del ser humano es tan grande, cada vez que le llega un mensaje o un correo tiene la tendencia a revisarlo, y por eso se le está dedicando más atención a los estímulos externos en detrimento del foco.

Dalton Conley, sociobiólogo, en un artículo de la Revista Time del 21 de febrero del 2011, afirma que la evidencia científica sugiere que el estilo de vida digital de los niños modernos está produciendo cambios en sus cerebros.

El problema radica en “la atención parcial continua”,  un término empleado por Linda Stone, quien trabajó en Apple y Microsoft, el cual se refiere a la tendencia o moda de prestar atención a las cosas de forma parcial, es decir “leer superficialmente en busca de datos relevantes para pasar inmediatamente a otra tarea”.

Es por esta razón que los niños ahora sufren de falta de concentración y los ejercicios de memoria no tienen el impacto positivo que sería de esperarse.

Los padres o sus hijos podrían creer que las personas que más hacen multitarea son las que mejor enfrentan las distracciones, pero no es así.

Las distracciones están produciendo cambios en el cerebro infantil

Científicos de la Universidad de California en Irvine demostraron que los multitaskers usan una parte del cerebro diferente cuando aprenden algo, en comparación con las personas no adeptas a la multitarea.

Los multitaskers emplean la memoria de procedimiento, que codifica lo que se aprende más como una rutina, mientras que aquellos que se concentran en lo que están haciendo sin distracciones usan el hipocampo, una parte del cerebro que tiene un papel importante en la formación de nuevos recuerdos de los acontecimientos experimentados, y que se usa, por ejemplo, en una clase de matemáticas para aplicar reglas abstractas en un problema nuevo.

La consecuencia es que las personas concentradas pueden aplicar una nueva habilidad más ampliamente que los multitaskers. La forma como aprenden los multitaskers sería perfecta si se quisiera que los hijos trabajaran en líneas de ensamblaje, pero para el pensamiento de alto nivel que se requiere en trabajos bien pagados les irá mejor si ejercitan su hipocampo.

No significa que las personas deben aislarse para trabajar y dejar de utilizar dispositivos electrónicos y aplicaciones como las redes. Eso sería como dejar de usar autos por temor a los accidentes y a la contaminación. Lo que se debe hacer es racionalizar el uso de la tecnología y adquirir buenas prácticas.

La clave es que no se vaya al otro extremo. Según los investigadores que realizaron el estudio de la Universidad de California en Irvine, se ha demostrado que el desempeño se reduce  y el estrés aumenta  a medida que crece el número de tareas. Pero también se sabe que un poco de estimulación aumenta el rendimiento  aunque el exceso lo reduce. En esencia, se trata de tener un equilibrio.


El impacto de la multitarea en la estructura del cerebro

'Multitarea' significa realizar varias tareas mentales con una carga de superposición muy elevada en cuanto a los recursos cognitivos que consumen (por ejemplo escuchar música y tener una conversación con alguien).

La sociedad de consumo, productiva e impulsiva, supone que alguien que es 'fuerte en multitarea' es capaz de producir más cuando realiza muchas cosas al mismo tiempo, y que incluso es capaz de abarcar varios problemas paralelamente.

Los expertos afirman que la vigilancia y la eficiencia disminuyen tan pronto como se hace más de una tarea a la vez, ya que cada sucesión de tarea requiere una pausa cerebral.

Todo indica que no hemos sido seleccionados para ser obligados a hacer dos actividades a la vez, mucho menos no tenemos garantía de que vamos a llevar a cabo ambas tareas de forma eficaz. En realidad, algunos signos nos indican que podemos hacer una ida y vuelta entre dos tareas sin mucho coste cognitivo, pero es mantener un poco la atención en una tarea, ejecutar la otra, regresar a la primera.

Es decir, no estamos haciendo varias cosas a la vez, pero nos movemos de una tarea a otra, lo que comúnmente se denomina conmutación de tareas (task switching) en la neurociencia.

Este proceso que lo imaginamos en paralelo y multi-riel es de hecho un corredor estrecho donde las cosas pasan de una en una, y cuya reordenación no es gratuita. Así cada cambio o tarea conmutada tiene cierto costo cognitivo, ya que al cerebro no se le hace fácil. En la mayoría de los escenarios, la productividad se reduce según el número de conmutadores o cambios que se produjeron; teniendo en cuenta que cuando la tarea se vuelve cada vez más compleja, la productividad disminuye más y más a la llegada de cada cambio.

Todo esto no quiere decir que somos totalmente incapaces de ejecutar varias tareas en paralelo, sino que se debe apreciar probablemente un poco menos la capacidad de hacer muchas cosas juntas y disfrutar de un poco más de la capacidad para desarrollar esquemas de acción basados en prioridades, lo que permite la concentración en una tarea específica.

Disminución de la capacidad de memoria y concentración. Cuando una persona normal hace dos cosas al mismo tiempo, la información no llega al lugar correcto en el cerebro, el sistema nervioso funciona de forma diferente y se hace más difícil retener la información y utilizarla.

Disminución de la tolerancia a la complejidad. Las personas multitarea tienen tendencia a renunciar a una tarea o ponerla a un lado cuando se vuelve demasiado difícil, en lugar de perseverar y reflexionar sobre la solución para resolverla.


La tecnología bien usada tiene un papel clave en el mejoramiento de la capacidad intelectual

Los avances recientes en neurociencia han demostrado que el cerebro posee una gran plasticidad: el ser humano puede generar neuronas durante toda la vida y aumentar las conexiones entre ellas  incluso en la vejez  y puede igualmente mejorar su capacidad de concentración (por ejemplo, a través de la meditación, la cual llega incluso a producir cambios físicos positivos en el cerebro).

Además, el cerebro se puede ejercitar para reducir el deterioro intelectual que llega con la edad y para disminuir el riesgo de sufrir enfermedades como el Alzheimer o para mejorar sus capacidades en ciertas áreas, y en esto la tecnología puede ayudar.

Después de la invención de la imprenta se desarrolló a gran escala una inteligencia reflexiva, lineal, lenta, acumulativa. Con la pantalla, nos encontramos con una nueva forma: fluida, rápida, fragmentada, automática. Más bien, son las regiones posteriores del cerebro, las partes visual, sensorial, la inteligencia básica, que se activan. Se requiere menos, o demasiado rápido, la corteza pre-frontal, la parte más noble, que a veces se llama 'el órgano de la civilización', el asiento de la síntesis personal, la perspectiva, la abstracción.

Los estudios han demostrado que algunos programas educativos pueden acelerar el aprendizaje de la lectura, que los videojuegos mejoran incluso la atención selectiva y la capacidad de control. A condición de consumirlos con moderación.

Por ejemplo, Internet es crucial hoy en día para ayudar a crear el ambiente enriquecido que necesitan los estudiantes para elevar su capacidad intelectual. Y la recomendación de los médicos de ejercitar el cerebro para que este no se envejezca tan rápido está creando una nueva industria de juegos y de aplicaciones en línea para mantener afinada la mente, como Brain Age, para la consola portátil DS de Nintendo, o muchas aplicaciones disponibles para el iPhone y otros teléfonos inteligentes.

Para que la mente del niño tenga más capacidad de concentración, más disciplina y el hábito de evitar todo tipo de distracciones, se debe tomar en cuenta tres pasos:

* Una tarea a la vez. Hacer que el niño haga solo una tarea a la vez, y que se concentre en esa tarea hasta terminarla. Si usa la computadora, pues entonces que sólo tenga la ventana abierta de la actividad que está realizando.

* Racionalizar las redes sociales. Después de finalizar sus ejercicios de memoria, se le podrá permitirle revisar durante unos minutos su Facebook, o alguna otra página web.

* Bloques de estudio. Ayudarle a organizar bloques de estudio, pueden ser de 20 minutos, 30 minutos o 40 minutos. Que se concentre en una sola actividad en ese bloque de estudio.

Es esencial que los niños muy pequeños sean acompañados en su exploración digital por un adulto que se sabe los 'códigos' de este mundo, una especie de código de la ruta. Esto no significa necesariamente que el adulto debe estar permanentemente detrás del niño, pero al menos debe supervisar el experimento. Por lo tanto, las pantallas no deben ser totalmente excluidas del desarrollo del niño, mientras ocupen un espacio medido, controlado, y que los niños estén en contacto con otras actividades: dibujar, correr, jugar a la pelota, hablar, escuchar una historia...

Sería conveniente educarlos a la mayor brevedad posible a la tecnología digital, con moderación, para desarrollar su pensamiento crítico, ayudar al cerebro a adaptarse a estos nuevos mundos y darles un lugar, ni excesivo ni negado, en su entorno específico.


Todos, padres, investigadores, profesores, deben reaccionar para seguir transmitiendo a sus hijos 
junto a su inteligencia, rápida, fluida, fragmentada, el modo de pensamiento más lento, más profundo.

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