El paludismo es una enfermedad causada por un parásito Plasmodium, el cual es trasmitido por la picadura de un mosquito infectado. Sólo el género anófeles del mosquito transmite el paludismo. Los síntomas de esta enfermedad pueden incluir fiebre, vómito y/o dolor de cabeza. La forma clásica de manifestación en el organismo son fiebre, transpiración y escalofríos que aparecen 10 a 15 días después de la picadura del mosquito. Las muestras de sangre son examinadas con un microscopio para diagnosticar el paludismo, en donde el parásito es detectado dentro de los glóbulos rojos. Las pruebas de diagnóstico rápido (RDTs) son usadas para diagnosticar el paludismo en áreas remotas en donde el microscopio no puede ser utilizado.
Población en riesgo
El paludismo o malaria,
es la enfermedad infecciosa tropical más frecuente del mundo. Aproximadamente
la mitad de la población mundial corre el riesgo de contraer el paludismo,
sobre todo los residentes en países de bajos ingresos.
Produce 2.700.000 muertes
anuales, de las cuales, más de un millón se dan en niños menores de 5 años.
Aproximadamente cincuenta millones de mujeres que viven en áreas endémicas se
quedan embarazadas cada año.
En 2015 el paludismo estaba presente en 91 países y territorios. Como consecuencia, 10.000 mujeres y 200.000 niños mueren por la adquisición de malaria durante el embarazo. El paludismo mata a un niño cada 2 minutos.
En 2015 el paludismo estaba presente en 91 países y territorios. Como consecuencia, 10.000 mujeres y 200.000 niños mueren por la adquisición de malaria durante el embarazo. El paludismo mata a un niño cada 2 minutos.

Aparte de las condiciones
ambientales, existen otros elementos que contribuyen a explicar este patrón
geográfico. La distribución de la enfermedad también coincide con aquellas
regiones donde la situación socioeconómica y las infraestructuras sanitarias
son más precarias, lo cual pone de manifiesto que hoy en día la malaria se
encuentra estrechamente ligada a la pobreza, siendo a la vez causa y
consecuencia de esta última.
El paludismo supone una
importante carga económica, pudiendo llegar a reducir en un 1,3% las tasas de
crecimiento económico de países donde la enfermedad es frecuente.
La malaria en las mujeres
embarazadas se manifiesta principalmente por problemas de anemia, aunque
también son frecuentes las manifestaciones respiratorias o neurológicas. La
infección placentaria condiciona asimismo problemas de retraso de crecimiento
fetales, que se traducen en recién nacidos generalmente a término pero con bajo
peso al nacer.
La malaria durante el
embarazo presenta riesgos potenciales para la vida de la madre y el feto. Por
lo tanto, una mujer embarazada con diagnóstico de la malaria debe obtener
atención médica inmediata para reducir las posibilidades de cualquier riesgo de
embarazo. Los estudios muestran que las mujeres embarazadas son más propensas a
la infección de la malaria que las mujeres no embarazadas en los países
tropicales y en desarrollo.
Las embarazadas no
inmunes corren un alto riesgo de sufrir el paludismo. La enfermedad puede
producir tasas de aborto elevadas y causar una mortalidad materna anual de más
del 10% (cifra que puede llegar al 50% en casos de enfermedad grave).
Las embarazadas
semi-inmunes corren el riesgo de sufrir anemia intensa y retraso del
crecimiento fetal aunque no presenten signos de enfermedad aguda. Se calcula
que anualmente mueren 200.000 lactantes a consecuencia del paludismo adquirido
durante el embarazo.
Causas de la malaria en
el embarazo
La malaria es
predominante en las regiones tropicales. Por lo general, esta infección entra
en erupción durante la temporada del monzón, ya que proporciona la base para la
reproducción de mosquitos. Factores como la humedad, la temperatura, las
precipitaciones desempeñan un papel importante en la aparición de la malaria.
Las otras razones
posibles son:
Pérdida de la inmunidad. El embarazo
debilita el sistema inmunológico de una mujer, en general, debido a la
disminución de la síntesis de inmunoglobulina. Esto hace que la mujer
embarazada sea vulnerable a la malaria.
La placenta. La placenta
es un órgano nuevo que crece dentro del cuerpo. Permite que la infección pase a
través del círculo de la inmunidad, y también permite que fenotipos específicos
de placenta se multipliquen.
Zonas de transmisión. Las mujeres
en zonas de transmisión estable / altas deben haber adquirido inmunidad contra
la malaria. Por lo tanto las posibilidades de contraer la infección son menos.
Sin embargo, en zonas de transmisión inestable / bajas las mujeres tienen un
menor nivel de inmunidad, lo que aumenta el riesgo de la infección.
Infección por el VIH. Las mujeres
infectadas con el VIH tienen un alto riesgo de contraer la malaria debido a su
bajo nivel de inmunidad.
Complicaciones de la
malaria en el embarazo
Bajo peso al nacer o
restricción del crecimiento intrauterino. La placenta proporciona
el terreno para parásitos de la malaria que impiden el suministro de oxígeno y
nutrientes al feto. Esto podría resultar en neonatos con bajo peso al nacer y
retraso del crecimiento intrauterino. Los bebés que nacen con un peso de menos
de 5,5 libras (2,5 kg) tienen menos posibilidades de supervivencia.
La transmisión vertical. Otro riesgo
evidente es que la infección se propague desde la madre al bebé. Los médicos
recomiendan el cribado de la sangre del recién nacido después del parto para
descartar cualquier infección.
El parto prematuro. P.Falcifarum infecta la
placenta materna, donde los parásitos se multiplican. La placenta infectada por
la malaria lleva citoquinas, anticuerpos y macrófagos que desencadenan una
respuesta inmune activa, estimulando así el trabajo de parto prematuro.
Prevención de la malaria
en el embarazo
Mosquiteros tratados con
insecticida (ITN). Se recomienda el uso de mosquiteros impregnados con
insecticida y rociado interno residual de los insecticidas; sus funciones
consisten en disminuir el riesgo de las picaduras de los mosquitos infectados.
La
fumigación de interiores con insecticidas de acción residual para matar los
mosquitos que haya en las paredes y techos de las casas.
Tratamiento preventivo
intermitente (TPI). La OMS recomienda en las
regiones que tienen riesgo moderado a alto de la malaria el tratamiento
preventivo intermitente con sulfadoxina-pirimetamina (TPI-SP) para
eliminar periódicamente los parásitos que pueda haber en la placenta. Los medicamentos anti-malaria en el
embarazo son seguros, pero se deben tomar bajo la supervisión del médico. Se debe
seguir estrictamente el curso de medicamentos y tomar las dosis según lo
prescrito por el médico. El paludismo es prevenible y curable.
Uso de ropa de colores
claros. En general, los mosquitos son atraídos por
los colores oscuros. Las mujeres embarazadas, que viven o viajan a áreas
propensas a la malaria, deben usar prendas de color claro y con mangas largas
para evitar la exposición de la piel.
Mantenerse en áreas
frescas. Permanecer en áreas con aire fresco o acondicionado ya que los
mosquitos no pueden florecer en temperaturas frías.
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La
infección por malaria reduce el crecimiento fetal
Investigadores de la
Unidad de Investigación de la Malaria Shoklo, que forma parte de la Wellcome
Trust-Mahidol y del Programa de Tropical de Investigación en Medicina de la
Universidad de Oxford, según un estudio
publicado en PLos ONE en
febrero 2012, han empleado ecografías
que proporcionan la primera evidencia directa del efecto de la malaria en el
crecimiento fetal durante el embarazo.
La investigación de casi
3.800 embarazos fue llevada a cabo en la frontera entre Tailandia y Myanmar
(Birmania). El bajo peso al nacer es el factor de riesgo más importante para la
mortalidad neonatal en los países en desarrollo y pone de relieve la
importancia de la prevención del paludismo en el embarazo.
La ecografía prenatal,
que es esencial para la datación con precisión el embarazo, está cada vez más
disponible en los países en desarrollo. La tecnología también permite a los
médicos, o trabajadores formados, medir el diámetro de la cabeza del feto. En
las infecciones que se producen en el embarazo temprano, los investigadores
creen que el tamaño de la cabeza puede ser el indicador más adecuado de la
restricción del crecimiento.
El ultrasonido reveló que
el diámetro de la cabeza del feto promedio fue significativamente menor cuando
la infección por paludismo ocurría en la primera mitad del embarazo, en
comparación con los embarazos no afectados por la malaria. En promedio, las
cabezas de los fetos eran un 2% más pequeñas cuando se veían afectados por la
malaria. Esto puede aumentar el riesgo de aborto involuntario y afectar la
salud del niño en la edad adulta.
Sin embargo, aunque un
solo episodio de malaria temprana, detectado y bien tratado, tuvo un efecto
sobre el tamaño de la cabeza fetal a mitad del primer trimestre, este efecto no
fue visto en el parto, lo que sugiere que el tratamiento temprano con
medicamentos eficaces puede permitir una recuperación, más tarde en el
embarazo.
Los investigadores
concluyen que las estrategias para prevenir la malaria durante el embarazo se
han centrado en la segunda mitad del embarazo, cuando el mayor aumento de peso
del feto tiene lugar, pero el estudio sugiere que se tiene que ampliar los
esfuerzos para centrarse también en el primer trimestre, y asegurarse de que la
mujer embarazada conozca los riesgos de la malaria en el embarazo, para poder
ofrecerle medicación preventiva.
Las
mujeres mujeres embarazadas infectadas por la malaria no tienen inmunidad
Un estudio realizado por
investigadores del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) y
del Centro de Investigación en Salud de Manhiça (CISM), al sur de Mozambique,
publicado en The New England Journal of Medicine en octubre 2015, se
encontró que las madres infectadas sufrían más anemia y los bebés nacían con
menor peso.
Estudiaron cerca de 2000
mujeres gestantes que acudieron al Hospital Distrital de Manhiça (Mozambique)
entre 2003 y 2011 y que entonces participaban en ensayos clínicos de
tratamiento preventivo de la enfermedad durante el embarazo. Los investigadores
vieron que el descenso en la incidencia de la enfermedad se vio acompañado por
infecciones más graves que causaban efectos muy perjudiciales sobre la salud de
las mujeres y de los recién nacidos.
Una de cada dos mujeres
con malaria grave acaba muriendo y una cantidad baja de hemoglobina en la
sangre de la madre durante la gestación contribuye a retardar el crecimiento
del feto, que nace con peso bajo; cada año unos 100.000 bebés mueren en África
durante los primeros meses de vida por este motivo.
Las mujeres que se
infectan no tienen inmunidad, de ahí que la infección alcance densidades
parasitarias mayores y efectos dañinos mayores.
Un fármaco contra la
malaria protege a los fetos de la infección por Zika
Investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de
Washington en St. Louis, en Estados Unidos, cuyo trabajo se publicó en The Journal of Experimental Medicine en
julio 2017, mostraron que un fármaco contra el paludismo protege al feto de la
infección viral.
Estudiando modelos
experimentales preñadas, descubrieron que el fármaco contra la malaria, la
hidroxicloroquina, bloquea efectivamente la transmisión viral al feto. Ese
medicamento ya está aprobado para su uso en mujeres embarazadas con otros fines
médicos, para disminuir los riesgos de infección por Zika y la enfermedad en
fetos en desarrollo.
Las consecuencias devastadoras
de la infección por el virus Zika se sufren en el útero, donde el virus puede
causar daño cerebral y, a veces, la muerte.
A finales de 2015, los
médicos en Brasil comenzaron a notar un aumento en el número de bebés nacidos
con microcefalia, o cabezas inusualmente pequeñas, un indicador de daño
neurológico. La epidemia pronto estuvo relacionada con el virus Zika
transmitido por los mosquitos, que se extendía por las partes tropicales de las
Américas. Los médicos aconsejaron a las mujeres embarazadas que evitaran las
picaduras de mosquitos usando repelente de insectos y ropa de manga larga. No
había, y todavía no existen, fármacos o vacunas aprobadas para su uso en
mujeres embarazadas para proteger a sus fetos de la infección por Zika.
El feto en desarrollo es
únicamente vulnerable a los daños de la infección, por lo que el cuerpo
moviliza defensas robustas para evitar que los microbios lleguen al feto en
primer lugar y la placenta es la última línea de defensa. Un proceso conocido
como autofagia – la vía de eliminación de residuos celulares por la cual las
células trituran desechos, organelos no deseados y microbios invasores – es una
parte importante de la formidable barrera que hace la placenta a la infección.
Sin embargo Zika no sólo puede invadir la placenta, sino multiplicarse allí.
Para saber más sobre cómo
Zika rompe la placenta, los investigadores infectaron las células de la
placenta humana con el virus Zika y encontraron que la exposición al virus
activaba genes relacionados con la autofagia. Sin embargo, cuando trataron las
células con fármacos para acelerar la vía de la autofagia, el número de células
infectadas con el virus Zika aumentó.
Disminuir
la autofagia celular reduce la infección
Los fármacos que
suprimieron la autofagia llegaron a menos células placentarias infectadas con
el virus Zika. En otras palabras, el virus se multiplicó y se propagó más
eficazmente cuando los investigadores sintonizaron la respuesta de la barrera y se realizaron más lentamente cuando la controlaron. El virus parecía estar
haciendo una forma de artes marciales microbianas, convirtiendo las armas del
cuerpo en su propia ventaja.
Los investigadores
verificaron estos hallazgos usando ratones cuya respuesta de autofagia fue
restringida por niveles bajos de una proteína de autofagia clave. Infectaron
dos grupos de ratones embarazados con Zika: uno en el que el proceso de
autofagia fue interrumpido y el otro en el que funcionó normalmente.
Cinco días después de la
infección, las hembras madres con una respuesta de autofagia débil tenían
aproximadamente la misma cantidad de virus en sus corrientes sanguíneas que los
modelos con una respuesta normal. Sin embargo, en ratones con una respuesta de
autofagia débil, los investigadores encontraron diez veces menos virus en la
placenta y las cabezas de los fetos y menos daño a las placentas.
Sugieren que el virus
Zika aprovecha el proceso de autofagia en la placenta para promover su
supervivencia e infección de las células placentarias. Dado que la
hidroxicloroquina suprime la respuesta de la autofagia, los investigadores se
preguntaron si también podría proteger a los fetos contra Zika y, para
averiguarlo, repitieron el experimento en ratones utilizando sólo animales con
una respuesta de autofagia normal. Los modelos experimentales hembra al día
nueve del embarazo fueron infectados con Zika y luego se les suministró
hidroxicloroquina o placebo todos los días durante los siguientes cinco días.
Tras el tratamiento, los
científicos detectaron significativamente menos virus en los fetos y las
placentas de los roedores que habían recibido hidroxicloroquina. Además, estas
placentas mostraron menos daño y los fetos recuperaron el crecimiento normal.
Tanto las madres no tratadas como las tratadas tenían aproximadamente la misma
cantidad de virus Zika en sus corrientes sanguíneas, lo que indica que, la
hidroxicloroquina fue capaz de proteger a los fetos, incluso cuando el virus
estaba circulando a través de la madre.
Aunque se ha utilizado la
hidroxicloroquina con seguridad en mujeres embarazadas durante cortos periodos
de tiempo, los autores advierten que se necesitan más estudios antes de que
pueda utilizarse en mujeres embarazadas para esquivar Zika. Las mujeres
embarazadas que viven en áreas donde circula Zika pueden necesitar tomar el
medicamento durante el embarazo y se desconoce la seguridad de la
hidroxicloroquina para su uso a largo plazo.
El estudio ofrece nuevas
vías para intervenciones terapéuticas factibles y sugiere que una autofagia
basada en la intervención terapéutica contra Zika puede estar justificada en
mujeres embarazadas infectadas con el virus Zika.
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La
malaria en los niños puede ser una enfermedad mortal
La malaria o paludismo es
una enfermedad que afecta a niños y adultos por igual. Es una enfermedad
que puede resultar mortal, pero que también se puede curar si se trata de la
forma y en los tiempos correctos.
El epicentro de la
enfermedad se encuentra ubicado en Nigeria y la República Democrática del Congo
en África, mientras que en Asia el país más afectado es la India. La malaria es
la enfermedad que más muertes causa en niños menores de 5 años, cada día
fallecen 3000 niños a causa de esta enfermedad.
Síntomas
de la malaria en los niños
El proceso de incubación
varía según la persona afectada, pero suele durar en torno a los 15 días.
El mosquito pica y transmite los parásitos a la sangre del niño infectado,
estos se desplazan y se reproducen en el hígado, para después volver al
torrente sanguíneo para acabar con los glóbulos rojos.
Es una enfermedad con
difícil diagnóstico ya que los primeros síntomas, fiebre, que puede alcanzar
los 41º centígrados, y escalofríos, son comunes a muchas enfermedades. Además
suele presentarse con dolor de cabeza, dolores musculares y articulares, y trastornos
digestivos, como la gripe o una común diarrea.
Como
proteger a los niños de la malaria
Los avances para
encontrar la vacuna contra la malaria aún están en marcha. Existe una
vacuna con la que se trabaja, pero no es eficaz al 100%.
El Anopheles, mosquito
responsable del contagio de la malaria, solo pica de noche, por lo que se
pueden tomar precauciones al respecto. La colocación de un mosquitero con
repelente ha conseguido reducir las muertes por malaria en un 55% en los
últimos dos años.
Además, si se va a viajar
con niños a una región con un alto índice de casos de malaria sería
recomendable la visita previa al pediatra para que le recete algún
medicamento antipalúdico como medida de prevención.
Eliminación de la malaria
Datos recientes revelan
que la aplicación a gran escala de las estrategias recomendadas por la OMS
podría reducir rápidamente el paludismo, sobre todo en zonas donde la
transmisión es elevada, como sucede en África. La OMS y los Estados Miembros
han hecho importantes progresos en la eliminación del paludismo. Por ejemplo,
recientemente Maldivas y Sri Lanka fueron certificados por haber eliminado el
paludismo. El éxito de los países se debe a un intenso compromiso nacional y a
la coordinación de sus esfuerzos con los asociados.
Por primera vez en muchos
años la malaria está en retroceso, como consecuencia de un despliegue
sin
precedentes de las herramientas de control. Los nuevos métodos diagnósticos y
tratamientos
disponibles han contribuido a una mejor identificación de la carga
de la enfermedad real
y un rápido tratamiento de los casos.
Ver :
Efectos del alcohol en el desarrollo cerebral del feto – Síndrome de alcoholismo fetal
Relación entre trastornos del desarrollo neurológico infantil y exposición prenatal a tóxicos y pesticidas
Relación entre trastornos del desarrollo neurológico infantil y exposición prenatal a tóxicos y pesticidas
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