diciembre 13, 2016

El Cociente Intelectual Puede Variar a lo Largo de la Vida





El cerebro es un órgano flexible. Desde que nacemos, el uso y conocimientos que adquirimos, los retos que superamos, etc. lo van moldeando. Es el fenómeno conocido como neuroplasticidad.

La neurogénesis  formación de nuevas neuronas  está influenciada positivamente por neurotransmisores, factores de crecimiento, factores neurotróficos, hormonas, un medio culturalmente rico y estimulante, la actividad física, la interacción social y el aprendizaje. El estrés psicológico, enfermedades psiquiátricas (por ejemplo, la depresión), el aislamiento social o la falta de sueño afectan negativamente a la formación de neuronas nuevas. Efecto similar causa el abuso de drogas.

Ahora está claro que hay una neurogénesis activa durante toda la vida en los seres humanos.


Cociente intelectual

Coeficiente intelectual (CI) es el término genérico utilizado desde 1912 para designar diferentes pruebas psicométricas de inteligencia, o para designar el resultado obtenido en una de estas pruebas.

El cociente intelectual, también denominado coeficiente intelectual o CI, consiste en una puntuación, que se obtiene al efectuar a una persona unas serie de test especialmente diseñados para medir su inteligencia, y en los que se adjudica 100 como valor central de una inteligencia media. Quienes puntúen por encima de 100 se hallan por encima de la media, y los que puntúen menos, no llegan a la media de inteligencia.

Existen varios tipos de CI, que dan calificaciones diferentes. Sin embargo todos son pruebas psicométricas: es decir, pruebas estandarizadas que comparan el rendimiento de preguntas específicas individuales en comparación con las respuestas de todas las personas a las mismas preguntas.

El cociente intelectual sería un dato intrínseco de un individuo, es decir que sería inmutable en el tiempo y caracterizaría la inteligencia de dicha persona.

Generalmente se cree que el coeficiente intelectual es un atributo genético con el que nacemos y que se mantiene de por vida, como el color de los ojos o la estatura. En realidad se parece más a otros atributos de nuestro cuerpo y mente, como el peso corporal, el estado de ánimo, los niveles de energía o la tensión sanguínea, todos los cuales pueden fluctuar a lo largo de nuestra vida.


¿ Cómo se mide el Coeficiente Intelectual ?

Le CI es una de las formas de medir la Inteligencia General, el Factor g, es decir, de una característica biológica que está detrás del tratamiento de las tareas cognitivas. No es una medida directa (como se puede medir directamente el tamaño de una persona con un metro), pero de una medida indirecta (como si se midiera el tamaño de alguien refiriéndose al tamaño de su sombra en terreno irregular): por lo tanto la medida no es perfecta.

El psicólogo estadounidense David Weschler creó en 1939 la Escala Wechsler de Inteligencia para Adultos (WAIS) y hasta la fecha es una de las más utilizadas para medir el coeficiente intelectual.

El índice de inteligencia solamente evalúa una cierta forma de inteligencia usando nuestra lógica. No evalúa otros tipos de inteligencia (por ejemplo, la creatividad). A lo largo de nuestras vidas, nos enfrentamos a pruebas, nos enfrentamos a algunos problemas en los que tenemos que tomar decisiones. Estas son las funciones ejecutivas que se encuentran en el primer plano y, por tanto, evaluadas por una prueba como el CI. Esto sugiere que el CI no es un valor estable, pero fluctúa con el tiempo.

Una persona “superdotada” o “genio” sería aquella cuyo CI es de 130 o más. Las personas con estas características suelen tener gran facilidad para resolver problemas lógicos. Una persona de CI mayor a 115 está por encima de la media, y por debajo de la media encontramos a quienes tienen un CI de entre 70 y 80 puntos, y suelen tener dificultades para pensar de manera abstracta. Las personas con un coeficiente menor a 70 en general tienen dificultades cognitivas, de memoria y lenguaje.

¿ Por qué un individuo es superdotado ? El cociente intelectual está directamente relacionado con el cociente intelectual de los progenitores, es decir, es genético o hereditario. Sin embargo, una parte de nuestra capacidad intelectual depende de nuestra historia de vida, del uso que hagamos de nuestro cerebro.

Hace tiempo, se pensaba que las diferencias entre el nivel intelectual de las personas dependía exclusivamente de ese factor genético. Se creía que el cociente intelectual “venía de fábrica”. Sin embargo, los estudios demuestran que la combinación de una estimulación precoz y adecuada con el medio ambiente es esencial en el desarrollo del cerebro. Un entrenamiento adecuado del cerebro, específico para cada función cognitiva, afina y potencia nuestras capacidades.

La Universidad de Rochester publicó un estudio para medir el coeficiente intelectual a través de la vista. La prueba es muy sencilla: supone seguir con los ojos el movimiento de una barra en la pantalla de la computadora, hacia la derecha e izquierda. Las barras tienen tres tamaños distintos. Aquellos que siguen con mayor precisión los movimientos de la barra de menor tamaño, que es la que se limita al círculo central del campo visual, son los que tienen CI más alto.

El coeficiente intelectual suele asociarse con el nivel de inteligencia de una persona. Sin embargo, expertos han comenzado a cuestionar la veracidad de esta afirmación ya que en estos últimos años se han descubierto que existen distintos tipos de inteligencia.


Inteligencia cognitiva

Para el término inteligencia existen muchas definiciones. La que estableció la American Psychological Association asegura que consiste en la habilidad a través de la cual los individuos son capaces de comprender cosas complejas y de enfrentar y resolver ciertas complicaciones a través del razonamiento; de acuerdo a la capacidad de cada persona se dice que es más o menos inteligente que otra.

Según esta definición las capacidades intelectuales de cada individuo varían al tiempo que lo hacen los problemas a los que debe enfrentarse.

El Mainstream Science on Intelligence propuso una segunda definición, corroborada por más de 50 investigadores. En ella se postula que la inteligencia incluye las habilidades de razonar, resolver problemas, pensar de forma abstracta, planear.

La inteligencia no se trata de la facultad para aprender de los libros, únicamente, sino también de la destreza para resolver conflictos y saber qué es lo que hay que hacer a cada momento.

Existen ocho tipos de inteligencia de acuerdo al psicólogo de la Universidad de Harvard, Howard Gardner

* Lingüística-verbal (expresividad)
* Lógico-matemática (resolver problemas lógicos)
* Musical (dotes musicales)
* Espacial (creatividad)
* Inter-personal (habilidades sociales)
* Intra personal (auto conocimiento e introspección)
* Corporal (control sobre el cuerpo, movimientos)
* Naturalista (análisis del entorno).


Puntaje estandarizado

Los test de inteligencia estandarizados utilizados por los psicólogos clínicos con fines de diagnóstico, tales como la escala Weschler, están diseñados de tal forma que no son fáciles de preparar ya que los contenidos se mantienen sorprendentemente en secreto y se cambian con regularidad, por lo que la puntuación dada por un individuo es siempre relativa.

Incluso mientras obtenemos una mejor educación y somos más hábiles en las pruebas de coeficiente intelectual  un fenómeno conocido como el “efecto Flynn”  nuestra puntuación no varía en absoluto y esto es porque el sistema de puntuación del CI tiene en cuenta la cantidad de mejora esperada en el tiempo y luego se descarta. Es decir los test que se realizan cuándo uno tiene más edad, están adaptados a esa edad y por lo tanto no entienden el aprendizaje. Este tipo de cuenta se llama un puntaje estandarizado ya que esconde su puntuación verdadera y simplemente representa su posición en relación a sus compañeros que también supuestamente se han convertido en más inteligentes o al menos a la misma velocidad.

Estandarización de un test

Estandarizar un test significa transformarlo en procedimiento sistemático y relativamente inmutable, esta operación tiene como objetivo controlar la situación en la que una persona pasa el test. La estandarización permite recrear un ambiente de contratación siempre idéntica a la utilizada para la calibración, asegurándose que las condiciones iniciales de la prueba sean las mismas para todos y en todas las épocas.


Efecto Flynn

En el siglo XX se ha documentado en países occidentales y orientales, más y menos desarrollados económicamente, el llamado ‘efecto Flynn’ (en honor al científico James Flynn, que lo descubrió) consistente en un incremento generacional de la inteligencia, tal y como la miden los psicólogos. La ‘ganancia’, que ha sido calculada en tres puntos en el cociente intelectual por década, ha sido observada en bebés, niños de preescolar, niños en edad escolar y personas adultas. el incremento generacional de inteligencia se produce entre los más y los menos inteligentes.

Este efecto ha disminuido al final del siglo XX y finalmente se ha invertido en los países occidentales a principios del XXI.

Se han adelantado varias hipótesis para explicarlo y en particular:

* Influencia de los alimentos => el Índice que mide el QI ha aumentado de hecho
* Influencia de los estímulos en edad muy joven (TV):

Sea las pruebas miden menos que antes (se distorsionan) => no ha tenido un aumento en esa medida QI.

Sea estos estímulos tienen un efecto sobre el crecimiento => hubo realmente aumento en el Índice de medida QI.

En realidad esto quiere decir que todos somos cada vez más inteligentes a través de nuestras vidas y las pruebas de coeficiente intelectual y el sistema de puntuación del mismo se ajustan constantemente para asegurarse de que el CI promedio se mantenga en 100, a pesar de un aumento bien señalado en la capacidad intelectual en todo el mundo. Los psicólogos son conscientes de que las puntuaciones de inteligencia están sujetas a la influencia cultural y las oportunidades sociales.


Inteligencia emocional

La inteligencia emocional incluye habilidades como: 

* Percepción de los sentimientos  propios y de las emociones del entorno
* Utilización de las emociones  dominar los sentimientos con el fin de facilitar una actividad cognitiva
* Entendimiento de las emociones  comprender el lenguaje de los sentimientos y reconocer cómo evolucionan en el tiempo
* Control de las emociones  habilidad para manejar los sentimientos propios en función de las necesidades, para alcanzar las metas que se ha propuesto.

El concepto de QE es una mezcla de inteligencia General (factor g) y personalidad.


Pruebas de inteligencia

Para poder establecer las facultades intelectuales de una persona se deben realizar varios tipos de pruebas. En estas pruebas se incluyen problemas con palabras o números, formas y diseños, a fin de poder definir la capacidad individual del CI del individuo.

El concepto de prueba de inteligencia fue ideado por psicólogos franceses en el año 1900 para ayudar a describir las diferencias en lo bien y rápido que los niños aprenden en la escuela. Actualmente se utiliza con frecuencia para explicar la diferencia que todos tenemos en un nivel fijo e inherente sobre la inteligencia y lo rápido que podemos aprender.

Cuándo hablamos de inteligencia, nos referimos a nuestra capacidad de aprender rápidamente y adaptarnos a las nuevas situaciones. Estos test supuestamente miden nuestro vocabulario, nuestra capacidad para resolver problemas, razonar lógicamente, y así sucesivamente.

Estudios previos han aportado evidencias de que la estructura del cerebro también puede cambiar y adaptarse durante la vida adulta. Muchos investigadores creen que nuestro coeficiente intelectual también puede modificarse acorde a este proceso.


Estudios sobre el cociente intelectual

El coeficiente intelectual fluctúa en la adolescencia

Según un estudio realizado por investigadores del University College de Londres, publicado en la revista Nature en 2011, el cociente intelectual, el estándar que mide la inteligencia de una persona, puede aumentar o disminuir durante la adolescencia.

En una serie de experimentos realizados en 2004 con adolescentes con edades comprendidas entre 12 y 16 años, los investigadores analizaron con ayuda de resonancia magnética las estructuras cerebrales de los sujetos además de someterlos a test de inteligencia. Cuando repitieron las pruebas cuatro años más tarde, detectaron que el coeficiente intelectual había aumentado en unos casos y disminuido en otros en hasta 20 puntos, y que los cambios coincidían con variaciones en la estructura cerebral.

En el estudio los investigadores documentaron que los cambios de CI están vinculados a modificaciones estructurales del cerebro. En 39 por ciento de los sujetos cuyo CI verbal cambió de manera significativa, los escaneos cerebrales antes y después del estudio mostraron una modificación correspondiente en la densidad y el volumen de la sustancia gris  número de neuronas  en una región de la corteza motora izquierda que se activa al nombrar, leer y hablar. En contraste, en 21 por ciento que tuvo un incremento o una caída del CI verbal  solución de problemas no relacionados con el lenguaje, como el razonamiento espacial , la densidad de sustancia gris en el cerebelo anterior asociada con el movimiento de la mano reflejó un incremento o una reducción equivalente.

Según los científicos el cociente intelectual, medido con una serie de pruebas de memoria operativa, habilidades espaciales, y reconocimiento de patrones (entre otras), recoge una amplia gama de habilidades cognitivas, desde espaciales hasta verbales, analíticas y más. Y 20 puntos es una gran diferencia. Si alguna persona pasaba de un cociente intelectual de 110 a uno de 130, dejaba de ser un individuo ‘promedio’ para convertirse en ‘dotado’. Y por el contrario, si caía de 104 a 84, pasaba de la ‘media alta’ a ‘inferior a la media’.

Frente a los recientes descubrimientos sobre la capacidad del cerebro para cambiar – propiedad denominada neuroplasticidad   y crear nuevas neuronas aún a los 60 y 70 años, el estudio confirma que la estructura cerebral puede cambiar en la vida adulta, y el cociente intelectual también, porque nuestro cerebro se adapta continuamente.


El entrenamiento de la memoria a corto plazo aumenta la inteligencia pura

Un grupo de científicos de la Universidad de Michigan en uno de los hallazgos de la investigación sobre inteligencia, en 2008, demostró que la memoria a corto plazo puede ser el fundamento más importante para la inteligencia pura.

En su estudio, entrenaron voluntarios adultos en una difícil tarea de memoria a corto plazo: escuchar una secuencia de letras mientras miraban, simultáneamente, una serie de pantallas de computadoras que presentaban un cuadrado azul en diferentes ubicaciones. Se pidió a los voluntarios que identificaran si la letra pronunciada o la ubicación del cuadro correspondían a la de las pantallas presentadas con anterioridad.

Cuanto más practicaban y agudizaban su memoria a corto plazo, mucho mayor era la mejoría de la forma más pura de potencia cerebral, la inteligencia “líquida” es decir, la capacidad de los voluntarios para razonar y resolver problemas independientemente del conocimiento previo.

El segmento de razonamiento de la prueba utilizó algo que se conoce como matriz progresiva: visualizar tres configuraciones geométricas y elegir, entre numerosas opciones, aquella que mejor se adecuara al patrón.

El entrenamiento de la memoria aumenta la inteligencia pura y por tanto, es la mejor manera de elevar el CI.

Matriz progresiva
Se descubrió también que los cambios en el CI relacionado con el lenguaje, se encuentran asociados con las variaciones en una determinada región del cerebro, más precisamente en la corteza motora izquierda. Por su parte, en lo referente a las pruebas no verbales, se sabe que puede deberse a un aumento de la materia gris que reside en el cerebelo anterior  la que controla la parte sensitiva y motora del organismo .

Se sabe también que existen diferencias en el CI entre hombres y mujeres, esto no significa claramente que uno sea más inteligente que otro, sino que poseen habilidades cognitivas diversas; lo mismo ocurre en personas pertenecientes a unas y otras culturas, porque más allá del aprendizaje social hay una determinada predisposición a desarrollar de una forma específica el CI.


Una inteligencia diferente a cada edad de la vida

Según un estudio realizado por neurocientíficos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), publicado en Psychological Science en marzo 2015, el auge y la caída de las habilidades cognitivas varían de acuerdo a la edad, y cada habilidad llega a su máximo en un período etario diferente.

Los investigadores, para lograr una mirada más extensa al envejecimiento y la cognición, realizaron experimentos de gran escala en el Internet, donde las personas de cualquier edad se convierten en sujetos de investigación. Sus sitios web Gamewithwords.org y Testmybrain.org presentan pruebas cognitivas diseñadas para completarse en unos pocos minutos y han brindado datos valiosos a los investigadores de casi 3 millones de individuos.

Trabajando con datos sobre 50.000 sujetos de estudio, encontraron evidencias de que cada habilidad cognitiva que estaban estudiando alcanza su máximo a una edad distinta. Por ejemplo, la velocidad de procesamiento de información parece que lo alcanza hacia los 18 o 19 años, empezando después a disminuir con rapidez. Mientras tanto, la memoria de corto plazo continúa mejorando hasta alrededor de los 25 años, cuando se nivela y mantiene estable, hasta que empieza a decaer en torno a los 35.

Para la habilidad de evaluar los estados emocionales de otras personas, el máximo parece llegar a edades mucho más tardías, entre la cuarentena y la cincuentena.

Hasta ahora, los expertos acordaron distinguir dos tipos de inteligencia, definidas en 1971 por el psicólogo británico Raymond Cattell: una llamado "fluida", incluyendo la lógica y la resolución de problemas, la otra denominada "cristalizada", que aumenta a lo largo de la vida por la acumulación de conocimientos o de experiencia.

Según su trabajo, la inteligencia fluida, la cual incluye la capacidad de memoria a corto plazo, la codificación y la velocidad  reemplazar números con símbolos en un tiempo limitado, reproducir un dibujo geométrico después de 10 segundos de observación , sería óptima entre 19 y 20 años de edad y luego disminuiría rápidamente.

La inteligencia cristalizada, ilustrada por pruebas de vocabulario, de cultura general, comprensión, aritmética y semejanza  para saber en qué dos objetos son similares , podría mejorar al contrario toda la vida y no caería con la senilidad.

Otras facultades, que no pueden ser asociadas con los dos tipos de inteligencia conocidos, surgieron en este estudio. Mejores resultados en pruebas que requieren un análisis de la situación  encontrar la parte faltante de un objeto, o incluso montar imágenes para trazar una historia  y los relacionados con la llamada memoria de trabajo han sido obtenidos por los participantes entre 25 y 35 años.

La memoria de trabajo requiere el uso de varias funciones cognitivas, incluyendo las memorias de corto y largo plazo, para reaccionar rápidamente a un problema dado.

Los investigadores creen que esto podría ser el resultado de una educación académica más robusta, la circunstancia de tener un empleo que requiere leer mucho y manejar cantidades copiosas de conocimientos, y la existencia de buenas oportunidades para la estimulación intelectual cuando se entra en la tercera edad.


La exposición prenatal a determinados químicos – ftalatos – se vincula a un menor coeficiente intelectual del niño

Investigadores de la Escuela Mailman de Salud Pública de la Universidad de Columbia, en un estudio publicado en Plos One en diciembre 2014, revelan que los niños expuestos durante el embarazo a niveles elevados de dos sustancias químicas comunes que se encuentran en el hogar, ftalato de di-n-butilo (DNBP) y ftalato de di-isobutilo (DiBP), tenían un coeficiente intelectual, en promedio, más de seis puntos por debajo de los menores expuestos a niveles más reducidos.

Estas sustancias químicas están presentes en una amplia variedad de artículos de consumo, como toallitas para la secadora, pintalabios, laca para el cabello y esmalte de uñas, incluso algunos jabones.

Según el estudio, los hijos de madres expuestas durante el embarazo a concentraciones de DNBP y DiBP un 25% más altas tenían un coeficiente intelectual entre 6 y 7' puntos inferior que los de mujeres menos expuestas.

Estos resultados se obtuvieron después de controlar factores como el índice de inteligencia materna, la educación materna y la calidad del ambiente en el hogar, que también influyen en las puntuaciones del coeficiente del menor. El razonamiento perceptivo, la memoria de trabajo y la velocidad de procesamiento también se vieron afectados por la exposición materna a esos ftalatos.


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Factores que reducen la inteligencia

Dieta

Las comidas con alto contenido graso afectan la actividad cerebral, ya que estropean la función de la dopamina, el neurotransmisor encargado de producir la motivación.

Además estudios demuestran que las dietas ricas en grasa también afectan la capacidad de reacción, así como la memoria y provocan depresión.


Las multitareas

Aunque se tiene la idea de que el cerebro es capaz de hacer varias cosas al mismo tiempo, lo cierto es que este órgano solo puede realizar una cosa a la vez, pero hace el cambio de tarea con tal rapidez que da la sensación a las personas de hacer muchas cosas al mismo tiempo.

Al hacer estos cambios tan rápido se gasta más glucosa, la fuente de energía del cerebro, además que se reduce el CI, ya que al realizar varias tareas, se impide la generación de pensamientos profundos, además que los pensamientos se vuelven menos recientes y más superficiales, así es como no nos mantenemos enfocados en ninguna de las tareas realizadas.


La tecnología

Es cierto que las nuevas tecnologías nos ahorran mucho tiempo y esfuerzo, pero también afectan a la memoria, ya que poco a poco se va delegando más almacenamiento de información a dispositivos electrónicos como smartphone o computadoras.

Lo cual produce que retengamos menos información y por menos tiempo, ya que ahora cuando se desea consultar información, basta con entrar a un buscador y poner una referencia que nos lleve a lo buscado, en lugar de recordar nombres, fechas y demás datos para buscarlos directamente.

La televisión



La televisión puede afectar la inteligencia, lo cual fue comprobado por el psicólogo Markus Appel, quien realizó un estudio en el que mostró a 81 participantes en un supuesto reality show sobre un atleta. Tras mostrar este programa aplicó un examen de conocimientos.

Aquellos que vieron la televisión antes de contestar el examen, tuvieron más errores que aquellos que no vieron el programa, esto se debe a que al recibir información reciente, esta se queda presente de forma consciente, por lo que el cerebro queda predispuesto con esta información.




Cambios en los horarios de sueño

Modificar los horarios para dormir o tratar de adecuar el tiempo de sueño a los horarios de otro país y la interrupción regular del sueño afectan el ritmo circadiano, el que nos indica cuando es hora de dormir porque es de noche o de día, lo cual afecta a la memoria y al nacimiento de nuevas neuronas.



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Aunque podría pensarse que las destrezas motoras y cognitivas son tan disímiles como el agua y el aceite, numerosos estudios han revelado que el desarrollo de las habilidades sensorio-motrices pueden reforzar las cognitivas. Nadie sabe cómo sucede esto, a ciencia cierta, pero se postula que los dos sistemas cerebrales están más interconectados de lo que creemos. Así que al aprender a tejer, escuchar música clásica, o hacer malabares, es posible que se aumente el cociente intelectual.

Ejercitar la memoria a corto plazo  en esencia, el cuaderno de notas del cerebro  puede ser la palanca para elevar nuestra inteligencia.

Una persona puede poseer unas altas capacidades lógicas o matemáticas, pero ser incapaz de crear una obra artística y viceversa.

En la actualidad la medición del cociente intelectual y de las aptitudes de los sujetos tienen como fin suponer una herramienta de ayuda a la persona que puede conocer sus fortalezas y debilidades para así trabajar en ellas y mejorarlas.

Es difícil ponerse de acuerdo sobre una definición universal de la inteligencia. Incluye tanto la capacidad de conocer y comprender, resolver problemas, adaptarse a nuevas situaciones y el aprendizaje. Estas diferentes concepciones de la inteligencia permiten afirmar que no existe un solo tipo de inteligencia sino varios.


Cuando aprendemos, leemos un libro escuchamos una obra musical u observamos
 un cuadro, se producen cambios físicos en nuestro cerebro, se crean nuevas
 estructuras y conexiones en él y mejoramos con ello nuestra inteligencia.




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