marzo 12, 2018

El Tabaco Afecta al Cerebro





Los cigarrillos y otras formas de tabaco, incluyendo los cigarros o puros, el tabaco de pipa, el tabaco en polvo o rapé ("snuff") y el tabaco de mascar contienen nicotina, una droga adictiva. La nicotina se absorbe fácilmente en la corriente sanguínea al mascar, inhalar o fumar un producto de tabaco.


Los efectos de fumar en el cuerpo humano



Descripción de los diversos efectos del tabaquismo en el cuerpo humano

* pérdida de la función respiratoria,
* secreciones bronquiales,
* aumento de la sensibilidad de los pulmones a otros contaminantes,
* quemaduras crónicas en los labios y la lengua,
* destrucción de las papilas gustativas,
* disminución de las defensas contra infecciones microbianas,
* irritación crónica,
* tos,
lesiones precancerosas y cancerosas de la laringe,
* aceleración de la frecuencia cardíaca,
* aumento de la presión arterial sistémica.

¿ Cuántas sustancias químicas hay en el cigarrillo ? El cigarrillo y su humo contienen casi 4.000 productos químicos y tóxicos. Una cierta cantidad de sustancias presentes o producidas secundariamente por la combustión del tabaco puede atravesar la membrana que separa la sangre y el fluido cerebro-espinal en el que se baña el cerebro. En el corto plazo, esto causa algo de excitación cerebral y algunas veces dolores de cabeza.

Además, debido a los diferentes agentes químicos, el cerebro reduce parcialmente el apetito y es por eso que las personas a veces aumentan de peso cuando dejan de fumar: el apetito se vuelve normal y la tendencia a comer es más presente. A largo plazo, las arterias del cerebro se desvanecen gradualmente y se obstruyen. Estas alteraciones son fuentes de accidentes cerebro-vasculares, que generalmente se caracterizan por trastornos de la conciencia, el habla, los sentidos y diversos vértigos o parálisis. Por lo tanto, todo el cuerpo es atacado por los productos y derivados del cigarrillo.


Los efectos del tabaco en el cerebro

Por su acción sobre el sistema nervioso y los cambios químicos y biológicos que causa en el cerebro, la nicotina es la causa principal de la adicción al tabaco. También está en la parte superior de la lista en el nivel de efectos desagradables. Desafortunadamente, el cuerpo se acostumbra muy rápidamente y estos inconvenientes desaparecen rápidamente, dando paso a una adicción al menos tan fuerte como la adicción a la heroína. Si ingresamos a la parte más científica y neurobiológica, así es como la nicotina actúa sobre el funcionamiento del cerebro.

Acción de la nicotina

La nicotina imita la acción de la acetilcolina y se une a un tipo particular de sus receptores llamado receptor de nicotina. Es un poco como un sistema de llaves, la nicotina es una llave muy similar a la acetilcolina por lo que puede entrar en la cerradura, bloquear el acceso y desencadenar una reacción. Al unirse al receptor, la nicotina desencadena una reacción que probablemente no sucedería si no hubiera consumo de cigarrillos.

Una vez en la corriente sanguínea, la nicotina inmediatamente estimula las glándulas suprarrenales las que liberan la hormona adrenalina. La adrenalina estimula el sistema nervioso central y aumenta la presión arterial, la respiración y la frecuencia cardíaca.

Al igual que otras drogas adictivas como la cocaína y la heroína, la nicotina aumenta los niveles de los neurotransmisores de dopamina, los cuales afectan los circuitos de gratificación y placer del cerebro. Para muchas de las personas que usan tabaco, los cambios a largo plazo en el cerebro, inducidos por la exposición crónica a la nicotina, resultan en la adicción  una enfermedad que se caracteriza por la búsqueda y el consumo compulsivos de la droga a pesar de las consecuencias negativas que esto conlleva.

La nicotina modifica el funcionamiento del cerebro, concretamente actúa sobre los receptores colinérgicos de nicotina que forman parte del circuito de recompensa, liberando dopamina, que es el neurotransmisor de la motivación y la recompensa. Además, lo hace de manera muy rápida, entre solo 10 a 15 segundos es transportada desde los pulmones hasta sus receptores a través del torrente sanguíneo. De hecho, la forma más rápida de llevar una sustancia al cerebro es fumándola, lo cual genera unos efectos mucho más fuertes de refuerzo condicionado. El tabaco es la droga que presenta la mayor probabilidad de dependencia con tan solo probarla una vez (32%).

Es este estado de desensibilización que será prolongado artificialmente por la exposición continua a la nicotina. La adicción al tabaco, que se desarrolla muy rápidamente, proviene del hecho de que los receptores de nicotina están presentes en áreas muy  "ocupadas" del cerebro. La estimulación repetida de la nicotina en los fumadores aumenta la liberación de dopamina en ciertas partes del cerebro (Núcleo de Accubens). Cuando el fumador se ve privado de nicotina (por ejemplo, de noche), los receptores recuperan su sensibilidad normal y el fumador siente agitación e incomodidad que lo empuja a fumar; estos son en realidad signos de síndrome de abstinencia.

Tabaco y enfermedad mental

El consumo de cigarrillos es más alto en personas con enfermedades mentales. Por cierto, casi el 80% de las personas con esquizofrenia fuma.

El párrafo anterior explica este gran consumo. La dopamina desempeña con frecuencia un papel en los trastornos mentales y su aumento está relacionado, entre otras cosas, con la presencia de nicotina. El bienestar temporal proporcionado por la nicotina es suficiente para crear un tipo de doble adicción en las personas con la enfermedad. Existe una dependencia física, como para los fumadores habituales, y esta adicción está más relacionada con la superabundancia de dopamina.

El cigarrillo se convierte en un sedante particularmente efectivo para ellos. Por otro lado, si se quita el cigarrillo, las señales de falta pueden ser más obvias y estar más presentes y es por eso que privarse es más difícil.

Los efectos del humo segunda mano

El humo segunda mano es la adición del humo que emana del cigarrillo que se consume y del exhalado por el fumador. De las toxinas que contiene, 50 son cancerígenas y están más concentradas en el humo segunda mano que en el humo respirado por los fumadores. El humo segunda mano contiene casi 3 veces más alquitrán, 5 veces más monóxido de carbono, 6 veces más nicotina y 40 veces más amoníaco. Los no fumadores que trabajan en un ambiente saturado de humo inhalan las mismas sustancias tóxicas que los fumadores.

Los niños, debido a su metabolismo más alto, pueden absorber una mayor cantidad de humo que los adultos. Los bebés y niños expuestos al humo segunda mano son más propensos a padecer enfermedades respiratorias crónicas, una función pulmonar deteriorada, infecciones del oído medio y alergias alimentarias. Incluso pueden ser víctimas del síndrome de muerte súbita.

Es necesario saber

* Una persona que fuma un paquete de cigarrillos al día absorbe el equivalente a una taza de alquitrán al año.

* El tabaco es responsable de una disminución en el rendimiento sexual.

* El tabaco es responsable de una disminución de la fertilidad en las mujeres.

* La piel de las mujeres fumadoras es seca, apagada y su tez es opaca. La piel pierde su flexibilidad y por lo tanto tiene un envejecimiento prematuro.

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Investigación

Fumar acelera el proceso de envejecimiento cerebral

Según un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Edimburgo (Reino Unido), publicado en la revista Molecular Psychiatry de noviembre 2015,  fumar acelera el proceso de envejecimiento del cerebro y puede empeorar la capacidad para tomar decisiones y resolver problemas.

Los investigadores han analizado datos de resonancias magnéticas de 504 hombres y mujeres de una edad media de 73 años, la mitad de los cuales eran fumadores o antiguos fumadores. El examen de esas pruebas muestra cómo la corteza cerebral de los fumadores perdió parte de su grosor a un ritmo mayor que en aquellas personas que evitaron el tabaco durante toda su vida. También diferenciaron a aquellos que habían abandonado el hábito durante períodos relativamente largos de tiempo y analizaron cómo había variado su corteza cerebral. 

Las partes amarillas del cerebro muestran las zonas en que
los no fumadores tenían la corteza cerebral más gruesa que los fumadores

La zona dañada es una región del cerebro ligada a funciones básicas de la mente humana como la memoria, la atención, el lenguaje y la conciencia. El estudio sugiere que dejar de fumar podría permitir a la corteza cerebral recuperar algo de su tamaño original, si bien son necesarios más estudios para comprobarlo.

Además de constatar que efectivamente el cigarrillo afecta la estructura cerebral, los científicos hallaron que el abandono del hábito permite que la corteza cerebral se reconstruya. Observaron una relación positiva entre la cantidad de tiempo desde el abandono del cigarrillo y en engrosamiento de la corteza. No obstante, señalan que es un proceso muy largo y que toma aproximadamente 25 años que la corteza cerebral se engrose hasta niveles normales de acuerdo a la edad.

La investigación forma parte de un proyecto británico más amplio para investigar el cerebro denominado The Disconnected Mind.

Este estudio otorga esperanzas de que abandonar el tabaco, incluso en la mediana edad, aporta grandes beneficios al cerebro.


Fumar daña el cerebro

Según revela un estudio realizado por investigadores de la Facultad de Medicina "Charite" de la Universidad de Humboldt (Alemania), publicado en la revista Biological Psychiatry en 2010, las personas fumadoras sufren un adelgazamiento de la corteza orbito-frontal.

En concreto, los experimentos demuestran que cuanto más cigarros fuma al día una persona y más tiempo lleva siendo fumadora, más fina es su corteza cerebral en esta región. El adelgazamiento de la corteza del cerebro ha sido relacionado con el envejecimiento y la reducción de la inteligencia.

Además, dado que la corteza orbito-frontal ha sido relacionada con el control de impulsos, la recompensa, y la toma de decisiones, su adelgazamiento puede aumentar el riesgo de adicciones. En consecuencia, fumar tendría un efecto acumulativo sobre el cerebro que hace que para los fumadores crónicos resulte cada vez más difícil abandonar el hábito.


El tabaco “pudre” el cerebro

Una investigación del King College de Londres, publicada en la revista Age and Ageing de noviembre 2012, ha confirmado que fumar deteriora las funciones de memoria, aprendizaje y razonamiento del cerebro.

Los científicos han llegado a estas conclusiones a partir de otra investigación que ha estudiado los vínculos entre la probabilidad de un ataque al corazón o un derrame cerebral y el estado del cerebro. Han descubierto que la presión arterial alta y el sobrepeso también parecían afectar al cerebro.

Para esto, siguieron el peso y la presión arterial de 8800 personas mayores de 50 años. Los investigadores también pidieron a los pacientes que hicieran ejercicios de memoria, como recordar varias palabras o ejercicios de alerta mental, como nombrar un número máximo de animales en un minuto. Estas pruebas se repitieron cuatro años y ocho años después del inicio del estudio.

De acuerdo con sus hallazgos, los investigadores notaron que un alto riesgo de enfermedad cardiovascular se asociaba directamente con un declive acelerado en el funcionamiento cognitivo, especialmente en personas que no tenían un estilo de vida saludable. Además, el estudio también afirma que los fumadores obtuvieron puntajes más bajos en las pruebas de memoria.

La falta de actividad deportiva, una dieta pobre, si los investigadores establecen un vínculo directo entre el estilo de vida pobre y el rendimiento cerebral, explican que fumar aumenta el riesgo de enfermedad cardiovascular, lo que a su vez promueve el deterioro cognitivo. Por lo tanto, fumar daña indirectamente el cerebro.

La investigación ha vinculado repetidamente tabaquismo e hipertensión arterial con un mayor riesgo de deterioro cognitivo y demencia.


Tabaquismo activo y pasivo, asociados con falta de memoria

Según un estudio realizado por un equipo inglés de la Northumbria University en Newcastle, publicado en la revista Addiction de 2012, a los fumadores, tanto activos como pasivos, les cuesta más recordar actividades pendientes que quienes no están expuestos al humo de tabaco.

El equipo reunió a 27 fumadores, 24 personas con exposición habitual al humo de segunda mano y 28 personas que nunca habían padecido esa exposición, ya sea de primera o segunda mano. Todos tenían entre 18 y 30 años.

Los autores los evaluaron con el Test de Memoria Prospectiva de Cambridge, que incluye ejercicios temporales, como devolverles una llave a los investigadores cuando restan siete minutos, y ejercicios situacionales, como entregar la llave al escuchar cierta palabra.

Cada participante recibió puntos a cambio de su rendimiento, según la cantidad de recordatorios utilizados. Los puntajes fueron de entre cero y 18 puntos por prueba; a mayor puntaje, mayor memoria.

En los ejercicios temporales, el equipo detectó una diferencia estadísticamente significativa entre los grupos: los participantes sin exposición al humo de tabaco obtuvieron 16,3 puntos, mientras que los fumadores pasivos alcanzaron 13,7 puntos y los fumadores activos, 11,6 puntos.

En las pruebas situacionales, los participantes sin exposición volvieron a superar a los fumadores activos, pero no tanto a los pasivos.

Dejar de fumar mejora la memoria

El grupo de fumadores recordaba el 59% de las actividades, el de ex-fumadores se acordaban de un 74% de los temas y los que nunca fumaron tenían un 81% de memoria.

Se sabe que dejar de fumar tiene beneficios sobre la salud para el cuerpo, pero este estudio muestra por primera vez que también mejora las funciones cognitivas, explican los investigadores. El siguiente paso será estudiar si la exposición al humo de segunda mano de los llamados "fumadores pasivos" tiene efectos similares sobre el cerebro.

Los problemas de memoria prospectiva no sólo son molestos cuando una persona olvida la reunión con amigos, sino que también pueden tener consecuencias más graves, como no tomar un medicamento.

La memoria prospectiva nos permite formular y llevar a cabo intenciones futuras, y es un elemento clave a la hora de coordinar y controlar la mayoría de nuestras acciones cotidianas, como coger las llaves antes de salir de casa, preparar la comida, acudir a una cita o tomar determinada medicación.


Fumar en la adolescencia afecta el tamaño del cerebro

Un estudio realizado por científicos de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), publicado en la revista Neuropsychopharmacology de marzo 2014, muestra las espectaculares diferencias en el desarrollo del cerebro en adolescentes provocadas por el tabaco.

En particular, el equipo vio que existían diferencias importantes en regiones del cerebro entre adolescentes fumadores y no fumadores, incluso cuando la adicción no fuera demasiado grave. La investigación encontró que fumar en la adolescencia puede generar cambios en la ínsula cuyo tamaño y volumen eran muy distintos en los diferentes grupos de jóvenes.

Ubicada en la superficie lateral del cerebro, la ínsula se relaciona con el sistema límbico, al desempeñar un papel importante en el control de las emociones y los sentimientos. Los cambios en esta estructura cerebral provocados por el tabaco afectarían de manera directa al control directo del estado interno de los adolescentes o a la toma de decisiones.

Luego de estudiar las historias clínicas de 42 jóvenes con edades comprendidas entre los 16 y los 22 años, los investigadores encontraron que el grosor de la ínsula de los fumadores era mucho más delgado que el de los no fumadores. También hallaron que cuantos más cigarrillos al día fumaba el sujeto, más fino era ese grosor.

Los científicos sugieren que las modificaciones cerebrales que se producen por fumar durante la juventud podrían explicar por qué los adultos que comienzan con el hábito a una edad temprana desarrollan una dependencia al tabaco mucho mayor. En esta franja de edad, donde las drogas tienen un efecto aún más agudo sobre el cerebro de los individuos, la acción de los cigarrillos y la nicotina es aún peor que en las personas adultas.

En una edad tan sensible como esta, el tabaco puede cambiar drásticamente el desarrollo del cerebro de los jóvenes y afectar de manera importante a su personalidad. Estudios como este recuerdan, sin duda, la importancia de prevenir el consumo de drogas socialmente aceptadas, por las implicaciones médicas que tienen a medio plazo.


La relación directa entre el tabaquismo y el dolor crónico de espalda

En un estudio de la Northwestern University Feinberg School of Medicine, publicado en la revista Human Brain Mapping de noviembre 2014, se asegura que los fumadores podrían tener tres veces más probabilidades de desarrollar dolor crónico de espalda en comparación con los no fumadores. A la vez, abandonar el hábito podría reducir de forma considerable estas probabilidades.

Hace años que se estudia la relación entre fumar y el aumento del riesgo de dolor lumbar u otras enfermedades relacionadas con el dolor crónico. También otras investigaciones ya han indicado que el abandono del tabaquismo reduce el dolor. Ésta es, no obstante, la primera vez en la que se vincula el tabaquismo y el dolor crónico con la parte del cerebro asociada con la adicción y la recompensa.

Los investigadores aseguran que el tabaco podría afectar la forma en que el cerebro responde al dolor de espalda, y además, hacer a los fumadores menos resistentes a los episodios de dolor.

Los resultados provienen de un estudio longitudinal de 160 adultos con nuevos casos de dolor de espalda. Durante el transcurso de un año se le les realizaron cinco escáneres cerebrales, así como se les pidió que calificaran la intensidad de su dolor de espalda y que llenaran un cuestionario en el cual se les preguntaba sobre el consumo de tabaco y otros problemas de salud. Junto con los adultos con dolor de espalda, se controló de manera similar a 35 participantes control sanos y a 32 participantes con dolor lumbar crónico.

Los científicos analizaron la actividad de dos áreas del cerebro  núcleo accumbens y corteza prefrontal medial , las cuales están involucradas en la conducta adictiva y el aprendizaje motivado. Encontraron que este circuito es también fundamental en el desarrollo del dolor crónico.

Al parecer, estas dos regiones del cerebro “se hablan” la una a la otra, y la fuerza de esta conexión ayudaría a determinar quién desarrollará dolor crónico. En el caso de los fumadores, esta conexión resultó ser muy fuerte y activa en el cerebro, y disminuía radicalmente en aquellas que abandonaron el hábito tabáquico en el transcurso del año que duró el experimento. Por lo tanto, disminuyó la susceptibilidad a desarrollar dolor crónico.

Al mostrar cómo una parte del cerebro involucrada en el aprendizaje motivado permite que la adicción al tabaco interactúe con la cronicidad del dolor, los resultados apuntan a un vínculo potencialmente más general entre la adicción y el dolor.

Al ser administrados con antiinflamatorios, los investigadores observaron que, si bien los fármacos ayudaron a controlar el dolor, estos no lograron cambiar la actividad de los circuitos cerebrales. Las intervenciones futuras deberían ir encaminadas, según los científicos, a manipular los mecanismos del cerebro como estrategia efectiva para la prevención y el alivio del dolor crónico.

Tabaco, mujeres y dolor crónico. Si bien éste es el primer estudio que relaciona tabaco, dolor crónico y actividad cerebral, no es la primera vez que se habla de la conexión directa entre el tabaco y el dolor. En 2011, investigadores de la Universidad de Kentucky observaron que aquellas mujeres con mayor adicción al tabaco presentaban tasas más elevadas de dolor músculo-esquelético crónico. En concreto, aquellas que fumaban diariamente tenían más del doble de probabilidades de desarrollar este dolor.


El aceite de romero mejora la memoria

Investigadores de la Universidad de Northumbria, en un estudio publicado en Therapeutic Advances in Psychopharmacology en 2012, aseguran que la planta mejora la memoria y la capacidad de centrar la atención.

Los científicos encontraron que el compuesto principal en el aceite de romero, conocido como 1,8-cineol, aumenta directamente el rendimiento del cerebro cuando llega a la sangre a través de la inhalación.

El estudio reunió a 20 personas dándoles distintos niveles de aroma de aceite de romero, tomando muestras de sangre para la comparación. Luego, se les pidió a los pacientes a participar en las pruebas de estado de ánimo, velocidad y precisión para determinar la correlación entre la cantidad de 1,8-cineol y rendimiento de la prueba.

El equipo de investigación fue capaz de concluir que la cantidad de 1,8-cineol se correlacionó positivamente con un mejor desempeño en las pruebas de velocidad y precisión, y también una mejora moderada en el estado de ánimo. Descubrieron que el rendimiento estaba ligado a los niveles plasmáticos de 1,8-cineol después de la exposición.

Un estudio anterior de 2003 publicado en la revista International Journal of Neuroscience también encontró que la aromaterapia usando aceite de romero fue asociada con una mejora de rendimiento para la calidad general de la memoria y de los factores de la memoria secundaria.

El sentido del olfato humano es muy sensible y envía mensajes al cerebro, lo que provoca reacciones y respuestas. Los olores afectan a los neurotransmisores – hormonas cerebrales que transmiten información de una neurona a otra  relacionadas con la memoria.

El problema del tabaco no solo está en los riesgos visibles que induce, sino también en los 
problemas médicos que no vemos a priori, pero que tienen consecuencias de saludmedio 
y largo plazo. La aparición de los conocidos cigarrillos electrónicos tampoco ayuda, porque 
las últimas investigaciones afirman que son igual de perjudiciales que el tabaco. Dejar de 
fumar es el mejor modo de reducir el riesgo de daño cerebral, demencia y otras enfermedades.

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