febrero 21, 2015

¿ El Cerebro Envejece ? – Las Neuronas Continúan Generándose



El cerebro es capaz de regenerarse y progresar durante toda la vida.
Cada vez que aprende algo construye redes neuronales nuevas.


Las evidencias más recientes han cambiado las creencias anteriores sobre el cerebro, demostrando que puede generar nuevas neuronas. Durante mucho tiempo se había creído que el cerebro humano era rígido, y que a medida que se envejecía, éste perdía neuronas irremediablemente, y por tanto facultades. Además se pensaba que esto era un proceso irreversible. Sin embargo, nuevos estudios sugieren en la actualidad que el cerebro es mucho más plástico de lo que se pensaba y que posee una enorme capacidad de adaptación.

El sistema nervioso se adapta a las nuevas experiencias vitales de manera continuada. Estas experiencias son capaces de modificar el cerebro y de fortalecer o debilitar la sinapsis  estructura que permite el paso de señales de una neurona a otra  encargada de  unir las neuronas.


Cambios con la edad y sus efectos en el sistema nervioso

A medida que se envejece, el cerebro y sistema nervioso pasan por cambios naturales. El cerebro y la médula espinal pierden peso y neuronas, se atrofia. Las neuronas pueden comenzar a transmitir mensajes más lentamente que en el pasado. Los productos de desecho se pueden acumular en el tejido cerebral, a medida que las neuronas se descomponen, lo cual puede causar la formación de cambios anormales llamados placas y ovillos neurofibrilares. Un pigmento graso de color marrón (lipofuscina) también se puede acumular en el tejido nervioso.

La descomposición de los nervios puede afectar los sentidos. Se podría presentar reducción o pérdida de los reflejos o la sensibilidad, lo cual lleva a problemas con el movimiento y la seguridad.

La reducción en el pensamiento, la memoria y la capacidad cognitiva es una parte normal del envejecimiento. Estos cambios no son iguales en todas las personas. Algunas presentan muchos cambios en los nervios y en el tejido cerebral, mientras que otras tienen pocos. Estos cambios no siempre están relacionados con efectos en su capacidad para pensar.

¿Cuándo empieza a envejecer el cerebro? A partir de los 30-35 años, cuando determinados procesos cerebrales empiezan a perder velocidad. El proceso de envejecimiento del individuo es un proceso fisiológico en el que se  suma, por un lado, la carga genética del individuo, estimada en un 25 por ciento, y, por otro, el medio ambiente en el que vive el individuo y su estilo de vida (75 por ciento).

El cerebro se ha construido a lo largo de un proceso evolutivo, con añadidos constantes de tejido y circuitos neuronales. Se trata de un proceso complejo, en el que ha habido una progresión, una regresión y una reorganización constante del mismo. Una de las consecuencias de este proceso es que el cerebro no envejece de una manera sincrónica y homogénea. Muy al contrario, el envejecimiento del cerebro se produce de una forma asincrónica entre sus diferentes áreas. Parece dependiente del substrato celular y molecular de cada área cerebral y los estilos de vida que desarrolle el individuo.

Se sabe, además, que el cerebro es un órgano plástico que cambia constantemente como resultado de su interacción con el medio que rodea al individuo, sea éste físico, emocional o social. La plasticidad del cerebro significa que como resultado del ejercicio y entrenamiento cerebral las conexiones entre neuronas pueden ser cambiadas y multiplicadas. Ésta persiste y está presente en el cerebro envejecido. Es decir, el cerebro de un anciano sigue produciendo neuronas, aunque a menor escala que uno joven.


Neurogénesis o nacimiento de nuevas neuronas en el cerebro

Concepto de neurogénesis. Capacidad del cerebro de generar nuevas neuronas. Éste es un proceso complejo que viene regulado por diversos factores como el ejercicio, que aumenta el flujo sanguíneo en el cerebro, o una alimentación adecuada.

Aunque la ciencia no tiene aún todas las respuestas, la clave está en los estudios realizados en personas mayores que han mantenido una actividad mental permanente. Son personas con tendencia a mantener relaciones sociales y lazos fuertes con sus parientes, sus amigos y la comunidad. Habitualmente son personas con buena salud y actividad física. Otra característica recurrente es que tienden a estar comprometidas en actividades alentadoras y desafiantes.

La historia del arte y la creatividad ofrece multitud de personas que han demostrado estar en el más alto nivel de capacidad intelectual, artística y emocional a edades consideradas muy avanzadas. Pau Casals, a los 96 años estaba en plena capacidad creadora, igual que Picasso a los 91, Rubinstein a los 90, Victor Hugo, Goethe y Matisse a los 83, Platón, Kant y Verdi a los 80, Fleming a los 74, Pasteur a los 73, Wagner y Leibniz a los 70. La doctora italiana Premio Nobel de Medicina de 1986, Rita Levi-Montalcini, quien a sus 100 años cumplidos en abril de 2009 continuaba plenamente activa.

Su capacidad intelectual y creativa no decrece ni depende de la edad. Más bien es lógico pensar lo contrario, porque a mayor experiencia, mayor diversidad de ideas que se pueden relacionar. De hecho, la edad promedio de las creaciones más grandes de la humanidad se sitúa en torno a los sesenta años.

Sería un error considerar estos casos, pasados o recientes, como excepciones a la regla, creyendo que se trata de personas dotadas de una genialidad especial. Lo que les hace diferentes no es una capacidad física, intelectual o emocional superior sino una aceptación de que el cerebro se alimenta de los cambios, y esa forma de pensar está en todos los humanos de cualquier edad y condición.

Al igual que una persona que desea mejorar su salud debe cambiar por completo sus patrones de pensamiento, también deben cambiarlos quienes deseen evitar que sus cerebros envejezcan.

El cerebro adulto se adapta mal a los cambios. Es decir, le cuesta más aprender algo nuevo cuanto más años tiene, aunque eso no significa que no lo consiga. Sin embargo, el trabajo al que está habituado lo puede realizar con igual eficacia a los 25 que a los 85 años.


Investigación



El cerebro humano empieza a envejecer a los 24 años

Científicos canadienses de la Universidad Simon Fraseen un estudio publicado en la revista Plos One en abril 2014, se pusieron como objetivo averiguar a qué edad comienza la desaceleración del rendimiento y las habilidades cognitivas del cerebro. Lo llevaron a cabo entre personas bastantes jóvenes que tenían que cumplir una serie de tareas complejas en tiempo real.

Con este fin los científicos analizaron el volumen de datos sobre la velocidad de reacción de 3.305 jugadores de StarCraft II, un juego de estrategia militar en tiempo real que consta de cinco niveles. Agudeza, perspicacia y rapidez de reacción ante los cambios inmediatos de situación son las principales habilidades necesarias para vencer en este juego. En el estudio participaron personas de edades comprendidas entre los 16 y los 44 años. Los resultados del estudio enseñan que los jugadores de más de 24 años fueron más lentos a la hora de reaccionar. Y esta disminución del rendimiento cognitivo se detectó incluso en los jugadores más hábiles.

Por eso los investigadores concluyen que a los 24 años se alcanza el punto máximo en términos de desarrollo motor y cognitivo. Al mismo tiempo los científicos notan que las personas usan la experiencia adquirida con los años para compensar esta pérdida de velocidad provocada por la edad.


Científicos identifican la firma del envejecimiento en el cerebro  “La edad inmunológica”

Investigadores del Instituto Weizmannen una investigación publicada en la revista Science en setiembre 2014, encontraron evidencias de una "firma" única que podría ser el "eslabón perdido" entre el deterioro cognitivo y el envejecimiento.

Hasta hace una década, el dogma científico sostenía que la barrera hematoencefálica evitaba que las células inmunitarias de transmisión sanguínea atacaran y destruyeran el tejido cerebral. Sin embargo, los investigadores han demostrado que el sistema inmunitario en realidad desempeña un papel importante tanto en curar al cerebro después de una lesión, como en mantener el funcionamiento normal del cerebro. Encontraron que esta interacción cerebro-sistema inmunitario se produce a través de una barrera que es en realidad una interfaz única dentro del territorio del cerebro.

Esta interfaz, conocida como el plexo coroideo, se encuentra en cada uno de los cuatro ventrículos del cerebro, y separa la sangre del líquido cefalorraquídeo. El plexo coroideo actúa como un ‘control remoto’ permitiendo al sistema inmunitario intervenir en la actividad cerebral. Las señales bioquímicas de ‘peligro’ liberadas por el cerebro son detectadas a través de esta interfaz; a su vez, las células inmunitarias presentes en la sangre asisten, al comunicarse con el plexo coroideo. Esta intercomunicación es importante para la preservación de las capacidades cognitivas y para la promoción de la generación de nuevas células cerebrales.

Sugieren que el deterioro cognitivo a través de los años puede no sólo relacionarse con la propia "edad cronológica" sino también con la propia "edad inmunológica", es decir, los cambios en la función inmunitaria en el tiempo podrían contribuir a los cambios en la función cerebral  no necesariamente en correspondencia con la edad biológica.

Se identificó una "firma de envejecimiento" sorprendentemente única que existe tan sólo en el plexo coroideo  no en otros órganos. Uno de los principales elementos de esta “firma” es el interferón beta  una proteína que el cuerpo produce normalmente para combatir infecciones virales. Esta proteína parece tener un efecto nocivo en el cerebro: cuando los investigadores inyectaron en el líquido cefalorraquídeo de ratones ancianos un anticuerpo que bloquea la actividad del interferón beta, sus capacidades cognitivas fueron restauradas, al igual que su capacidad para formar nuevas células cerebrales. Los científicos también fueron capaces de identificar esta “firma” única en cerebros humanos de edad avanzada.

Los científicos esperan que este hallazgo pueda en un futuro ayudar a prevenir o revertir el deterioro cognitivo en la edad avanzada, al hallar formas de rejuvenecer la "edad inmunológica" del cerebro.


Descubren super-ancianos con cerebros eternamente jóvenes

Según un estudio realizado por expertos de la Universidad Northwestern, publicado en 2012 en la revista Journal of the International Neuropsychological Society, existe un selecto grupo de personas mayores de ochenta años, conocidos como los "superagers" o "superancianos", que cuentan con una anatomía cerebral especial que les permite pensar y recordar incluso mejor que personas veinte o treinta años más jóvenes.

Estudiando sus cerebros con ayuda de resonancia magnética en tres dimensiones, los científicos han demostrado que existe más vitalidad en su corteza, la capa más externa del cerebro  clave de la memoria, la atención y el razonamiento , que además es mucho más gruesa que la de otras personas de la misma edad, muy similar a la de sujetos en torno a los cincuenta años de edad. Una corteza adelgazada sugiere la pérdida de neuronas o materia gris. Los exámenes cerebrales también mostraron que las personas de 80 a 99 que sufrían un declive en la memoria tenían cortezas más finas.

Las imágenes cerebrales obtenidas en el estudio muestran que existe una región profunda del cerebro, la corteza cingulada anterior, que es incluso más gruesa en los "superancianos" que en cualquier adulto de 50 años. Esta región es importante para la atención. Quizás los superancianos se distinguen sobre todo por tener una capacidad de atención muy aguda que es la que daría soporte a su extraordinaria memoria.

Los investigadores esperan que al identificar a estos "superancianos"  que planean donar sus cerebros una vez fallezcan para el estudio celular de sus estructuras  se puedan desvelar los secretos para mantener un cerebro joven, y así proteger al resto de la población de los problemas de pérdida de memoria propios del envejecimiento y de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. En lugar de estudiar lo que va mal en el cerebro, han analizado cerebros ancianos pero excepcionalmente sanos. En ese sentido su trabajo es único.


La meditación reduce el envejecimiento cerebral

En un estudio realizado por científicos de la Universidad de California, publicado en la revista Frontiers in Psychology (febrero de 2015), se demostró que las personas que meditan logran hacer más lento el deterioro de este órgano. La meditación sería un potente factor protector del cerebro.

Las áreas del cerebro
afectadas por el envejecimiento (en rojo)
son menos extensas en las personas
que meditan (las de la fila inferior)
El estudio incluyó a 50 personas que llevaban meditando un promedio de 20 años, y las comparó con otras 50 que no lo hacían. En cada grupo había 28 hombres y 22 mujeres, y la edad promedio de ambos grupos era de 51 años.

Los investigadores estudiaron los cerebros de los voluntarios usando imágenes de resonancia magnética de última generación. Así pudieron ver que, si bien en todos ellos había una disminución de la sustancia gris que es rica en neuronas, quienes meditaban perdían menos células nerviosas, algo que se observa en todo el cerebro y no solo en algunas zonas.

Gracias al IRM, los investigadores observaron la actividad cerebral de los participantes. Comprobaron que aunque la materia gris decaiga con la edad, esta disminución es menor entre los que meditan.

La meditación altera la actividad cerebral y este tipo de actividad aumenta el número de conexiones entre las neuronas, disminuye el estrés  que mata células nerviosas  y la presión arterial.


Practicar Tai Chi aumenta el tamaño del cerebro

Científicos de la Universidad de Florida y de la Universidad Fudan de Shanghai, en un estudio cuyos resultados se publicaron en la revista Journal of Alzheimer’s Disease en 2012, han demostrado que los adultos que practican Tai Chi tres veces por semana tienen mayor volumen cerebral y mejores resultados en test de memoria y razonamiento. El grupo de personas que no practicó este ejercicio durante el mismo período de tiempo (8 meses) sufrió una ligera reducción en el tamaño del cerebro, que se relaciona con el envejecimiento, el deterioro cognitivo y la demencia.

El tai Chi es una combinación precisa de ejercicios físicos y mentales, que necesita una concentración y una atención de cada instante para mantener las posiciones requeridas.

Los investigadores sostienen que actividades como el Tai Chi, que incluyen un componente de ejercicio mental, pueden tener efectos similares o incluso superiores a otras formas de ejercicio físico, ayudando a mantenerse tanto física como intelectualmente activos a medida que se envejece. Sus hallazgos sugieren que la razón de que diversos estudios epidemiológicos muestren que los sujetos que practican más ejercicio o son socialmente más activos tengan menor riesgo de padecer Alzheimer es que estas actividades hacen crecer regiones críticas del cerebro humano.


Aprender un segundo idioma  Nueva juventud para el cerebro

Un estudio realizado por doctores del Centro de Envejecimiento Cognitivo de la Universidad de Edimburgo publicado en Annals of Neurology en junio 2014, reveló que ser bilingüe puede retrasar el envejecimiento del cerebro.

El patrón de bilingüismo se asocia a la atención, la concentración y la fluidez que obtiene el individuo, además tener esta habilidad, disminuye radicalmente el padecimiento de enfermedades relacionadas con la memoria.

La investigación demostró que los beneficios de ser bilingüe no se traducen en un nivel de inteligencia mayor que las personas que solo manejan un idioma, sino en las capacidades que se adquieren al tener otro o más idiomas diferente al nativo.

Aprender un segundo idioma no solo retrasa el envejecimiento cerebral, sino que también mejora la inteligencia, la memoria y la fluidez verbal.


Los ácidos Omega-3 retrasan el envejecimiento del cerebro

Según un estudio realizado por James V. Pottala de la Universidad de Dakota del Sur, publicado en enero 2014 en la revista Neurology, los niveles altos de omega-3 en la sangre se relacionan con una menor pérdida de volumen cerebral. Lo que significa que el cerebro envejece algo más lentamente, y se ha cuantificado ese retraso en uno a dos años.

El estudio se ha llevado a cabo con 1.111 mujeres con una edad media de 70 años, que participaban en una investigación sobre la memoria. A estas mujeres les midieron el nivel en glóbulos rojos de dos de los ácidos grasos: el eicosapentaenoico (EPA) y el docosahexaenoico (DHA). Son producidos por el cuerpo cuando asimila los omega 3.

Ocho años más tarde determinaron su volumen cerebral mediante una resonancia magnética. En la primera prueba dieron niveles más altos de EPA y DHA en la sangre y tenían un cerebro de mayor volumen que las de niveles más bajos. En concreto, las mujeres cuyos niveles de ácidos grasos eran dos veces el de la media (7,5% frente al 3,4%) tenían un volumen cerebral un 0,7% mayor. Y esta cantidad, que puede parecer insignificante, equivalía a retrasar la pérdida normal de las células cerebrales que tiene lugar con el envejecimiento en uno a dos años. Estos niveles más altos y ventajosos de ácidos grasos se pueden lograr tanto a través de la dieta como con el uso de suplementos.

Además los niveles más altos de omega-3 se correspondían también con un volumen en el área del hipocampo un 2,7% mayor. El hipocampo desempeña un papel clave en la formación de la memoria y en la enfermedad de Alzheimer comienza a atrofiarse incluso antes de que aparezcan los primeros síntomas.

Retrasar el envejecimiento del cerebro en uno o dos años pueden parecer poco, pero puede contribuir a retrasar la aparición del deterioro cognitivo asociado a la edad.

Un estudio previo publicado también en Neurology en 2012, mostraba que altos niveles en la sangre de uno de los principales omega-3, el EPA, se correspondían con una menor pérdida de neuronas en la amígdala, una estructura del cerebro próxima al hipocampo que también se ve afectada en las primeras etapas de la enfermedad de Azlheimer.

Reducen la inflamación. El aceite de pescado, rico en DHA y EPA, los dos componentes más saludables, tiene efectos beneficiosos sobre los sistemas inmunológico, nervioso y cardiovascular. Se cree que contribuye a reducir la inflamación que de forma natural aumenta con el envejecimiento y está detrás de muchas patologías crónicas.

Un trabajo con ratones publicado en abril 2013 en Journal of Leukocyte Biology sugería que el efecto favorable sobre la inflamación de los omega-3 no necesitaría reducir la respuesta inmune, sino que podría deberse a que potencian la actividad de los linfocitos B, células especializadas del sistema inmune que producen inmunoglobulinas.

Los ácidos grasos omega-3 están presentes en los llamados pescados azules, como atún, sardina, boquerón, salmón, caballa o palometa, entre otros.





El aprendizaje se puede producir a cualquier edad

Aunque se produzca el declive natural que conlleva el proceso de envejecimiento, el aprendizaje se puede producir a cualquier edad, por lo que la inteligencia no es inmutable.

La teoría Hebbiana  introducida por Donald Hebb, en 1949  describe un mecanismo básico de plasticidad sináptica en el que el valor de una conexión sináptica se incrementa si las neuronas de ambos lados de dicha sinapsis se activan repetidas veces de forma simultánea.

El aprendizaje a nivel neuronal o aprendizaje hebbiano consiste en el desarrollo de nuevos cableados por parte de las neuronas en función de la experiencia; por lo que a través de este tipo de aprendizaje se fortalecen las neuronas ya existentes y sus conexiones. Este fortalecimiento de la sinapsis neuronal conlleva dos aspectos: aprendizaje y memoria.

Las neuronas hacen conexiones
nuevas durante el aprendizaje
El aprendizaje hebbiano es la base de la neuromodelación o neuroplasticidad cerebral. Para que la neuromodelación sea posible, también debe producirse el fenómeno inverso, o sea que si una red hebbiana no se usa, debe ir, poco a poco perdiendo sus células componentes, hasta desaparecer. Existen dos tipos de neuroplasticidad: la positiva, que se encarga de crear y ampliar las redes hebbianas, y la negativa que se encarga de eliminar aquellas que no se utilizan.

Este proceso permite que las nuevas experiencias de vida, las conversaciones que se mantienen, los nuevos conocimientos que se adquieren, remodelen una y otra vez el cerebro. Si bien los genes pueden predeterminar algunas de las características de la personalidad, no son los responsables finales de la mayoría de las cualidades que ésta tiene.

Se sabe ahora, que la genética es responsable del 10 % de las redes hebbianas, pero que el 90% restante se forma bajo el influjo de otros dos factores que, a diferencia del primero, pueden ser variados por la voluntad: las experiencias de vida, y los conocimientos adquiridos. También se sabe que esto último depende de una estructura cerebral modular conocida como lóbulos prefrontales.

Ellos son lo último que se desarrolla en el cerebro, más o menos completan su maduración a los 21 años, de ahí el concepto de mayoría de edad, ocupando aproximadamente el 30% de su volumen.

Los expertos han demostrado que las personas con escasa formación o que viven en entornos de poca estimulación intelectual sufren una pérdida en su capacidad de entender, recordar y pensar. Independientemente de la edad.


Factores que reducen el envejecimiento del cerebro

El aumento de la esperanza de vida que ha habido en las últimas décadas a nivel mundial ha traído consigo algunos problemas, uno de ellos es el notable crecimiento de casos de demencia en las personas de la tercera edad. No es en vano que se destinen importantes sumas de dinero para investigar como prevenir, o al menos reducir, la velocidad de este proceso. Aunque por lo general las investigaciones son realizadas por la industria farmacéutica y por tanto, las soluciones pasan por el consumo de sus medicamentos. A pesar de ello, cada vez hay más evidencias en cuanto a que el estilo de vida desempeña un papel fundamental en este proceso.

El cerebro es un músculo y como cualquier otro músculo, necesita mantenerse en forma. Existen factores que influyen en el estilo de vida para reducir el proceso que envejece el cerebro. En los últimos años diversos estudios han demostrado que mantener el cerebro activo a lo largo de su vida, ya sea a través de la lectura, la escritura o juegos de inteligencia, ayuda a mantenerlo joven. La mejor manera de tener un órgano activo es utilizándolo, ya que el cerebro envejece en las partes que no se han trabajado.

Durante el curso de la vida, el nivel de escolaridad y las exigencias profesionales también influyen en el cerebro, favoreciendo con el paso de los años la construcción de una reserva cognoscitiva. La reserva cognoscitiva es la capacidad del cerebro para preservarse de lesiones que podrían ocurrir. Cuanto más importante sea esta reserva, mayor será su aptitud para retardar la aparición de signos de una enfermedad que afecte la memoria.



Nutrición

La población está sobre alimentada, se producen radicales libres que son un daño para el cerebro y el resto del cuerpo, por tanto la restricción calórica es uno de los instrumentos que aumentan el número de neuronas nuevas en áreas que tienen que ver con la memoria.

Por lo general los alimentos y hábitos nutricionales que reducen la enfermedad cardíaca y la diabetes, también benefician el funcionamiento del cerebro. Una dieta baja en grasas saturadas y azúcar promueve una mejor circulación de la sangre en el cerebro, mientras que los alimentos ricos en grasas saturadas obstruyen las arterias que lo alimentan.

Varios estudios han encontrado un efecto protector en el consumo de pescado, especialmente aquellos con mayores porcentajes de omega 3, como el salmón y el atún. El aceite de pescado es ideal para preservar la función cognitiva y el volumen del cerebro. Los frutos secos, verduras de color oscuro, las bayas, así como la dieta mediterránea que hace hincapié en los alimentos de origen vegetal, incluyendo legumbres, granos y aceite de oliva también son especialmente valiosos para el cerebro. Una investigación con ratones de la Universidad de Texas demostró que el resveratrol, sustancia que se encuentra en la piel de las uvas rojas y en el maní, previene el deterioro mental e incluso, podría ser de ayuda a quienes sufren de mal de Alzheimer.

En cuanto al alcohol, consumir de modo excesivo alcohol puede reducir la memoria dañando el cerebro, perturbando el apetito e interfiriendo con la absorción de vitaminas esenciales. Un consumo moderado de vino tinto (y no blanco u otro alcohol) parece en cambio benéfico, por el efecto antioxidante y protector contra el riesgo de enfermedad cardiovascular.



Hacer ejercicio físico aeróbico

La hipertensión arterial y el sobrepeso aumentan de forma significativa las probabilidades de padecer demencia en la tercera edad. El aumento de peso puede elevar la presión arterial y esta a su vez, aumenta el riesgo de un accidente cerebrovascular. Incluso los pequeños derrames (micro-infartos) que a menudo ni siquiera se diagnostican, predisponen al cerebro para padecer demencia. Una investigación ha encontrado que las personas que tenían grandes cantidades de micro-infartos también tenían puntuaciones cognitivas más bajas.

Se debe hacer ejercicio físico aeróbico con regularidad porque oxigena el cerebro y entran sustancias que lo rejuvenecen. El cuerpo está diseñado para correr y saltar. La práctica de deportes que muchas veces se realiza, justamente, para reducir el sobrepeso y la presión arterial, a su vez también tiene un efecto beneficioso para el cerebro.


Juegos para estimular el cerebro

Dado que cada vez que el cerebro aprende algo construye redes neuronales nuevas, en los últimos tiempos las investigaciones se han centrado en la creación de juegos que propicien esta creación de nuevas redes de neuronas y hagan trabajar al “músculo” cerebral en personas de la tercera edad. Crucigramas, rompecabezas, juegos matemáticos son importantes para este cometido. Más recientemente se han desarrollado algunos juegos en computadoras y aplicaciones móviles con el propósito de estimular distintas funciones del cerebro, sobre todo la concentración.


Aprender un idioma nuevo

Sobre todo si se supera los 40 años se convierte en un estímulo para mantener al cerebro activo. Es una manera de exigirse a si mismo, que es lo que el cerebro requiere.

Ciertas partes del cerebro se desarrollan, especialmente el hipocampo, la parte del cerebro implicada en la adquisición de nuevos conocimientos y la consolidación de la memoria. Hablar varios idiomas permite además retrasar los efectos de la edad.

Cuando un adulto aprende un idioma hay un mejoramiento de la integridad de la materia blanca. La materia blanca conecta las neuronas, así mientras más sean conectadas, mejor será la posibilidad de realizar una tarea cognoscitiva. El aprendizaje de un idioma desarrolla la reserva cognoscitiva, lo que hace más resistente a las lesiones cerebrales.

El cerebro requiere desafíos como el de aprender y memorizar, esto ayuda a cambiar el cableado del cerebro para bien. Además aprender un idioma es emocional porque alguien que a partir de los 50 años tiene la capacidad de aprender un idioma nuevo, es digno de admiración.


Cuidar la salud

Mantener un control médico regular, prestar atención a los factores de riesgo cardiovascular, no fumar, mantener un peso saludable, protegerse la cabeza con un casco en actividades que lo requieran para evitar las conmociones cerebrales.

Por otra parte, con la edad, se toma a menudo más medicamentos. No obstante, los órganos que metabolizan y eliminan estos medicamentos son más lentos y hay que tener más cuidado con las dosis. Ciertos medicamentos para dormir pueden afectar la memoria, provocando somnolencia y reduciendo la vigilancia. En cambio, otros medicamentos son esenciales para controlar enfermedades que son factores de riesgo para los trastornos cognoscitivos: los medicamentos para la diabetes, hipertensión y los antiinflamatorios son esenciales para la prevención de problemas secundarios.


Socializar

Mantener lazos frecuentes con las personas de nuestra red social estimula el cerebro y lo protege de la decadencia cognoscitiva. Las actividades sociales como el hecho de compartir comidas, diversiones, salidas, conversaciones, sostienen un modo de vida activo, mejoran la calidad de vida, aumentan la estima de sí, previenen el aislamiento y reducen el estrés y el riesgo de depresión.


Meditación

La meditación consiste en hacer el vacío total en sí y en concentrarse sobre lo que pasa dentro de nuestro cuerpo (respiración, funciones vitales, etc.). Ella nos ayuda a hacer abstracción de todo lo que nos estresa y a expulsar de nuestro espíritu emociones, ideas, preocupaciones, etc. y a concentrarnos en el interior.

La meditación ha demostrado provocar cambios positivos en el cerebro, capaz de influir en el flujo sanguíneo vascular y en la estimulación de regiones específicas del cerebro. Además, es una excelente herramienta para controlar el estrés y la respuesta al miedo, que están directamente vinculados con el proceso inflamatorio que se asocia con la demencia.

Cuando se medita, partes concretas del cerebro emiten ondas theta, que alivian el estrés y a largo plazo producen una sustancial reducción de la ansiedad, aumentan la habilidad mental, impulsan la imaginación y la creatividad; reducen el dolor, producen un estado de euforia y estimulan la secreción de endorfinas.

Practicar el Tai chi

El tai chi consta de un encadenamiento de movimientos que son ejecutados de manera continua y fluida. Estos movimientos son practicados lentamente. Durante el ejercicio todos los músculos trabajan de manera armoniosa con tensiones graduales y relajaciones graduales.

En el aspecto físico, mejora la amplitud y fluidez de movimientos. En el aspecto mental, la necesaria concentración y la memorización de los movimientos mantienen activas las neuronas, ayudando a mantener íntegra la capacidad intelectual del individuo.

La práctica del Tai chi requiere concentración, coordinación y equilibrio. Durante la práctica, el cerebro y el cuerpo trabajan al mismo tiempo. El área motora del cerebro se encuentra altamente estimulada, mientras el resto permanece relajado. Este descanso permite la regeneración de las células nerviosas. Además, estimula la producción de acetil colina. La deficiencia de este neurotransmisor se ha relacionado con la enfermedad de Alzheimer.


Consejos para ayudar a acordarse

Aunque se tenga mucho cuidado con la memoria, siempre habrá pequeños olvidos. He aquí algunas herramientas para reducir los fallos de la memoria.

Estar atento. Hacer dos cosas al mismo tiempo se hace cada vez más complejo al envejecer. Si se quiere retener una información, hay que prestar una gran atención y, si es posible, reducir el ruido ambiente.

Repetir. Tomar tiempo para retener una información repitiéndola muchas veces, luego someterla a un test de la memoria. ¿Acaba de presentarse a una persona? Repetir su nombre muchas veces, primero a un segundo de intervalo, luego unos minutos, luego unas horas, y así sucesivamente.

Mnemotécnica. Ejemplos. En el centro comercial, se aparcó el auto en la vía C. Hacer una asociación con lo que al pensar se le es familiar, por ejemplo, en la hija cuyo nombre es Cristina. ¿Olvidarse frecuentemente de tomar las medicinas? Asociar esta actividad con otra: una emisión de televisión que se ve sin faltar, la hora en que se hace una llamada telefónica a la misma persona, etc.

Organizarse. Agendas, calendarios y paneles de anuncios son preciosos. Escribir allí las citas, las salidas, las cuentas que hay que pagar, etc. Acostumbrarse a consultarlo a una hora fija y a inscribir notas completas: hora de la cita, nombre de la persona, lugar, número de teléfono, etc. Escoger también, un lugar preciso donde depositar las llaves, las gafas, los papeles y todo objeto de importancia.

Darse una oportunidad. Ser indulgente consigo mismo y no entrar en pánico si se toma un poco más de tiempo para encontrar una palabra o un nombre. Sobre todo, aceptar que la memoria no es infalible y… seguir sonriendo.

4 ejercicios sencillos para evaluar la velocidad de tu cerebro







El proceso de envejecimiento forma parte de la vida y actúa inexorablemente sobre nuestro cuerpo, incluso nuestro cerebro. Sin embargo, aunque ciertas funciones disminuyan con la edad, otras permanecen intactas y hasta pueden sacar provecho de la acumulación de experiencias. Prevenir la decadencia cerebral debida a la edad, finalmente, es hacerse más inteligente. Nunca es demasiado tarde para cambiar, construir nuevos y mejores hábitos y aprender nuevas competencias que nos permitan recrear nuestras vidas.





Cerebro social
el cerebro necesita
amistades para funcionar

Sistema glinfático de
 limpieza del cerebro




La lectura estimula
la actividad cerebral y
fortalece las
conexiones neuronales


El ejercicio físico
mejora el funcionamiento
 del cerebro
Actividades para
 ejercitar el cerebro


El cerebro es el
 órgano que más
 energía consume




La mejor dieta
para tu cerebro
Neuronas y glucosa

Importancia del
desayuno para el
 buen funcionamiento
 del cerebro



Aceite de coco
propiedades y beneficios
Alimentación y
funcionamiento cerebral


La exposición a los contaminantes
 atmosféricos tiene un
impacto en el cerebro humano


Intoxicación por
metales pesados
Neurotoxinas





Alimentos perjudiciales
 para el cerebro
Aditivos alimentarios
 tóxicos

Importancia
de la siesta

El intestino
Segundo cerebro

Auto-reparación
 del cerebro

El cerebro humano