noviembre 27, 2014

Efectos del Alcohol en el Desarrollo Cerebral del Feto – Síndrome de Alcoholismo Fetal


La embarazada no puede beber ni una sola gota de alcohol durante el embarazo


Durante el desarrollo del cerebro fetal, éste es particularmente sensible de sufrir lesiones en el período de sinaptogénesis, en el que se establecen las conexiones entre las neuronas del futuro ser y que van a posibilitar su desarrollo intelectual posterior.

Las mujeres embarazadas no deben ingerir ninguna forma de alcohol. Las mujeres que piensan embarazarse tienen que estar conscientes de los efectos serios y negativos del alcohol en el desarrollo del bebé (feto). Cuando una mujer embarazada toma alcohol, éste atraviesa fácilmente la placenta hacia el feto. Debido a esto, el consumo de alcohol le puede causar daño al desarrollo del bebé.

El ingerir tan siquiera una bebida alcohólica por día durante el embarazo expone al bebé en desarrollo al riesgo de defectos de nacimiento serios. Una pequeña cantidad de alcohol pueden causarle daño permanente al niño.

Los bebés en formación dentro del útero, expuestos al alcohol, generalmente nacen antes de la fecha prevista naturalmente. La circunferencia de la cabeza (perímetro cefálico), el peso y la estatura suelen ser inferiores, lo que implica que todo o parte de su organismo no logra desarrollarse lo suficiente y llega a estar inmaduro (recién nacidos prematuros, que tienen una mortalidad media del 6%).

Estos bebés al nacer con esta alteración, producto del alcohol, no se reponen fácilmente. El peso y la estatura siempre se mantendrán entre los porcentajes o valores más bajos en comparación con niños que nacen sanos.

El uso del alcohol durante el embarazo puede causar problemas serios en los niños y adolescentes :

* Los infantes pueden demostrar un crecimiento lento y un retraso en su desarrollo, características faciales poco usuales, irritabilidad, desórdenes del cerebro y neurológicos, retardación mental y problemas en su afecto hacia los padres.

* Los niños de edad escolar pueden tener problemas con el aprendizaje, poca tolerancia a la frustración, límites sociales inadecuados y dificultades para leer.

* Los adolescentes pueden tener problemas de aprendizaje continuos, depresión, ansiedad y comportamiento sexual inapropiado.


Síndrome de alcoholismo fetal (SAF)

La exposición del feto al alcohol provoca en muchas ocasiones la aparición del llamado síndrome de alcoholismo fetal, que se manifiesta en forma de alteraciones neurológicas y del comportamiento, así como de otras anomalías somáticas que afectan a distintas partes del organismo.

Las mujeres que beben durante el embarazo ponen a sus hijos por nacer en riesgo de desarrollar el síndrome de alcoholismo fetal. El síndrome de alcoholismo fetal afecta el desarrollo cognitivo y físico del feto, que se puede ver durante y después del nacimiento.

Durante la gestación, concretamente durante el período embrionario (aproximadamente desde la 4ª semana al 4º mes) se forman los órganos. Para la formación de estos órganos es necesaria la glucosa y para crearse los metabolismos glucogénicos es necesaria la existencia de dos enzimas:
* Apoenzimas ( de procedencia endógena, las aporta el embrión).
* Coenimas (de procedencia exógena, las aporta el exterior).

Si una sustancia tóxica, como es el alcohol, es ingerida en el momento de la elaboración de esos metabolismos glucogénicos, es posible que afecte a una de esas dos enzimas no funcionando, no uniéndose, haciendo que el órgano que se está formando en ese momento se forme mal o que ni siguiera tenga lugar su formación.

Los niños deben de ser evaluados cuidadosamente por un pediatra, siquiatra de niños y adolescentes u otro clínico con experiencia. La exposición fetal al alcohol se pasa por alto frecuentemente como la causa de los problemas del comportamiento del niño. Los efectos del alcohol en el desarrollo del cerebro durante el embarazo no son reversibles. Sin embargo, la intervención temprana puede reducir la severidad de la incapacidad y mejorar las oportunidades de éxito para el niño. La pronta intervención incluye la terapia ocupacional, educación especial y evaluaciones de terapia del habla.



Señales, síntomas y características de los bebés afectados


Cuatro categorías generales de anormalidad



Facies característica

Las características faciales del niño afectado por este síndrome incluyen un rostro ancho, achatado, un puente nasal bajo y ancho con pliegues epicantales y una nariz corta respingona. Destacan también las fisuras palpebrales relativamente estrechas, que en algunos casos se han visto asociadas a ojos pequeños o malformados.

Inicio prenatal de déficit de desarrollo

Los niños afectados por este síndrome fetal alcohólico exhiben generalmente déficit de desarrollo prenatal; además siguen creciendo mal en el periodo postnatal. El aumento de peso de estos niños es relativamente más lento que el crecimiento lineal. También el desarrollo postnatal del cerebro es deficiente en muchos de ellos, como se comprueba por la circunferencia craneal reducida, factor de gran preocupación ya que implica una disminución de la capacidad funcional.

Reducción de la función del sistema nervioso central, incluido déficit mental

La característica más preocupante es el trastorno funcional del sistema nervioso central. La mayoría de estos niños muestra un retraso significativo del desarrollo o deficiencia mental. El grado de alteración es variable, y puede ir desde anomalías mínimas hasta retraso mental severo. Además, estos niños son con frecuencia nerviosos o irritables en el periodo neonatal. Puede aparecer temblor, que persiste meses e incluso años, y en algunos casos, se ha comprobado que va asociado a una alteración permanente de la función motora fina.

Incremento de la frecuencia de anomalías mayores

Los niños con síndrome fetal alcohólico están también más predispuestos a anomalías estructurales mayores en el momento del parto. Algunos niños presentan lesiones congénitas cardíacas graves. En otros casos se han observado anomalías oculares severas, defectos esqueléticos axiales, anomalías renales, anomalías genitales menores y deformidades posicionales en extremidades, tales como pie zambo y luxación de cadera.


Prevención y tratamiento del síndrome de alcoholismo fetal

La mejor forma para evitar el síndrome de alcoholismo fetal, es prevenirlo,. NO bebiendo ni una sola gota de alcohol. Entre las bebidas alcohólicas no permitidas está incluida la cerveza, el vino, los licores.


Pruebas y exámenes

Un examen del bebé puede mostrar un soplo cardíaco u otros problemas del corazón y, a medida que el bebé crece, puede haber signos de discapacidad en el desarrollo intelectual. Igualmente, puede haber problemas en la cara y los huesos.

Los exámenes son, entre otros :

* Nivel de alcoholemia en mujeres embarazadas que muestran signos de estar intoxicadas.
* Estudios imagenológicos del cerebro (tomografía computarizada o resonancia magnética) después de que el niño nace.
* Ecografía del embarazo.


Investigación

El síndrome de alcoholismo fetal fue identificado por primera vez en Francia, por el Dr. Paul Lemoine (1917-2006), especialista en pediatría, quien dirigió desde 1958 en la región de Nantes, un estudio sobre los niños nacidos de mujeres enfermas por el alcohol, estudio que será el primero, en 1968, en describir exhaustivamente el cuadro clínico de los niños que padecen este síndrome. El estudio fue publicado en una revista confidencial a nivel internacional, L'Ouest médical, e investigadores de Seattle lo redescubrieron cinco años más tarde.

Efectos nocivos del etanol sobre el cerebro fetal
nervio poco desarrollado y
con marcada tortuosidad en la vasculatura venosa
de un portador de síndrome alcohólico fetal

Un grupo de expertos (Ikonomidou C, Bittigau P, Ishimaru MJ et al) ha publicado en la revista Science (febrero 2000) "Las rutas nocivas del alcohol sobre el feto". Informan sobre un nuevo mecanismo que provoca la apoptosis de las células nerviosas en ratas, estimulando los receptores A del ácido gamma amino butírico (GABA). Esta destrucción neuronal se pudo poner de manifiesto gracias a técnicas histoquímicas y mediante la medida del peso del cerebro de las ratas, que fue inferior en aquellas tratadas con etanol.

Los efectos nocivos del etanol sobre el cerebro fetal no sólo se producen con una exposición prolongada al tóxico, sino que se demostró que la ingesta alcohólica en un solo episodio también puede determinar la aparición del cuadro. Este hecho puede provocar niveles de etanol en la sangre necesarios para inducir la apoptosis cerebral (200mg/dl durante al menos cuatro horas o más).

Estos hallazgos destacan que el daño neuronal provocado por el etanol es especial en el período de sinaptogénesis, pero que la sensibilidad de cada grupo neuronal depende del momento en que se expongan al mismo. La consecuencia de esto es que, dependiendo del instante en que se exponga el tejido nervioso al etanol, las neuronas afectadas serán unas u otras y esto provocará un amplio abanico de alteraciones neuropsiquiátricas.


Incluso el consumo moderado de alcohol afecta al desarrollo cerebral del feto

Según un nuevo estudio dirigido por investigadores de las universidades de Bristol, de Oxford, de Leicester y de Nottingham en colaboración con investigadores de la Universidad de Queensland (Australia)publicado en la revista PlosOne en noviembre 2012,  cuyos resultados, a través de los datos de más de 4.000 madres y sus hijos en los años 1990, sugieren que incluso en los niveles de consumo de alcohol considerados seguros, se puede detectar diferencias en los coeficientes de inteligencia de los niños, lo cual depende de la habilidad del feto para metabolizar ese alcohol. Es una evidencia de que, incluso a niveles moderados, el alcohol afecta al desarrollo cerebral del feto.

Los niños cuyas madres beben durante el primer trimestre de embarazo son los que tienen problemas más graves, ya que es durante este período cuando se está formando el cerebro. Las conexiones cerebrales del feto no se pueden formar adecuadamente en presencia del alcohol. Naturalmente, en los primeros meses muchas mujeres ni siquiera saben que están embarazadas. Por eso es importante que las mujeres que quieran quedarse embarazadas adopten comportamientos saludables antes del momento de la concepción.

El estudio se centró en las mujeres embarazadas y ha medido el impacto de este consumo moderado de alcohol en el índice de inteligencia de los bebés, más adelante en la vida, a la edad de 8 años. Los investigadores tomaron en cuenta, en sus conclusiones, las variaciones genéticas de la madre y del niño que afectan el metabolismo del alcohol. Cuando se consume una bebida alcohólica, el alcohol (etanol) se convierte en acetaldehído por un grupo de enzimas, lo que neutraliza el efecto nocivo del alcohol. Las variaciones en los genes que codifican para estas enzimas pueden conducir a diferencias en la capacidad de las personas para metabolizar el etanol.

Como el alcohol atraviesa fácilmente la barrera placentaria y el feto no está tan preparado como la madre para eliminar el alcohol, tiende a recibir una concentración muy alta de esta sustancia, que además permanece en su organismo más tiempo que en el de la madre.


El síndrome de alcoholismo fetal afecta el desarrollo cerebral durante la infancia y adolescencia, y no solamente en el nacimiento

Los investigadores médicos de la Universidad de Alberta, en un estudio publicado en The Journal of Neuroscience en junio 2013, muestran que el desarrollo del cerebro de las personas que nacen con el síndrome de alcoholismo fetal se retrasa durante toda la infancia y la adolescencia.

El equipo escaneó 17 personas con SAF, y 27 personas sin el trastorno, que tenían entre 5 y 15 años de edad. Cada participante se sometió a dos y tres exploraciones, a intervalos variando de dos a cuatro años.

Los investigadores utilizaron un método avanzado de resonancia magnética que examina la materia blanca en el cerebro. La materia blanca se forma conexiones entre diferentes regiones del cerebro y por lo general se desarrolla de manera significativa durante la infancia y la adolescencia. Los que participaron en el estudio fueron escaneados varias veces, para ver qué tipo de cambios se produjo en el desarrollo del cerebro mientras los participantes iban envejeciendo. En los que no tenían el trastorno había un marcado incremento en el volumen cerebral y la sustancia blanca  crecimiento que faltaban en las personas con SAF. El método avanzado de resonancia magnética reveló mayores cambios en el cableado del cerebro de la materia blanca en el grupo SAF y los autores sugieren que puede reflejar una compensación por retrasos en el desarrollo temprano en la niñez.

Estos hallazgos pueden sugerir que cambios cerebrales importantes sucedieron más temprano en el cerebro de los participantes del estudio que no tenían SAF. Este estudio sugiere que las lesiones inducidas por el alcohol del SAF no son estáticas  las personas con SAF tienen un desarrollo modificado del cerebro, no se están desarrollando a la misma velocidad que los que no tienen el trastorno.

El equipo continúa sus investigaciones en esta área, con la esperanza de encontrar un marcador biológico para SAF, y examinar los cambios en el cerebro desde la adolescencia hasta la edad adulta en las personas con el trastorno. La resonancia magnética que el equipo utilizó puede determinar con precisión el daño cerebral presente en las personas con SAF, y podría guiar un día las intervenciones médicas para las personas con el trastorno.





Algunas mujeres que se han abstenido de consumir alcohol durante los primeros meses de embarazo pueden tener la tentación de consumir bebidas alcohólicas en los últimos meses. Pero algunas de las etapas más complejas del desarrollo cerebral se completan durante el segundo y tercer trimestre, un período durante el cual el sistema nervioso puede quedar gravemente afectado por el alcohol. Incluso el consumo moderado de alcohol, y sobre todo las borracheras esporádicas, pueden dañar gravemente un sistema nervioso en proceso de desarrollo.




Las consecuencias del síndrome tienden a intensificarse
a medida que los niños se hacen mayores y se acercan a la edad adulta.



Ver


Trastorno por déficit
 de atención e
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