agosto 06, 2014

La Marihuana Afecta el Cerebro



Fumar marihuana afecta al cerebro y resulta en trastornos
a corto plazo de la percepción, el juicio y la habilidad motriz


La marihuana es una mezcla café verdosa de hojas, tallos, semillas y flores secas y picadas de la planta de cáñamo, Cannabis sativa. Su forma más concentrada y resinosa se llama hachís y cuando está en forma de líquido negro y pegajoso se conoce como aceite de hachís. La principal sustancia psicoactiva  que altera la mente  en la marihuana es el delta-9-tetrahidrocannabinol o THC.

¿ Cómo se consume la marihuana ?

La marihuana generalmente se fuma en forma de cigarrillo enrollado a mano (llamado “porro”, “canuto” o “churro” en español o “joint” en inglés) o en pipas o pipas de agua (también conocidas como “bongs” en inglés o “hookahs”, pipas de agua turcas, narguiles o shishas en español). Además se fuma en forma de “blunts”, que son puros o cigarros a los que se les saca el tabaco y se rellenan con una mezcla de marihuana y tabaco.

El humo de la marihuana tiene un olor pungente característico, que generalmente es agridulce. La marihuana también puede ser mezclada con comida o ingerida como infusión

Cuando se fuma la marihuana, el THC pasa rápidamente de los pulmones al torrente sanguíneo, que lo transporta al cerebro y a otros órganos del cuerpo. Se absorbe más lentamente cuando se ingiere en comidas o bebidas.


Efectos de la marihuana sobre el cerebro

Independientemente de cómo se ingiera, el THC actúa sobre sitios moleculares específicos en las células del cerebro llamados receptores de cannabinoides. Estos receptores normalmente son activados por sustancias químicas similares al THC llamadas endocannabinoides como, por ejemplo, la anandamida. Estas sustancias se producen naturalmente en el cuerpo y son parte de una red de comunicación neural (el sistema endocannabinoide) que desempeña un papel importante en el desarrollo y la función normal del cerebro.

La mayor densidad de receptores de cannabinoides se encuentra en las partes del cerebro que influyen en el placer, la memoria, el pensamiento, la concentración, las percepciones sensoriales y del tiempo, y el movimiento coordinado.

La marihuana activa el sistema endocannabinoide de manera exagerada, causando los efectos del “high” o euforia y otros más que experimentan los consumidores. Estos efectos incluyen distorsiones en las percepciones, deterioro de la coordinación, dificultad para pensar y resolver problemas, y perturbaciones  del aprendizaje y la memoria.

La investigación sobre la marihuana se remonta al siglo 19. El prominente psiquíatra francés, Jacques-Joseph Moreau, (1804-1884), es conocido como el padre de la psicofarmacología moderna. Fue el primer médico en realizar un trabajo sistemático con drogas activas en el sistema nervioso central, y en catalogar, analizar, y registrar sus observaciones. Moreau escribió el libro Hashish y Alienación Mental en 1845, y su trabajo es hoy tan aplicable como entonces. Moreau identificó el hecho de que los efectos de la marihuana sobre el cerebro eran muchos y muy sutiles, por consiguiente no siempre visibles a primera vista.

 

El sistema nervioso central humano contiene tres grandes componentes estructurales




* El cerebro medio y el tronco cerebral controlan las respuestas autónomas y los movimientos elementales asociados con la sensación de locomoción y la copulación.

* La corteza – la masa de "materia gris"– se especializa en el procesamiento de información compleja. Es la fina capa exterior del cerebro, compuesta por dos hemisferios. La corteza está asociada con el lenguaje verbal, la memoria y la habilidad necesaria para leer.

* El sistema exterior, o tercer sistema, consiste de estructuras entre el cerebro medio y la corteza, tal como la amígdala y el hipocampo. Este sistema está asociado con la aparición de las emociones y el desarrollo de aprendizaje más complejo y el comportamiento social.

El consumo de la marihuana deteriora la capacidad para crear recuerdos nuevos. Las investigaciones muestran que el impacto adverso del consumo crónico de la marihuana sobre la memoria y el aprendizaje puede continuar aun después de que los efectos agudos de la droga desaparecen e incluso los efectos pueden persistir por muchos años si el consumo de marihuana comienza en la adolescencia.

El THC también entorpece la coordinación y el equilibrio al adherirse a los receptores en el cerebelo y los ganglios basales, que son las partes del cerebro que regulan el equilibrio, la postura, la coordinación y el tiempo de reacción. Por lo tanto, también se ve afectada la capacidad de realizar tareas complicadas, de hacer deportes, de aprender y de conducir un vehículo.


El consumo regular de la marihuana por jóvenes puede tener un impacto negativo de larga duración sobre la estructura y la función cerebral.


La marihuana, la memoria y el hipocampo


El deterioro producido por la marihuana en la memoria ocurre porque el THC altera la manera en la que la información es procesada por el hipocampo, el área del cerebro responsable para la formación de la memoria.



La mayoría de las pruebas que apoyan esta afirmación provienen de estudios en animales. Por ejemplo, las ratas expuestas al THC en útero, poco después del nacimiento o durante la adolescencia, muestran problemas importantes en tareas específicas de aprendizaje o de memoria más adelante en su vida. Es más, el deterioro cognitivo en las ratas adultas está asociado con los cambios estructurales y funcionales del hipocampo debido a la exposición al THC en la adolescencia.

Cuando las personas envejecen, pierden neuronas en el hipocampo, lo que disminuye su capacidad para aprender información nueva. La exposición crónica al THC acelera la pérdida de las neuronas del hipocampo normalmente asociada al envejecimiento.


El consumo ocasional de marihuana daña el cerebro

Según científicos de la Universidad Northwestern y de la Escuela Médica del Hospital General de Massachusetts/Harvard, en estudio publicado en la revista Journal of Neuroscience en abril 2014, los adultos jóvenes que consumen marihuana padecen anomalías recreativas significativas en dos regiones del cerebro clave en las emociones y la motivación.

Este es el primer estudio que muestra que el uso ocasional de marihuana se relaciona con importantes cambios en el cerebro. Se demostró que el grado de anormalidades cerebrales en estas regiones está directamente relacionado con el número de cigarros que una persona fuma por semana. Mientras más cigarros fuma, es más anormal la forma, el volumen y la densidad de las regiones del cerebro.


Efectos a largo plazo sobre dos áreas
cerebrales involucradas en la
emoción y la motivación
Al usar diferentes tipos de neuroimágenes, los investigadores examinaron los cerebros de 40 adultos jóvenes comprendidos en las edades entre 18 y 25 años que estaban inscritos en universidades del área de Boston. Veinte de ellos fumaban marihuana por lo menos una vez a la semana. Los otros 20 no consumían la hierba en absoluto.

Los investigadores examinaron las regiones del cerebro involucradas en el procesamiento emocional, la motivación y la recompensa, llamadas el núcleo accumbens y la amígdala. Analizaron el volumen, la forma y densidad de la materia gris (donde se encuentra la mayoría de las células en el tejido cerebral).

El consumo regular de marihuana antes de los 16 años está asociado a una mayor dificultad en las tareas que requieren juicio, planeación y la función inhibitoria, al igual que cambios en la función cerebral y la micro-estructura de la materia blanca, en comparación con quienes empiezan a fumar a una edad más avanzada.


Consumo de marihuana durante la adolescencia deteriora la capacidad cerebral

Un equipo internacional de investigadores de la Universidad de Duke (EEUU) y del Instituto de Psiquiatría del King's College de Londres conjuntamente con científicos neozelandeses, en un estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) en 2012, declara que el uso persistente de marihuana, particularmente entre adolescentes, deteriora significativamente y de forma irreversible las funciones cerebrales.

La investigación, una de las más amplias que se han llevado a cabo sobre este vínculo, siguió durante más de 20 años a un grupo de unos 1.000 jóvenes nacidos entre 1972 y 1973 en Nueva Zelanda. Se encontró que los que habían comenzado a usar marihuana antes de cumplir los 18 años  cuando su cerebro estaba aún desarrollándose  mostraban una reducción "significativa" en su coeficiente intelectual.

Los científicos siguieron a los participantes hasta que cumplieron 38 años. Llevaron a cabo estudios cuando eran niños, antes de que empezaran a usar la droga, y posteriormente entrevistándolos de forma continua.  Para obtener los resultados los investigadores tomaron en cuenta factores como dependencia de alcohol o tabaco, uso de otras drogas y el número de años en educación.

Encontraron que los participantes que habían usado persistentemente marihuana mostraban un "amplio deterioro" en varias áreas neuropsicológicas, como funcionamiento cognitivo, atención y memoria.

Los individuos que usaban la droga de forma persistente  que la habían fumado al menos cuatro veces a la semana año tras año durante su adolescencia, sus 20 años y, en algunos casos, sus 30 años  mostraron una reducción en su coeficiente intelectual (CI).

Entre más fumaba el individuo, mayor la pérdida en el CI. Y el efecto fue más marcado en aquéllos que comenzaban a fumar marihuana siendo adolescentes. Por ejemplo, los investigadores encontraron que los que habían comenzado a usar la droga en la adolescencia y siguieron usándola durante años mostraron una reducción promedio de ocho puntos en el CI.

Y el daño era irreversible. Al dejar de usarla o reducir su uso no lograron restaurar completamente su pérdida de CI.



Otros efectos adversos a la salud de la marihuana


Cardiopulmonar


A los pocos minutos de haberse inhalado el humo de la marihuana, el corazón comienza a latir más rápido, los bronquios se relajan y se ensanchan, y los vasos sanguíneos en los ojos se dilatan haciendo que los ojos se vean rojos. El corazón, que normalmente late de 70 a 80 latidos por minuto, puede aumentar su ritmo en unos 20 a 50 latidos por minuto o en algunos casos hasta puede duplicarse. Este efecto puede ser mayor si se consumen otras drogas conjuntamente con la marihuana. La marihuana eleva el ritmo cardiaco y reduce la capacidad de la sangre de transportar oxígeno, y en algunos casos también eleva la presión arterial.

Respiratorio

El humo de la marihuana, al igual que el del tabaco, consiste en una mezcla tóxica de gases y partículas, muchas de las cuales son perjudiciales para los pulmones. La persona que fuma marihuana con frecuencia puede tener muchos de los mismos problemas respiratorios que presenta un fumador de tabaco, tales como tos crónica y flemas, mayor frecuencia de enfermedades agudas de pecho, y un riesgo más alto de infecciones pulmonares. Un estudio encontró que quienes fuman marihuana con frecuencia pero que no fuman tabaco, tienen más problemas de salud y pierden más días de trabajo que los no fumadores, la mayoría del tiempo debido a enfermedades respiratorias.

Además, la marihuana tiene el potencial de suscitar el cáncer de los pulmones y otras partes del aparato respiratorio porque contiene hasta un 70 por ciento más irritantes y carcinógenos que el humo del tabaco. También produce niveles altos de una enzima que convierte ciertos hidrocarburos en su forma carcinógena, lo que podría acelerar los cambios que finalmente producen las células cancerosas.

Enfermedades mentales

Varios estudios han mostrado que existe una asociación entre el consumo crónico de marihuana y las enfermedades mentales. Las dosis altas de marihuana pueden producir una reacción psicótica temporal (que incluye alucinaciones y paranoia) en algunos usuarios y el uso de marihuana puede empeorar el curso de la enfermedad en pacientes con esquizofrenia.

Una serie de estudios prospectivos también mostró una asociación entre el consumo de marihuana y el desarrollo posterior de psicosis. Entre los factores que influyen sobre esta asociación están tanto las variables genéticas como la cantidad de marihuana que se consume y la edad a la que se comenzó a usarla; los que comienzan a consumirla a una edad temprana corren un  riesgo mayor de desarrollar problemas posteriormente.

También se ha encontrado una asociación entre el consumo de marihuana y otros problemas de salud mentales, como depresión, ansiedad, pensamientos suicidas entre los adolescentes y trastornos de personalidad, incluso falta de motivación para participar en actividades normalmente gratificantes. 


Cerebro del feto 

El consumo de marihuana durante el embarazo se asocia con un mayor riesgo de problemas de comportamiento del bebé. Dado que el THC y otros compuestos en la marihuana imitan sustancias químicas parecidas a los cannabinoides del propio cuerpo, el consumo de marihuana por mujeres embarazadas altera el desarrollo del sistema endocannabinoide en el cerebro del feto. 

Las consecuencias para el niño pueden incluir trastornos de atención, memoria y resolución de problemas.


La marihuana y la capacidad para conducir

Debido a que la marihuana afecta gravemente el juicio y la coordinación motriz, también contribuye a los accidentes vehiculares cuando el usuario está al volante. Un análisis reciente de los datos de varios estudios encontró que el consumo de la marihuana duplica el riesgo de que el conductor tenga un accidente. Además, el deterioro en la capacidad para conducir es peor cuando se combina la marihuana con el alcohol que cuando se consume cualquiera de estas sustancias sola.

Efectos de la marihuana sobre la vida cotidiana

Las investigaciones demuestran claramente que el consumo de marihuana tiene el potencial de causar problemas en la vida diaria o empeorar los problemas que el consumidor ya tiene. De hecho, las personas que consumen marihuana en grandes cantidades generalmente se caracterizan por tener menos satisfacción con su vida, peor salud mental y física, problemas en las relaciones y menos éxito académico y profesional en comparación con sus compañeros o amigos de origen similar. Por ejemplo, el consumo de marihuana se asocia con una mayor probabilidad de abandonar la escuela. En cuanto al área laboral, existen varios estudios que asocian el hábito de fumar marihuana con un aumento en las ausencias, retrasos, accidentes y reclamos al seguro de compensación laboral así como en la rotación laboral.


Consecuencias del abuso de marihuana

Agudas (presentes durante la intoxicación)

* Deterioro de la memoria a corto plazo
* Deterioro de la atención, el juicio y otras funciones cognitivas
* Deterioro de la coordinación y el equilibrio
* Aumento en el ritmo cardiaco
* Episodios psicóticos

Persistentes (duran más que la intoxicación pero no siempre son permanentes)

* Deterioro de la memoria y las habilidades para el aprendizaje
* Deterioro en el sueño

A largo plazo (efectos acumulativos del abuso crónico)

* Puede llevar a la adicción
* Aumento en el riesgo de la tos crónica y la bronquitis
* Aumento en el riesgo de la esquizofrenia en personas susceptibles
* Puede aumentar el riesgo de ansiedad, depresión y síndrome amotivacional

Síndrome amotivacional. Consiste en que el consumidor de cannabis desarrolla gradualmente una disminución del interés por actividades saludables: estudio, deporte, actividades y amistades sanas. Siente que los estudios, el trabajo, la familia, el ocio saludable y sus amigos sanos no le “llenan”. Sólo le atrae la pandilla con la que consume. Hace muchos planes, pero normalmente nunca los llega a realizar. Una sensación de vacío hace su vida desagradable. Solo el consumo alivia esa sensación.


La marihuana es adictiva

La dependencia se define como la necesidad de fumar cada vez más marihuana para lograr el mismo efecto; querer dejarla sin éxito o usarla aunque el hábito cause problemas de salud, con la familia, en el trabajo o en la escuela.

De acuerdo a las investigaciones relevantes se estima que alrededor del 9 por ciento de los consumidores se vuelven adictos a la marihuana; este número aumenta entre los que comienzan a una edad temprana (hasta aproximadamente el 17 por ciento, es decir, 1 de cada 6) y entre los consumidores diarios (a un 25 a 50 por ciento).

Por lo tanto, muchos de los casi 7 por ciento de los estudiantes del último año de la secundaria que informan fumar marihuana a diario o casi a diario (de acuerdo con los datos de las encuestas anuales) están encaminados a convertirse en adictos, si no lo están ya.

Los consumidores crónicos de marihuana que intentan dejar el hábito informan sufrir síntomas del síndrome de abstinencia como irritabilidad, insomnio, inapetencia, ansiedad y antojo fuerte por la droga, todo lo cual puede dificultar mantenerse abstinentes.

Las intervenciones conductuales, incluyendo la terapia cognitiva conductual y los incentivos para estimular la motivación (por ejemplo, proporcionando cupones de intercambio para productos o servicios a los pacientes que permanecen abstinentes) han demostrado ser eficaces en el tratamiento de la adicción a la marihuana.

Aunque actualmente no hay medicamentos disponibles, los descubrimientos recientes sobre cómo funciona el sistema endocannabinoide son prometedores para el desarrollo de medicamentos para facilitar la abstinencia, bloquear los efectos intoxicantes de la marihuana y prevenir las recaídas.




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